ABC 24/04/16
· Ferraz cree que los diputados que Iglesias y Garzón ganen juntos se los quitarán al PP
El PSOE afronta una de sus campañas electorales más inciertas. Todo o nada para Pedro Sánchez, trasladarse de Ferraz a La Moncloa… o a su casa. Obligado a articular un discurso lo suficientemente de izquierdas como para que la alianza Podemos-IU no amenace la segunda plaza del PSOE –«sería el principio del fin», se coincide internamente–, tendrá además que articularlo sin contradecir el pacto con Ciudadanos. «La cuadratura del círculo», vaticinan los críticos.
Luena y la «gran pinza» de PP y Podemos «Aquello que menos quiere la sociedad española, una repetición de las elecciones, es por lo que trabajan Rajoy e Iglesias. A veces se parecen demasiado»
El miércoles, cuando una filtración, posteriormente desmentida, dio por hecha la entente entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón, se desataron los nervios en la sede socialista. IU conserva una penetración rural –sobre todo en Andalucía (80 alcaldías)– de la que carece Podemos y eso hizo saltar las alarmas en Ferraz. Pero, analizado provincia a provincia, han frenado el pesimismo inicial porque la subida del tercer partido (Podemos y sus confluencias tienen 69 escaños) arrebataría diputados en los restos al primero, el PP, y en algún caso al cuarto, Ciudadanos, pero no al segundo, el PSOE.
Dicho de otra manera: manteniendo el PSOE sus 90 escaños de hoy, si la alianza Podemos-IU no le rebasa el 26-J, Pedro Sánchez tendrá muchas más posibilidades de convertirse en presidente del Gobierno, paradójicamente. Los tres suman ahora 161 escaños. Con una decena más que obtengan Iglesias-Garzón el 26-J, esa investidura estaría más cerca. Superados los 170 diputados, para llegar a mayoría absoluta (176) ya solo necesitará al PNV (6), no a los 18 diputados independentistas de ERC y DiL, y los barones tendrán dificil oponerse.
El sector crítico no lo ve así. Cree, como el PP, que la abstención va a perjudicar más a la izquierda; sobre todo a Podemos, por su actitud obstruccionista en estos cuatro meses. Ese sector está muy preocupado por las dificultades de estrategia y dicurso que afronta el PSOE en los próximos dos meses, algo que se reconoce en sectores del oficialismo. «Yo no me centraría mucho en echar las culpas a Podemos ni a nadie y hablaría de futuro», sostiene un integrante de la actual Ejecutiva con buena relación con el secretario general, consciente de que recordar continuamente al electorado una investidura fracasada no es bueno.
C’s ahora perjudica
Salvo en el círculo más cercano a Sánchez, en el PSOE nunca se vio con buenos ojos tanta «fanfarria» en la firma del acuerdo con Ciudadanos por parte de Pedro Sánchez y Albert Rivera, porque maniata negativamente al partido ante lo que ya intuían iba a ser una segura repetición de elecciones.
No en vano la resolución que ellos mismo impusieron a Sánchez en el Comité Federal del 28 de diciembre, una semana después del 20-D, dejaron claro que ni abstención con el PP ni gobierno de izquierda con Podemos porque necesita apoyo independentista.
Sánchez tiene la maquinaria electoral «al ralentí» y el Comité Federal la pondrá a pleno rendimiento en su reunión del 30 de abril. En la campaña, el portavoz del Grupo Socialista en el Senado, Óscar López, tendrá un papel «importante», aseguran algunas fuentes. López y el portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, salieron el mismo jueves a contrarrestar la alarma interna diciendo a Podemos e IU que no se crean el «cuento de la lechera», que «dos más dos no suman cuatro» en política. Hoy, tras el estudio provincial, el análisis ya es otro.
Ayer, el secretario de Organización del PSOE, César Luena, criticó que tanto Mariano Rajoy como Pablo Iglesias han construido «la gran pinza» que trabaja por unas nuevas elecciones y no «por buscar soluciones» al bloqueo en las negociaciones de investidura.