- Algún día sabremos a qué atiende la sumisión del actual presidente al Rey de Marruecos, al que no deja de lisonjear
Zapatero debería estar más callado que un helecho tras haber contribuido a blanquear el enésimo pucherazo de Maduro y dar oxígeno a su repugnante dictadura. Pero no. Con jeta de acero inoxidable, continúa haciendo bolos por doquier e impartiendo supuestas lecciones plagadas de topicazos de la izquierda. Ayer, mientras escuchaba un informativo, me encontré con su voz grave y bien modulada, que proclamaba con solemnidad: «La discriminación de las mujeres es la mayor lacra de la historia». A continuación se largaba un pomposo alegato feminista.
Todos estamos a favor de idénticas oportunidades para mujeres y hombres, ¡faltaría más! Pero lo que no hacemos es incurrir en la hipocresía que practica el PSOE con su supuesto feminismo.
Las declaraciones de Zapatero a favor de las mujeres llegaban al día siguiente de que Marruecos, atendiendo a las leyes islámicas que allí imperan, decidiese mantener la poligamia de los varones y la discriminación de las féminas en las herencias, aunque atenuando un poco tan execrables prácticas. Es decir, a solo 14 kilómetros al sur de nuestras fronteras impera en pleno siglo XXI el más cavernícola machismo. ¿Y qué hacen Zapatero y nuestro Gran Timonel «progresista, ecologista y feminista»? ¿Critican a la satrapía de Mohamed VI por relegar a las mujeres? Todo lo contrario, Sánchez no cesa de lisonjear al Rey de Marruecos, hasta extremos inexplicables (o quizá no tanto).
Hace una semana, la Internacional Socialista, que no ha encontrado presidente mejor que Sánchez, celebraba su congreso. Su líder hizo allí una encendida defensa de la democracia frente a «la amenaza de las derechas». ¿Y qué lugar eligió Sánchez para la cita? Rabat, pues es bien conocida la enorme solera democrática de Marruecos. Se trata de una democracia tan avanzada que el sultán mangonea el país a su antojo y se lucra de todo lo que se mueve (por no hablar del sarcasmo que supone ver a Sánchez dando lecciones de democracia mientras en España la debilita día a día).
Mientras Canarias se ve atiborrada de pateras como nunca y Marruecos se fuma el acuerdo para abrir las aduanas de Ceuta y Melilla, la sumisión de Sánchez hacia el vecino del Sur sigue siendo absoluta.
Cuando llegó al poder en 2018, Sánchez derrapó diplomáticamente. En lugar de visitar al vecino del Sur en su primera salida al extranjero, como era tradición, se subió al Falcon para hacerse selfis en el Eliseo con Macron, por entonces todavía con etiqueta de guay. Más tarde pisó otro callo más al orgulloso monarca marroquí, al dar atención médica en España en abril de 2021 al jefe del Polisario. Mohamed ardió en cólera y los días 17 y 18 de mayo de 2021 propició que una marea humana de 8.000 personas (1.500 menores) llegase a Ceuta por la playa de Tarajal. Tras esa exhibición de fuerza, en ese mismo mes de mayo alguien entra por dos veces en el teléfono móvil del presidente español y lo vacía (amén del de la ministra de Defensa).
A partir de ahí, sorpresa. Sánchez muta en el más devoto servidor de Mohamed. En marzo de 2022, y sin informar al Rey ni al Parlamento, vira nuestra política histórica sobre el Sahara para someterse a la de Marruecos. Al mes siguiente, el Comendador de los Creyentes lo recibe para una cena de Ramadán, de la que Mi Persona sale encantado, anunciando las mejores relaciones y un acuerdo para reabrir las aduanas de Ceuta y Melilla. El gran Albares concreta que se hará real en enero de 2023. Mohamed se ha fumado todo aquello -las aduanas siguen cerradas- y además hostiga las plazas españolas de modo más o menos sutil. Y mientras, Marruecos se está rearmando aceleradamente.
¿Y cómo ha reaccionado Sánchez? Primero se fue de veraneo a Marruecos con su familia en plena canícula de agosto. Extraña elección, salvo que te guste achicharrarte. Luego practicó un lamentable entreguismo respecto al Mundial compartido de 2030, donde ni estamos dando la batalla para que se cumpla la lógica y España albergue la final. Además se ha llevado la Internacional Socialista a Rabat, y por el medio, ni un reproche jamás a Marruecos (aunque algo tendrá que ver con la oleada migratoria que nos está desbordando). Por supuesto al gran feminista le parece estupendo que los hombres marroquíes puedan practicar la poligamia.
¿Qué pasa aquí? O a Sánchez le gusta mucho el cuscús… o alguien lo tiene pillado de su teléfono.
8 de mayo de 2023: un informe del Parlamento Europeo señala a Marruecos como el posible agente que vació el móvil de Sánchez. Mutismo de nuestro Gobierno, que jamás ha explicado quién se llevó 2,6 gigas y 130 megas de material privado del teléfono del presidente, o si había algo delicado en esos archivos.
Todo indica que el presidente más débil que hemos tenido no es solo rehén de Puigdemont.