ABC – 31/03/16
· El líder de Podemos «renuncia» a ser vicepresidente del Gobierno, pero propone tres nombres para ocupar ese sillón.
· Los líderes del PSOE y Podemos acuerdan mantener abierto el diálogo, sin fecha, y convocar a Ciudadanos a reuniones entre las tres formaciones.
La representación empezó poco antes de las 10.30 horas en la esquina del Congreso con la calle de Cedaceros. Allí, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias habían pactado encontrarse y caminar juntos, Carrera de San Jerónimo abajo, ante las cámaras. Luego se dirigieron a territorio del PSOE, a la sala Martínez Noval, para mantener una reunión que duró dos horas, sin corbatas y sin documentos previos. Ambos pactaron sus comparecencias: sonrisas, tono positivo, llamada a mantener abierta una vía de diálogo y posibilidad de acuerdo para formar Gobierno.
Para ello contaban, cada uno a su manera, con Ciudadanos, el tercer protagonista, que vigilaba desde otra sala las palabras de Sánchez y de Iglesias ante la prensa. Podía sonar a desbloqueo político, 101 días después de las elecciones, hasta que llegó el turno de José Manuel Villegas, mano derecha de Albert Rivera, y echó un auténtico jarro de agua fría sobre el PSOE y Podemos. Si la formación morada está en el Gobierno, con ellos que no se cuente, advirtió.
El baño de realismo de Villegas tras las comparecencias de Iglesias y Sánchez volvió a poner las cosas en su sitio y a mostrar que un pacto entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos, con el que parece soñar Sánchez para ser presidente del Gobierno con el voto de todos ellos, resulta muy difícil, por la «incompatibilidad» declarada entre la formación morada y la naranja.
El acuerdo «vigente»
Solo unas horas antes, el martes por la noche, el PSOE y Ciudadanos reafirmaron en el Congreso su acuerdo de Gobierno. «Está plenamente vigente», sostuvieron ambas partes. «Es la base de cualquier negociación», añadieron. Es cierto que Sánchez no tenía ningún interés en llevar ese documento de 200 puntos a su reunión con Iglesias, porque tenía que ser un diálogo «sincero y abierto». Y quizá por eso Iglesias dio por hecho que en futuras reuniones con el PSOE se hablará del programa socialista y del suyo propio, y de nada más, como dejó claro en su rueda de prensa. Ciudadanos, si quiere, se puede sumar «con la abstención», puntualizó el líder de Podemos. Los de Rivera tomaban nota en la sala de al lado.
Iglesias compareció esta vez en solitario, pero con una gran sonrisa, para compensar quizás esa otra imagen irascible que ofrece de vez en cuando. Ayer tocaba la cara buena. «La reunión ha sido cordial. Hemos empezado hablando de literatura, de series y de cine», comentó muy relajado. Luego Sánchez añadiría que el encuentro había sido «cálido». Y ambos acordaron convocar a esa calidez a Rivera, para mantener una reunión entre los tres.
Iglesias siempre lleva su «regalo» a estas reuniones. No fue solo el libro de la historia de baloncesto que entregó a Sánchez, con una dedicatoria que publicó en Twitter rápidamente, sino todo un simulacro de cesión política. «Si el problema para formar un Gobierno a la valenciana soy yo, estoy dispuesto a ceder y no estar en ese gobierno», aseguró.
Al parecer, y según contó él mismo, Sánchez le había dicho que su presencia como vicepresidente incomodaba al PSOE. Así que «renuncia» a un puesto que se pidió para él mismo el 22 de enero. Eso sí, mantuvo su exigencia de que el número dos de ese gobierno sea de Podemos, y sugirió tres nombres: «Echenique, Errejón y Bescansa». Poco después, Sánchez replicó que «él se propuso solo, y él se excluye solo ahora».
Veto a Ciudadanos
La versión de Podemos sobre el contenido de la reunión dejaba a Ciudadanos fuera de un acuerdo de gobierno por completo. «No vemos un gobierno en el que estén Ciudadanos y Podemos simultáneamente», dijo. Su idea es la «vía valenciana», es decir, la coalición de partidos solo por la izquierda, sin una sola sombra de Ciudadanos ni, mucho menos, del partido ganador, el PP. Ahora bien, según Iglesias, el acuerdo ya firmado entre el PSOE y Ciudadanos «podría servir» para que los de Rivera «faciliten la investidura». Es decir, para que se abstengan. Sería algo así como un doble pacto del PSOE, uno con Podemos para formar gobierno de coalición y otro con Ciudadanos, para que facilite su investidura, pero nada más.
Para acabar de confundir las cosas, Iglesias descartó una abstención si se mantiene el pacto sellado entre el PSOE y Ciudadanos. En ese caso, volvería a votar en contra, como ya hizo en la primera investidura fallida de Sánchez.
Sobre el referéndum en Cataluña, que Podemos defiende, Iglesias desveló que a Sánchez no le parece mal que el PSC y En Comú Podem dialoguen para encontrar un consenso. El líder del PSOE explicó después que se trataría de buscar una solución a través de una reforma constitucional que impusiera un modelo federal.
Sánchez también posó con la mejor de sus sonrisas para mostrar que la reunión le había salido bien. «Con toda cautela, y con todas las dificultades, hoy estamos más cerca de un gobierno del cambio que de repetir elecciones». «Se vislumbra» una opción para formar un ejecutivo «reformista y progresista», con el apoyo de Podemos y Ciudadanos. El problema, como admitió acto seguido, es la manera de materializar ese deseo. «Propongo la vía del 199», dijo, en alusión a los votos que suman PSOE, Ciudadanos y Podemos. Antes, Iglesias había defendido la «vía del 161», que son los votos del PSOE, Podemos e IU, frente a la «vía del 131», la de PSOE, Ciudadanos y Coalición Canaria, que ya fracasó.
«La noticia hoy es que Iglesias ha dicho sí a entrar a negociar con PSOE y Ciudadanos», interpretó, con un «optimismo moderado». Fue una de cal y otra de arena, porque también subrayó que cualquier negociación a partir de ahora se basará en su acuerdo con Ciudadanos: «Soy un hombre de palabra».
ABC – 31/03/16