Sánchez en la Constitución

La política española se ha convertido en un asunto de difícil comprensión, especialmente en un día como ayer, un romancero de ausencias, aunque se ausentó quien debería estar presente, pongamos que hablo de Vox. “Es un acto de cinismo conmemorar la Constitución que están pisoteando” declaró Iván Espinosa de los Monteros. “Es una burla” había dicho Santiago Abascal y no es que les falte razón a ninguno de los dos, pero es un acto de cinismo y una burla por parte de Sánchez y sus socios; serían ellos quienes tendrían que ausentarse. El papel de los partidos que defienden la Constitución estaba allí, para evitar más pìsoteos.

Bueno, los socios no aparecieron, salvo las altas cargas. No asomaron los nacionalistas vascos en su modalidad incruenta ni en la otra; tampoco hicieron acto de presencia los golpistas catalanes. El PNV tenía un asunto doméstico que atender en el terruño y siempre ha tenido una distancia con la Constitución Española. Tengo para no olvidar la campaña previa al referéndum en la que los de Arzalluz dieron la medida de lo suyo con un par de eslóganes inenarrables: “Negación de los fueros=3 guerras civiles”. “Madre mía”, pensaba uno. “¿qué sería esto si las hubiesen ganado?” Tampoco estuvo mal esta otra: “La Constitución de EEUU no reconoce los derechos del pueblo vasco. Ésta tampoco. ¿Votaste aquella?”

Y en este plan. Pedro Sánchez llegó tarde y a pesar de las medidas tomadas para alejar al público lo más posible de la Puerta de los Leones le llegaron los abucheos de la peña. Dicen que la distancia es el olvido, pero no necesariamente por lo visto ayer. En un canutazo ante los medios estuvo en su mejor registro: habló de la Constitución para reprochar a la oposición su falta de respeto al texto de la carta magna por no cumplir el único artículo que en su opinión contiene: que el PP tiene la obligación de pactar con el PSOE la composición del Consejo General del Poder Judicial. Seis de sus barones hicieron novillos al acto constitucional. Por otra parte, debería recordar que el T.C. ha declarado la inconstitucionalidad de su Gobierno en cinco ocasiones, a saber: dos estados de alarme, el cierre del Congreso, el nombramiento de Rosa Mª Mateo para la Presidencia de RTVE y lo de Pablo Iglesias en el CNI.

“España se ha sentido frontera con Ucrania”, dijo al final de su discurso Meritxell, en una teoría de la vecindad muy comprensible, habida cuenta de que su presidente del Gobierno , que viene a ser el nuestro, había declarado fronterizas las provincias de Cádiz y Almería (29 de abril de 2020). La que no estuvo fue Nadia Calviño, que tenía que acudir al Ecofin, aunque tampoco se la echó mucho de menos. La vicepresidenta siempre ha estado muy sobrevalorada. En lo tramposa ha salido a papá pero él era más listo. Pero ella se las arregló para votar en el referéndum de la OTAN, el 12 de marzo de 1986, cuando aún le faltaban casi siete meses para cumplir los 18. Ahora ha protagonizado otra,cuando su antigua número 2, Ana de la Cueva, ha fichado a su marido, Ignacio Manrique de Lara (el marido de Nadia, se entiende) para un alto cargo de Patrimonio. Así está el tema: Pedro coloca a su mujer, Pablo a su novia y Nadia a su marido. Luego dirán que la izquierda no tiene sentido de la familia. Ah, viva la Constitución, que casi se me olvida.