EL MUNDO – 01/10/16
· El líder del PSOE dice que el Comité Federal tendrá que decidir entre una gestora que permita gobernar a Rajoy o un congreso con voto de los militantes al que se presentaría.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, advirtió ayer por primera vez de que dimitirá si hoy pierde ante los críticos y el Comité Federal tumba el congreso extraordinario y la elección de un nuevo secretario general por votación de todos los militantes que él propone. En su opinión, hoy sólo hay dos opciones: «O se monta una gestora, como algunos pretenden, que lleve al PSOE a que gobierne Mariano Rajoy, necesariamente a través de la abstención», o «deciden los militantes en un congreso». En el caso de que triunfara el primero de los supuestos, Sánchez dejaría su cargo.
Ayer, el secretario general del PSOE –al que ya no reconoce como tal medio partido– leyó una declaración en Ferraz para dirigirse a todos los miembros del Comité Federal –hoy no tendrá intervención– y a toda la sociedad. Y centró el debate sólo en un eje: él se presenta como la única garantía de que el PSOE vote no tanto Rajoy como al PP, al contrario que los críticos.
Pedro Sánchez compareció ayer en Ferraz de forma imprevista para «centrar el debate», dijeron fuentes próximas a él, y plantear la votación del Comité Federal de hoy en términos plebiscitarios: o los casi 290 delegados votan su propuesta de congreso extraordinario y elección de nuevo secretario general con voto de los militantes o estarán apoyando una gestora que se abstendrá para que gobierne Mariano Rajoy. En el segundo caso, advirtió por primera vez, dimitirá.
El PSOE se enfrenta hoy al Comité Federal más tenso y duro de su historia en democracia. Después de una semana endemoniada en la que el partido se ha fracturado por la mitad, finalmente serán hoy los delegados los que decidan si triunfan las tesis de Sánchez o de Susana Díaz. Y sólo puede ganar uno.
En Ferraz se enfrentarán dos partidos distintos: en un lado, el dirigido por Pedro Sánchez, su núcleo de afines y un puñado de federaciones fieles, entre ellas algunas grandes, como el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Enfrente tendrán a la mayor parte del poder institucional y orgánico del partido, encabezado por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y seis de los siete presidentes autonómicos. Las relaciones entre los principales dirigentes de los dos bandos están completamente rotas. De hecho, hasta anoche fue imposible cualquier intento de mediación. Las diferencias se dirimirán hoy votando a cara de perro.
Sánchez no presentará hoy un informe al Comité Federal. Por eso, compareció para adelantar que no seguirá al frente del PSOE si hoy se decide la abstención para que gobierne el PP, porque puede administrar una decisión que no comparte.
«Si el Comité Federal decidiera cambiar su posición y pasar a la abstención, yo no podría administrar una decisión que no comparto. Si algo me enseñaron mis padres es que lo único que tengo y lo único que debo preservar es mi palabra y son mis convicciones», aseveró.
En su primera comparecencia tras la dimisión de 17 miembros de su Ejecutiva, Sánchez defendió su hoja de ruta para oponerse a una investidura del líder del PP, Mariano Rajoy. Su mensaje para salvarse es que su salida supondrá que el PSOE haga presidente a Rajoy. Y advirtió de las consecuencias de esa decisión: «La abstención abriría la legislatura del chantaje y el PSOE no podría bloquear los Presupuestos del Estado o las leyes más importantes que presentara el Gobierno de Rajoy».
Ese es, aseguró, el «auténtico debate» que hoy se vivirá en Ferraz. Sánchez sabe que ante la militancia y ante gran parte de los cuadros del partido, él sólo puede acercarse más a la victoria si se erige en único defensor de un PSOE «autónomo» y «no subalterno del PP», como dijo el lunes. Por eso rehúye el debate sobre los nefastos resultados electorales o la discusión orgánica sobre el futuro. Todo lo centra en una elección plebiscitaria: o él sigue o el PSOE se abstendrá para hacer presidente a Rajoy.
Los críticos resaltaron anoche que, con su comparecencia, demostró que se ve perdedor, «no le salen las cuentas» y lanza un «órdago a la desesperada».
Fuentes socialistas resaltaron que Ferraz no pretende cambiar el orden del día del Comité Federal y que mantiene lo previsto: que voten los militantes el 23 de octubre para elegir al nuevo líder del partido y celebrar un congreso extraordinario en noviembre.
Según Sánchez, el fondo de la crisis en su partido es su posición política, no un debate sobre el modelo organizativo o la estrategia.
El Comité Federal de hoy amenaza con ser un choque de trenes desde su inicio. Los críticos ni siquiera reconocen a la Ejecutiva, ya que la dimisión de 17 miembros de la dirección significa, según entienden, su disolución. Ayer, tres miembros de la Comisión de Garantías –el órgano no se ha reunido porque no ha querido su presidenta– presentaron un informe que certifica que el secretario general y su Ejecutiva ya no lo son, porque ya no tienen quórum.
Los críticos están convencidos de que tienen una amplia mayoría y esperan ganar hoy por 40 ó 50 votos. También la dirección asegura que ganará. En los dos bandos, se han intensificado las llamadas y las presiones a todos los miembros del órgano. Susana Díaz ha estado telefoneando personalmente a delegados dudosos de toda España –a algunos sin conocerlos–, como confirmó alguno a este diario.
Los críticos con Ferraz no eran unánimes anoche en la hoja de ruta a seguir. Unos abogaban por cambiar la mesa del Comité Federal nada más comenzar, para tener mayoría –ahora la componen dos de Sánchez y Verónica Pérez, de la confianza de Díaz–. Para hacerlo tendrían que votar. A partir de ahí, aseguran los críticos, todas las demás votaciones arrastrarían más apoyos. El plan podría pasar después por cambiar el orden del día e introducir directamente la elección de una gestora para dirigir el partido, ya que dan por disuelta a la Ejecutiva.
Sin embargo, fuentes de tres federaciones críticas no lo tenían ayer tan claro. Lo que sí sabían es que el plan de hoy es tumbar todas las propuestas de Sánchez, con lo que a él no le quedará más opción que dimitir, como él dijo ayer.
Fuentes de Ferraz apuntaron que la votación podría ser secreta –basta que así lo proponga un miembro– para garantizar que los delegados votan en conciencia y no a las órdenes de su secretario general regional.
EL MUNDO – 01/10/16