Pedro Sánchez tiene ya en su cabeza el núcleo duro de su Ejecutiva Federal. Eso sí, es probable que los nombres definitivos no los cierre hasta la semana antes del 39º Congreso –del 16 al 18 de junio–, cuando negociará la integración del PSOE andaluz, del vasco y de dirigentes que apoyaron a Susana Díaz o a Patxi López.
El secretario general del PSOE quiere una dirección más cohesionada que en 2014, cuando la negoció con Díaz y con los barones. Esta vez, quiere un núcleo duro blindado contra posibles traiciones, resaltan en su entorno. Los barones le dejarán las manos libres para hacerlo.
«La Ejecutiva de 2014 se hizo con cuotas de los barones y se negoció entre 10 ó 12 personas; ésta será la dirección de Pedro Sánchez; su legitimidad tras ganar con más del 50% de los votos es mucho mayor que la de entonces», dicen en Ferraz.
Las dos personas de la máxima confianza con las que Sánchez contará para dirigir el partido y el grupo parlamentario serán la asturiana Adriana Lastra y el valenciano José Luis Ábalos. Lo que no está claro es quién irá a la calle Ferraz y quién a la Carrera de San Jerónimo.
La primera semana tras ganar las primarias, como confirmó EL MUNDO en varias fuentes, el secretario general tenía decidido que Ábalos fuera su nuevo secretario de Organización y Lastra, su portavoz en el Congreso. El 24 de mayo, Sánchez anunció el nombramiento provisional de Ábalos como portavoz parlamentario, pero aquella decisión se está demostrando un éxito, con lo que Sánchez está dando una vuelta a su planteamiento inicial.
Ábalos ha conseguido contar con el ex portavoz Antonio Hernando, que le está ayudando y le acompaña a la Junta de Portavoces. El también secretario general del PSOE de Valencia está manteniendo reuniones con todos y todos están colaborando. Así ha ocurrido con Miguel Ángel Heredia, secretario general del Grupo que llamó «hijaputa» a Margarita Robles, o con Soraya Rodríguez, portavoz susanista.
Los sanchistas son minoría en el Congreso –unos 15 de un total de 84–. A ellos se podrían sumar los siete del PSC. Todos saben que si Sánchez no cuenta con un portavoz con autoridad y mano izquierda, el Grupo Socialista puede convertirse en un polvorín. Estas condiciones las cumple, según casi todas las fuentes, Ábalos mejor que Lastra.
El secretario general no ha descartado nombrar a Lastra vicesecretaria general y descargar el trabajo de fontanería en una persona con menos enemigos, como el navarro Santos Cerdán, también es de su máxima confianza. Todas las fuentes aseguran que en un puesto de la máxima relevancia en la Ejecutiva estará el andaluz Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, jefe de la oposición en la sombra a Susana Díaz en el PSOE-A. Astuto y partidario del líder del PSOE desde siempre, su papel como responsable de estrategia y comunicación de la campaña de primarias ha sido clave para el resultado final.
Junto a él también tendrá un papel importante la aragonesa Susana Sumelzo, además de los fontaneros Francisco Salazar y Andrés Perelló, claves en la campaña. El PSC también contará con puestos clave en el equipo de confianza de Sánchez, que ha sacado en Cataluña sus mejores resultados. A la Ejecutiva podría ir la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon. En el Grupo Socialista se mantendrá en la dirección Meritxell Batet.
Esta vez no habrá barones en la Ejecutiva –en la última hubo hasta 10 secretarios generales–. Fuentes de la dirección aseguran que será similar en tamaño a la de 2014 (38 miembros) o un poco más reducido.
Otras personas que suenan con fuerza para incorporarse a puestos de responsabilidad son el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y la ex ministra Carmen Calvo, cordobesa y hoy vinculada a la universidad. Calvo ha trabado una muy buena relación con el líder del PSOE.
El donostiarra Odón Elorza también tiene posibilidades de subir a lo más alto de la dirección o del Grupo Socialista. Además, la balear Sofía Hernanz volvería a ser portavoz adjunta de los socialistas en el Congreso, puesto del que fue despojada por negarse a hacer presidente a Rajoy.
Además de este círculo de máxima confianza, Sánchez también quiere contar con figuras de renombre y referentes en diferentes áreas para perfilar un Ejecutivo en la sombra con el que dar respuesta a Rajoy.
Adriana Lastra es una apasionada de la política y de Asturias, donde nació (Ribadesella) hace 38 años. Todos saben que su lealtad a Pedro Sánchez lo es a prueba de bombas. Le conoció en 2008, en una reunión en Ferraz. Y empezó a apostar abiertamente por él como candidato y para lidera el PSOE en 2013, cuando casi nadie le conocía. En una cena en Asturias, Antonio Hernando planteó a Lastra entonces que Patxi López sería una buena opción para las primarias previstas entonces para 2014. Pero Lastra le respondió ya entonces que el mejor era Sánchez.
Junto con Ábalos, fue una de las pocas que a finales del año pasado permaneció con él en los momentos más duros, animándole a presentarse de nuevo a las primarias.
En su opinión, sólo él podía capitalizar la indignación de la militancia tras la abstención. Contra viento y marea, se terminó demostrando que tenía razón.
En la campaña de las primarias, coordinó la rebelión sanchista que ha conseguido la vuelta a Ferraz del ex diputado.
Esta joven está llamada a ser una de las tres personas más importantes del PSOE. Entre 2014 y 2016, fue secretaria de Política Local de la Ejecutiva y trató de hacer de puente entre el presidente de Asturias, Javier Fernández, y Sánchez, que nunca tuvieron una buena relación.
Su papel le permitió conocer el partido en profundidad y trabar relación con alcaldes y dirigentes de todas las federaciones.
Llena de energía y con un fuerte carácter, muchos diputados no afines a Pedro Sánchez consideran que tiene aristas que no la convierten en la mejor opción para conseguir la paz y cohesionar al Grupo Socialista o al partido.
José Luis Ábalos (Torrente, Valencia, 1959), es amigo de Pedro Sánchez desde que el secretario general era un diputado raso con la secreta ambición de ser algún día presidente del Gobierno. Ya le apoyó en 2014, e incluso le alojó en su casa cuando viajó a Valencia. Pero el vínculo que les une y que hoy se ha hecho indestructible se forjó entre noviembre y diciembre del año pasado, cuando Sánchez dimitió como diputado y encontró en Ábalos a uno de sus principales apoyos en el peor momento.
El entonces líder caído estuvo en diciembre a punto de tirar la toalla y dejar la política para siempre. Ábalos fue, junto con Adriana Lastra, uno de los pocos que le animaron y le empujaron a dar el paso con la máxima convicción.
Hombre de aparato desde siempre, entró en política en las Juventudes Comunistas, después pasó al PCE, para terminar en 1980 en el PSOE. En el PSPV-PSOE lo ha sido todo menos secretario general –perdió en 2000 por nueve votos–, pero se ha mantenido como un poder fáctico inamovible desde los años 80 y hasta hoy, ya que es secretario general del PSOE en la provincia de Valencia, la segunda en militantes de España.
Inteligente, respetado y reconocido, Ábalos conoce como nadie los mecanismos que hacen funcionar bien un partido. Le encantaría, aunque no lo admite, dirigir la Secretaría de Organización. Pero aceptará lo que le encargue Sánchez.
En dos semanas tendrá su primer debate parlamentario de importancia como portavoz provisional en el Congreso. Será en la moción de censura de Podemos, toda una prueba de fuego para evaluar su empuje como voz del PSOE en las Cortes.