EL PAÍS 19/06/17
· El secretario general creará un espacio de coordinación de distintos partidos para «desmantelar» las políticas del PP
Pedro Sánchez ha declarado al PP su principal enemigo y anuncia una oposición sin tregua. Su primer objetivo, ha señalado el nuevo secretario general del PSOE, será buscar una mayoría alternativa parlamentaria que permita sacar a Mariano Rajoy del Gobierno. Si no lo consigue, por “los vetos” entre Ciudadanos y Podemos que de nuevo ha pedido a ambos que levantaran, anunció que tratará de “desmantelar” las principales reformas del Ejecutivo popular. Esta fue la declaración inicial de Sánchez, que no dejó de reivindicar la condición de izquierda para su formación, sin concretar qué políticas propias piensa impulsar desde el Parlamento.
Por segunda vez en tres años Pedro Sánchez se subió a un escenario a desgranar un discurso como secretario general del PSOE. Este domingo el millar de delegados que acudió al congreso de este fin de semana ha respaldado con un 70,5% la lista de los 49 miembros de la ejecutiva que les presentó. Su lenguaje de ahora difiere del utilizado en la clausura del congreso de julio de 2014 y también su planteamiento de fondo.
Una “nación de naciones” que “quiere a Cataluña”
Pedro Sánchez está convencido de que la reforma de la Constitución hacia una España federal es la senda a recorrer hacia el modelo de Estado “que dé cauce a que Cataluña encuentre su sitio” y resuelva así la crisis institucional y política en que lleva años instalada. Los textos aprobados en el 39º congreso del PSOE abogan por el reconocimiento de la “plurinacionalidad” de España como un paso necesario en el que la soberanía “reside en el conjunto del pueblo español”. Miquel Iceta, primer secretario del PSC, aprueba la fórmula elegida: “Las resoluciones del congreso del PSOE son una buena aportación”.
A diferencia de la propuesta que llevó al congreso federal, en la que no se incluyó por escrito la definición de España como una “nación de naciones”, Sánchez sí hizo de nuevo esta afirmación en su discurso. “España no es anticatalana, España quiere a Cataluña porque España es plural y diversa”, también ha asegurado el secretario general, “a favor de España y del catalanismo”.
Tras dos derrotas electorales en seis meses, diciembre de 2015 y junio de 2016, el líder socialista apuesta por proclamarse como el partido de la izquierda española en un intento de despojar a Podemos de la etiqueta y, sobre todo, del electorado. Nunca como hoy el líder del PSOE se había colocado tan cerca de quienes protestaron el 15-M de 2011, una movilización que reflejó el malestar contra los partidos tradicionales y que fue el caldo de cultivo del que nació Podemos. Sánchez dijo entender aquel grito de que las fuerzas parlamentarias de entonces no les representaban.
El reformismo como esencia del PSOE en este periodo democrático y la apelación “a las clases medias y trabajadoras” de hace tres años han sido sustituidas por la referencia única a la izquierda. “Ahora se nos dice que somos el nuevo PSOE, pero somos el PSOE de siempre, el PSOE que gobierna, que no tiene miedo al cambio y que va a ganar las próximas elecciones”, proclamó ante 8.500 militantes, reunidos en Ifema, el recinto ferial madrileño, y la mayoría de los líderes territoriales del PSOE con la excepción de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz y del presidente asturiano, Javier Fernández.
El formato elegido para esta clausura estaba destinado a agradecer a una representación amplia de los militantes su apoyo en las primarias. Las alusiones contra el PP han tenido una excelente acogida —“nuestros enemigos son aquellos que vulneran y atacan la Constitución y la ponen al servicio de los intereses partidarios, y es lo que hace este Gobierno. Este Gobierno corrompe todo lo que toca, empezando por la Constitución”, dijo— así como el anuncio de que trabajará “sin descanso” para lograr una “mayoría parlamentaria alternativa que acabe con esta época negra del Gobierno de la derecha”. El diálogo quiere entablarlo “con el resto de las fuerzas políticas del cambio, respetando la autonomía política de cada una”. Esto no es nuevo sino que así empezó a denominar a Podemos y Ciudadanos tras las elecciones de diciembre de 2015. No fue posible entonces y no parece que ahora exista la posibilidad de que este trío puede ser una realidad ante los vetos mutuos de ambos. Además, los pronunciamientos últimos de Sánchez no cuentan con el apoyo de Ciudadanos aunque habrá que ver en el Parlamento si es posible la colaboración, al menos, parcial.
Tanto Podemos como Ciudadanos se encontrarán con un PSOE cuyo secretario general declaró a su partido de izquierdas en no menos de 30 ocasiones. En sus citas, estuvo el líder socialdemócrata alemán, Willy Brandt, el expresidente del Congreso y padre de la Constitución Gregorio Peces-Barba y citó las políticas más genuinas implantadas por el PSOE por los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Sánchez ha citado su legado pero no ha llegado a mencionarlos. “La socialdemocracia es ser de izquierdas y nos sentimos orgullosos de ser de izquierdas”, fue una de las fórmulas utilizadas.
De los trazos que Sánchez dibujó se desprende que no confía mucho en el triunfo de una moción de censura a Rajoy, sino que considera más realista poner en marcha “un espacio de coordinación parlamentaria para desmantelar las peores reformas del PP”.
Así, ha anunciado que quiere poner en práctica “mayorías alternativas” ante un Gobierno que “vulnera la Constitución todas las semanas desde el Consejo de Ministros”, aseguró. Las reformas de las que reniega se produjeron en la anterior legislatura de Rajoy y no en este aún corto período de andadura parlamentaria. El PSOE es leal al “Estado pero no al Gobierno”, insistió en una diferenciación inédita hasta ahora al referirse al apoyo de los socialistas a políticas de Estado. En este apartado citó los casos de corrupción que afectan al PP.
Las palabras de Carme Chacón en el congreso de Sevilla cuando se enfrentó a Rubalcaba le han servido de broche final. “Si decimos izquierda es izquierda. Si decimos cambio es cambio”. “Pongamos rumbo a La Moncloa”, concluyó. Tras ello, La Internacional fue cantada con todo el público en pie y muchos puños en alto.