EL MUNDO – 03/05/16 – VICTORIA PREGO
· Después de lo que hemos vivido, es un error de libro el empecinarse en mantener la misma actitud de confrontación insuperable con la que se ha estado navegando los últimos cuatro meses. Ese no moverse de la posición en un gesto de terquedad que no le ayuda es la equivocación en la que Pedro Sánchez se empeña en seguir enrocado. Y es un error, primero porque no es el momento de repetir vetos como si aquí no hubiera pasado nada. Y segundo, porque esa decisión le vuelve a dejar en manos de lo que quiera hacer con él y con su partido el señor Iglesias, sabedor desde el minuto uno de que el socialista va a verse obligado a volver a mendigar su apoyo porque las demás salidas las tiene cegadas si persiste en su cerrazón.
Lo primero que ha hecho Rivera en cuanto se ha cerrado definitivamente la posibilidad de que pudiera salir en el último segundo un candidato con apoyos ha sido coincidir con Rajoy, en el sentido de que no se podía empezar la campaña con las mismas exigencias con las que se ha cerrado esta legislatura infinitesimal y estéril. Eso significa que el líder de Ciudadanos aborda las jornadas posteriores a las elecciones liberado de lo que todos se empeñan ahora en llamar líneas rojas. Rivera se va a atener a lo que digan las urnas y eso puede significar que los resultados le inclinen a buscar un pacto con el PP previas negociaciones y acuerdos a los que sin duda los populares estarán más que dispuestos.
Si se cumple la tendencia que marcan todos los sondeos, el PP va a seguir siendo la fuerza más votada, ya veremos si con los mismos escaños o no. Pero si consigue mantenerse con el mismo número de diputados o logra aumentarlos aunque sea poco, no habrá modo de negarle por segunda vez la primogenitura y su derecho a formar Gobierno ratificado por segunda vez por los electores.
Si Sánchez se obstina en su negativa a sentarse ni siquiera a hablar con Rajoy, corre el riesgo de perder más apoyos por su derecha de los que podría ganar por su izquierda. El argumento de la corrupción para ir contra el PP es respetable y tiene todo el fundamento, pero su partido no está exento de responsabilidad en los casos de mayor corrupción por volumen económico que hemos padecido en los últimos años. Lo que aquí interesa es que haya un acuerdo entre los partidos de gobierno para que una situación como la que hemos padecido no se vuelva a repetir. Eso es lo que importa por encima de todo.
La parte principal de los argumentos de Sánchez tiene también que ver con la política económica llevada a cabo por el PP, pero en una negociación el PSOE podría obtener cesiones que satisfarían sus objetivos. Es difícil no pensar que Jordi Sevilla y Luis de Guindos, por poner un nombre de cada parte, acabarían llegando a acuerdos.
Sánchez corre el riesgo de arrastrar al Partido Socialista a la irrelevancia y al desánimo para mucho tiempo. Debería abandonar esa garita en la que se ha metido y desde la que es seguro que no va a ganar ninguna batalla.
EL MUNDO – 03/05/16 – VICTORIA PREGO