Miquel Giménez-Vozpópuli

En estos tiempos de elipsis, eufemismos y cortinas de humo empleadas por los políticos para disimular la verdad es refrescante escuchar a Isabel Díaz Ayuso hablar sin condón, y perdonen ustedes la parábola. Porque la presidenta madrileña tiene la sanísima virtud de expresar lo que piensa de manera clarita y sin opacidades cobardes. Así lo ha hecho ante la petición insistente por parte del sátrapa monclovita, vía ministro Bolaños, para que el PP vote a favor del decreto anticrisis ante la defección de Junts. Ayuso ha dicho que se busque la vida y que el PP no debería votarle nada al figura porque no se puede uno pasar la vida escupiéndote para luego pedirte que le saques las castañas del fuego.

Y tiene razón. Este PSOE que vivimos, que es el de verdad y no la anomalía socialdemócrata de Felipe, tiene su razón de existir, no en mejorar la vida de nadie que no sean ellos mismos, no, la tiene en destrozar la derecha. Y como derecha es todo lo que no les baila el agua, debemos concluir que los socialistas pretenden eliminar todo lo que no sean ellos. Y no me vengan con que si el sentido del estado, que si la responsabilidad, que si España o que si puñetas. Lo mejor que le puede pasar a nuestro país es que Sánchez salga de Moncloa, dejando el campo libre para que un gobierno con dos dedos de frente y exento de odios y patologías intente ver cómo se rehace el país. El auténtico sentido del estado radica en no ayudar a Sánchez más que a hacer las maletas, y todavía. Esa es la razón que inspira el pensamiento de Ayuso y el de cientos de miles de españoles que, hayan o no votado al PP, entienden que al autócrata no hay que darle ni los buenos días. Bien sé que dentro de su partido a la lideresa le están haciendo vudú por lo bajini, porque su claridad y su transparencia chocan con esa política de mandarín oriental con la que en demasiadas ocasiones actúa el principal partido de la Cámara. Es una lástima que sea la presidenta y no Feijoó quien haya pronunciado la frase de que con Sánchez no hay nada que pactar. En política lo que más aprecia la gente es la claridad de conceptos. De ahí que Ayuso sea la más temida, odiada y atacada de toda la gente que manda en el PP. Porque habla claro y no se corta un pelo. Igual que lo hacían Margaret Thatcher y Angela Merkel o ahora la presidenta Meloni.

Lo mejor que le puede pasar a nuestro país es que Sánchez salga de Moncloa, dejando el campo libre para que un gobierno con dos dedos de frente y exento de odios y patologías intente ver cómo se rehace el país

Es de justicia poética que Sánchez reciba lo que ha sembrado. Junts pasa del mismo tío que los va a amnistiar. Por eso mismo, que se espabile con los que le han aupado a la poltrona. Que pida auxilio a los que quiere vilmente amnistiar. Que en lugar de Bolaños envíe a Santos Cerdán a Waterloo, a Suiza o a Matalascabrillas del Monte a reunirse con los golpistas, el mediador y la madre que los trujo, y les suplique sus votos. Y que deje en paz al PP. Que pordiosee entre la garduña que le apoya, a ver qué saca. Porque nadie con un mínimo de decencia puede pactar y mucho menos dar oxígeno a Sánchez, ese político que ha blanqueado al crimen, al golpismo y a la delincuencia haciéndolos pasar por progresismo y solidaridad.

Si Sánchez estuviera en la Legión –cosa que igual le vendría bien–, se plantase ante un cucales, es decir, un cabo reenganchado varias veces, y le dijera que, ay, mire, mi cabo, estos no quieren ayudarme, ¿saben lo que respondería el cabo? “Búscate la vida, que estás en la Legión”. Pues eso, nene, ya sabes lo que te toca. Ah, y estás de imaginaria.