EL MUNDO 14/07/14
· Supera con claridad a Madina al obtener el 49% de los votos
· La participación alcanza el 67%
· Ofrece a sus rivales un congreso de unidad «para trabajar en un proyecto ganador»
Los militantes del PSOE votaron ayer de forma masiva y emitieron un veredicto inapelable. Más de 130.000 afiliados socialistas (un 67% del censo del censo total) votaron ayer de forma mayoritaria a Pedro Sánchez como nuevo líder del partido. El candidato madrileño sacó 13 puntos a Eduardo Madina y obtuvo un 49% de los votos frente a un 36% del aspirante vasco.
Tras conocer los resultados, Sánchez se proclamó ante más de 200 eufóricos dirigentes y militantes socialistas concentrados en la sede federal del partido como el líder que «quiere cambiar el PSOE para cambiar después España». Y ofreció a sus rivales y a todos sus compañeros un «congreso de unidad» para «empezar a trabajar en un proyecto ganador».
Pedro Sánchez era el favorito ya desde la mitad de la campaña electoral para la consulta. Y ayer confirmó su autoridad con una diferencia muy amplia sobre Eduardo Madina que nadie se había atrevido a pronosticar.
Pedro Sánchez se convirtió anoche en el secretario general del PSOE con más respaldo de la historia al tener detrás el voto de más de 62.000 militantes, más del 49% del censo. Por primera vez en la historia, uno de los principales partidos españoles ha elegido a su líder con el voto directo y secreto de los afiliados. Como aseguró Sánchez anoche, «el PSOE ha respondido a la crisis de la democracia con más democracia».
El nuevo líder socialista –madrileño de 42 años y doctor en Económicas– bajó al salón de actos de la sede socialista de la calle Ferraz tras conocer los resultados. Allí fue aclamado por los más de 200 afiliados y dirigentes reunidos en la sede federal. Ante ellos, prometió ser «un secretario general de unidad», un líder «para el cambio» para «trabajar en un proyecto ganador».
El nuevo secretario general marcó las tres prioridades del nuevo PSOE: «Proteger a los más débiles», «unir España» y «construir una Europa diferente a la de la actual mayoría conservadora».
Un PSOE, prometió, «con una Ejecutiva tan a la izquierda como la militancia». «El cambio en el PSOE», concluyó, «es el comienzo del cambio en España y el principio del fin de Rajoy como presidente». «Sólo el PSOE», proclamó, «puede gobernar España con un proyecto progresista que no caiga en el populismo y en la demagogia», dijo en referencia a Podemos y también a IU.
Sánchez reiteró que en el PSOE «somos socialistas, no nacionalistas», apostó por reforzar los lazos con el PSC y felicitó al nuevo líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.
Detrás de Sánchez, Alfredo Pérez Rubalcaba, Madina y Pérez Tapias le aplaudían, dando la imagen de unidad del partido que busca el dirigente madrileño.
Los afiliados dieron la espalda con sus votos al todavía secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Eduardo Madina, que obtuvo un 36% de los sufragios, con lo que se quedó a más de 13 puntos de su adversario, una distancia mucho mayor de la que todos esperaban. En tercer lugar, José Antonio Pérez Tapias, de Izquierda Socialista, obtuvo un meritorio 15%.
El PSOE hizo historia con la consulta a la militancia, como destacó Rubalcaba. Y la respuesta de los afiliados fue importante. A mediados de julio y con gran parte de los españoles de vacaciones, el 66% de los militantes se acercaron a votar a sus agrupaciones en toda España de forma ordenada y sin ningún incidente.
Sánchez tuvo una importante victoria en toda España. No sólo arrasó en Andalucía, como se esperaba. En el feudo de Susana Díaz casi triplicó los votos de Madina (61,5% frente a 23,15%). El madrileño venció también en 12 de las 19 federaciones: Andalucía, Aragón (también con una enorme diferencia), Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, País Vasco, Galicia, La Rioja, Madrid, Melilla y Murcia.
Es decir, sin la amplísima ventaja de Andalucía (más de 12.000 votos), Sánchez hubiera sido elegido también secretario general del PSOE en el resto de España.
Este resultado puede significar el final de la carrera política de Eduardo Madina (38 años), ex miembro de la Ejecutiva Federal. El dirigente vasco llevaba muchos años –quizá demasiados– esperando a dar el salto a la primera línea, agazapado en puestos de segundo nivel.
Los militantes han apostado por un diputado totalmente desconocido hace unos meses, que entró en el Congreso sólo tras la renuncia de Cristina Narbona. En muy poco tiempo –prácticamente desde enero–, Sánchez ha sido capaz de aglutinar en torno a sí a casi todo el partido.
La presidenta andaluza, Susana Díaz, y la gran mayoría de los barones han guardado silencio durante toda la campaña. Pero le han apoyado en la sombra o con sus personas de más confianza.
Sánchez ha recorrido más de 60.000 kilómetros y ha visitado hasta cuatro agrupaciones diarias, a veces en distintas provincias, entrando en contacto directo con los afiliados de casi toda España, lo que las bases le han terminado agradeciendo.
Al filo de las 22.00 horas, Madina felicitaba a Sánchez en Twitter: «Enhorabuena a Pedro Sánchez, próximo secretario general del PSOE. Y enhorabunea a cada militante de un partido que acaba de hacer historia».