ABC – 20/08/16
· La vicepresidenta reprocha al socialista que no cogiera el teléfono a Rajoy.
· Negativa «Vamos a votar en contra de la investidura. No nos vamos a abstener»
· Alianzas «Rajoy tiene que negociar con sus aliados potenciales, entre los que no está el PSOE»
· Presión «No necesitó al PSOE para la Mesa del Congreso, así que tampoco para alcanzar la presidencia»
El tablero político empieza a moverse, pero el líder del PSOE, Pedro Sánchez, sigue rechazando todas las posibilidades. El bloqueo socialista persiste. No solo votará en contra de la investidura del líder del PP, Mariano Rajoy, a la Presidencia del Gobierno: también se negará a apoyar o a abstenerse en unos Presupuestos Generales del Estado que ni siquiera conoce aún.
«Que Rajoy lo tenga muy claro, el PSOE tiene una posición clara: vamos a votar en contra de la investidura. No nos vamos a abstener», dijo ayer Sánchez desde Ibiza, acompañado de la presidenta balear, Francina Armengol. Un escenario no dejado al azar ya que la socialista gobierna en Baleares gracias al apoyo de Podemos y los econacionalistas de MÉS. Además, Armengol es una de las pocas dirigentes en su partido que ha apoyado públicamente que Sánchez se presente a la investidura liderando un gobierno alternativo con el apoyo de Pablo Iglesias.
La posición de Sánchez sigue siendo inamovible, según argumenta, por «coherencia». El secretario general insiste en su negativa al PP, en la que ahora incluye también unos posibles Presupuestos del Estado presentados por estos, porque los socialistas no serán «cómplices de la corrupción, ni de la precariedad, ni del desempleo». «El PSOE es la alternativa al PP», dijo el secretario general socialista.
Sánchez intentó desviar por todos los medios la presión puesta en su partido para que facilite la investidura de Rajoy. Aunque el socialista reconoció que una alianza entre el PP y Ciudadanos no sería suficiente para evitar nuevas elecciones, instó a Rajoy a seguir hablando con sus aliados potenciales, «entre los que no está el PSOE».
En este sentido, Sánchez se remitió a la constitución de la Mesa del Congreso el pasado julio, cuando el PP no se apoyó en los socialistas para nombrar a Ana Pastor presidenta del órgano de gestión de la Cámara Baja, ni para articular una mayoría en la Mesa. «Así que tampoco necesita al PSOE para alcanzar la presidencia», recriminó ayer. En concreto, los candidatos de PP y C’s para las vicepresidencias de la Mesa sumaron 10 votos más de los que daba su acuerdo. Aunque ningún partido reconoció que fueran suyos –el voto fue secreto y en urna–, se especuló con que cinco vinieron de la antigua Convergencia y otros cinco del PNV.
De poco le sirvió el intento: mientras Sánchez buscaba alejarse del punto de mira, el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ponía el acento en su falta de alternativa: «No tiene sentido que un partido se planteé decirle no al PP sin pensar qué hacer después». Sánchez sigue sin aclarar si su partido presentará una alternativa en el caso de que Rajoy fracase. Por ahora, se escuda en que es el tiempo del PP y de su candidato y que su partido mantiene el respeto institucional. «Démosle un poco de confianza a Rajoy, tiene dos semanas para negociar», expresó Sánchez, que prefirió responder con vaguedad a las preguntas de los periodistas sobre conversaciones con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. «Estamos en un diálogo constante con otras formaciones políticas», dijo.
Más cortante estuvo sobre la «curiosa» fecha de la investidura, que provocaría que de haber terceras elecciones sean el 25 de diciembre. Sánchez llegó a acusar de «poca talla política» a Rajoy. Eso sí, dijo que que atenderá la llamada del líder del PP si se produce porque es «parte de su trabajo». «He escuchado que anda quejoso de que no le cojo el teléfono; si me llama atenderé su llamada y estaré dispuesto a reunirme con él», pero será sin un cambio de actitud: «Ya sabe cuál es la posición del PSOE».
Alternativa: el 1 de enero
Esa llamada «inminente» fue anunciada por la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, quien reprochó al líder del PSOE no haber escuchado a Rajoy para consensuar la fecha de la investidura.
«No quiso ponerse al teléfono y se ha fijado una fecha que permita que España recupere la normalidad», alegó Sáenz de Santamaría, cuestionada por la coincidencia de unas hipotéticas terceras elecciones con el día de Navidad. «Todo el mundo puede opinar sobre la fecha, pero el PSOE está en una situación difícil porque se le dio la oportunidad antes de fijarla y no fue posible», añadió la vicepresidenta, que compareció ante los medios después de la reunión del Consejo de Ministros.
Explicó que solo había una alternativa para el debate de investidura: el 6 de septiembre, que hubiera planteado un problema similar. En ese caso, los hipotéticos terceros comicios habrían caído en dicho escenario el 1 de enero.
En esta encrucijada, Sáenz de Santamaría colocó en la espalda del PSOE la responsabilidad de evitar ese escenario. «Si ofrece el no, tendrá que explicárselo a los españoles, porque es el primer paso para unas terceras elecciones». La vicepresidenta resaltó que España se encuentra en «un momento clave» para su bienestar y valoró la legitimidad del Partido Popular para gobernar el país, después de sumar catorce diputados más en las elecciones del pasado junio que en diciembre de 2015. También elogió la flexibilidad de Ciudadanos para buscar un acuerdo y señaló que es la hora de los políticos: «Nos corresponde a nosotros dar respuestas». Presión a los socialistas.
A pesar de los reproches a Sánchez por su cierre en banda, la vicepresidenta adelantó que la actitud de Rajoy en su trato con el líder socialista será «constructiva». «Esperemos que la de Sánchez y el PSOE también lo sean». Llegó a valorar incluso los puntos en común que comparten ambas formaciones: un programa político «constitucionalista y moderado».
Además, Sáenz de Santamaría evitó anticipar qué haría el PP si Mariano Rajoy no sale investido en la segunda votación, que podría tener lugar el 2 de septiembre, una situación esperable si el PSOE mantiene su posición actual: el no. Hasta noviembre, hay tiempo de volver a intentarlo.
ABC – 20/08/16