Gorka Maneiro-Vozpópuli

  • El PSOE es un partido de hipócritas que utiliza esto o aquello según sus intereses

En el fondo no haría falta ni que decirlo, dado que se trata de un derecho constitucional perfectamente garantizado en España, pero más vale empezar por lo obvio para que a los profesionales de la tergiversación y el engaño les cueste más de lo habitual manipularnos y para que Ángels Barceló lo entienda: existe en nuestro ordenamiento jurídico el derecho a la manifestación, siempre que las protestas se encaucen pacíficamente y de modo democrático, o sea, respeten las libertades del resto y los límites legales establecidos.

En el caso que nos ocupa, existe el derecho a salir a la calle y protestar por los crímenes que el Gobierno de Israel está cometiendo en Gaza, injustificables desde cualquier punto de vista aunque perfectamente explicables: la intervención del ejército israelí responde a la pretensión de Netanyahu de expulsar a los gazatíes de Gaza y, a continuación, a los palestinos de Palestina, para hacerse a continuación con el control de todo el territorio.

Aun cuando el propósito único fuera el loable objetivo de acabar con el terrorismo que los amenaza, dichos actos serían igualmente inaceptables, porque el deseo de alcanzar este objetivo no justifica la eliminación física de miles de civiles inocentes o la expulsión de su territorio, por mucho que los terroristas de Hamás los utilicen o se escondan entre ellos. O sea, que el fin no justifica los medios. Todo Estado tiene el derecho a defenderse de quienes pretenden destruirlo, pero hay una serie de normas y leyes internacionales que deben respetarse.

Es cierto que acabar con el terrorismo no es cosa sencilla y cuesta tiempo, especialmente cuando los terroristas han hecho de la eliminación de Israel su modus vivendi y cuentan con aliados muy poderosos, pero es como debe hacerse. Lo que no puede hacerse es bombardear a la población civil porque los criminales se esconden tras ella o la utilizan como escudos humanos. Así que sí, manifestarse para parar esta guerra o al menos protestar ante los desmanes del Gobierno de Israel no sólo es legítimo, sino saludable democráticamente.

Sin embargo, lo que no puede hacerse es emplear la violencia, como se ha hecho contra la Vuelta a España, sus organizadores, sus aficionados o los deportistas que participan en ella, ninguno de los cuales tiene culpa de lo que está ocurriendo en Gaza. Es decir, que no puede hostigarse a nadie porque su Gobierno haga una cosa o su contraria. Distinto es que lo que se pretenda sea expulsar a los judíos de nuestro país por el solo hecho de ser judíos, lo cual tiene un nombre y se llama antisemitismo.

Si el Gobierno de España quiere impulsar medidas diplomáticas más contundentes que las actualmente vigentes para parar a Israel, puede hacerlo, como se ha hecho, sin ir más lejos, en relación a Rusia y sus crímenes en Ucrania, como la aplicación de sanciones, la reducción de los intercambios comerciales o la expulsión de sus representantes de las competiciones europeas.

Porque, si Sánchez de verdad considera que lo que Israel está cometiendo en Gaza es un genocidio, lo que se espera es que llame a tomar medidas en el ámbito diplomático, no que llame a los más exaltados a tomar las calles y boicotear la Vuelta violentamente; además, que recordemos, nunca se ha detenido un genocidio deteniendo una competición deportiva. Otra cosa es que no pretenda detener nada sino, para variar, obtener réditos políticos con sus soflamas.

¿Con quién va el Gobierno?

Que haya quien se manifieste contra los crímenes de Israel o a favor de Palestina es esperable, y está ocurriendo en otras partes del mundo. E incluso que veamos a Irene Montero y Ione Belarra (¡protegidas por sus escoltas!) vociferando y amenazando a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado forma parte de lo que ya hemos visto en otras ocasiones, ya que, al fin y al cabo, aparte de ser militantes de la causa palestina, son amigas de Arnaldo Otegi.

Lo insólito y hasta sobrecogedor es que quienes deben velar por que la Vuelta se desarrolle con normalidad no sólo no cumplan con su principal función por la que cobran un sueldo público sino que celebren que se suspendiera la Vuelta cuando su responsabilidad es que llegara sin problemas a término. Pero esta es la España de Sánchez y estos son los ministros que padecemos y nos toman por imbéciles.

Porque, ¿con quién iba anteayer el Gobierno de España: con los responsables de la organización de la Vuelta, la Policía, los aficionados y los deportistas… o con quienes los atacaron violentamente? Efectivamente, con los manifestantes violentos que, según Marlaska, se manifestaron pacíficamente… y provocaron veintidós policías heridos.

Dictaduras en el Mundial de España

Lo del delegado del Gobierno de Madrid, Francisco Martín, es de juzgado de guardia: no sólo no dimite sino que celebra el fracaso de su operativo de seguridad, premeditadamente organizado para que fracasara. Y sigue en su puesto, claro, junto con el resto de irresponsables que rodean a Sánchez. Sin embargo, no es sorprendente y lo raro sería lo contrario, ya que llueve sobre mojado: Sánchez, al que le da igual una cosa que su contraria, utiliza la causa palestina en su beneficio, como hace con todo. Y sus peones hacen el resto: como no dan para más, se dedican a cumplir órdenes.

Todo para arrimar el ascua a su sardina, cambiar la conversación pública, desviar la atención de los asuntos turbios que le afectan y obtener lucro político. Y como no tienen límites morales, van con todo. Aunque suponga boicotear la Vuelta y ahondar en el desprestigio nacional e internacional de España.

Es todo de una hipocresía inmensa: me refiero a los miembros del Gobierno de Sánchez, no a quienes, solidarizándose con los palestinos inocentes, se manifiestan pacíficamente. Se organizan competiciones en lugares donde se vulneran todos los derechos humanos imaginables y Sánchez guarda silencio. España acaba de disputar el Eurobasket, competición en la que ha tomado parte Israel, sin que nadie haya abierto la boca. En 2030 organizaremos el Mundial de Fútbol y estarán representadas dictaduras y satrapías de todo pelaje. Y, en breve, tanto el Real Madrid como el Barca jugarán contra el Maccabi de Tel Aviv en competición europea de basket.

 

Pero el PSOE es un partido de hipócritas que utiliza esto o aquello según sus intereses, así que guardará silencio. España es hoy un país al borde del colapso institucional. Y, desgraciadamente, todo irá a peor, porque Sánchez, con la vista puesta en las elecciones de 2027, no va a parar. Y de él puede esperarse cualquier cosa.