Sánchez no lo tiene tan fácil

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • Que Feijóo desista del ensueño de la desaparición de Vox, inducido por consejeros que siempre le dan la razón

Se empieza dando cachetitos al alcalde de Madrid y se acaba muy mal. Ha acertado la PSOE (en femenino, por favor) echando al perdonavidas. La PSOE sabe mucho de amenazas y violencias, su historia va llena, y lo último que desea ahora mismo es que, en pleno autogolpe, se le vean los caninos. Por eso no se entiende la elección de Puente, su más renombrado baladrón, para suplantar a Sánchez ante Feijóo. Puede que el Fraudillo tema al gallego galleguista después de la paliza que le dio en el debate electoral, que ande aún traumatizado, incluso que tenga pesadillas donde Feijóo le señala con el índice en mitad de la Puerta del Sol y se echa a reír, y el gentío se suma, todos miran al presidente en funciones, se parten el pecho y lo señalan también, acumulándose en el choteo general más y más madrileños. Es decir, más personas en libertad, porque en Madrid casi nadie es de Madrid. Estamos tocando muchas teclas a la vez y el acorde se hace demasiado complejo. Volvamos al do mayor, como Julie Andrews.

Do. El cachete. El tarado del cachete, expulsado y todo, es un hombre muy afortunado. Hay personas formadas en ciertas disciplinas, ya sea de manera reglada, ya sea por experiencias vitales; personas programadas para responder sin más con un directo a los cachetitos de un valentón. La reacción solo tiene un filtro, y toma un nanosegundo: si el que te toca la cara no es una mujer, un amigo ni un familiar, ni estás recibiendo el sacramento de la Confirmación, directo va. Pero directo girando la cintura, directo de zanjarlo todo antes de que empiece. Ni el alcalde ni yo hemos sido formados en boxeo, ni la vida nos ha obligado a según qué interacciones. Por eso lo entiendo al ver cómo se va dando cuenta de lo inaceptable, cómo se calienta a fuego lento. O sea, el macarra expulsado de la PSOE es un suertudo. Ya se encontrará con la horma de su zapato, siempre hay uno más chulo que tú.

Re. El complejo de Sánchez. Pronto interpretaron los palmeros habituales y los atolondrados de guardia lo del doctor Naide (‘nadie’ es excesivo para él porque tiene significado) como una gran jugada estratégica. ¡Ja, eso sí que no se lo esperaban! ¡Sánchez siempre sorprende! Y tal. Los unos lo decían para cumplir con su felación diaria al poderoso, una vieja y triste modalidad del periodismo o, más bien, un no-periodismo disfrazado de crónica. Los otros lo decían para deplorar la falta de respeto institucional. Falta de respeto incluso al Rey, que es quien propone al candidato a presidente. Releo el ‘incluso’ y lo veo ingenuo, pero lo dejo para consignar que, en realidad, el autócrata no ha dejado de faltar al Rey durante el entero quinquenio negro. Y si la amnistía se otorgara –eventualidad que me sigue pareciendo imposible– saltaría de las groserías a la deslegitimación del Monarca al negar punto por punto el discurso del 3 de octubre de 2017, el más importante de nuestra historia democrática desde el que pronunció su padre el 24 de febrero de 1981. Sí, ya era 24. Bien, Naide teme a Feijóo y está traumatizado por los ridículos que regaló a la audiencia. Pero eso es una cosa y otra muy distinta soltar al gran baladrón de la PSOE. Lo que Puente produjo se ha glosado de sobra, no le daremos muchas vueltas. Sus palabras han sido comparadas con escupitajos, vómitos, basura y gargajos. Es exacto.

Mi. «Mi denota posesión», rezaba la traducción libre de «MI—A name I call myself» en la canción más pegadiza de ‘Sonrisas y lágrimas’. Todo lo que Sánchez y su círculo han venido haciendo y dejando de hacer, diciendo y dejando de decir desde las elecciones ha estado orientado a denotar posesión. El muñidor del autogolpe se nos ha presentado como poseedor del apoyo de toda la izquierda, incluyendo a ERC, más el de la extrema derecha supremacista de Junts, más el PNV. La verdad es muy diferente. Más allá de mi convicción de que a Sánchez no lo invisten y vamos a una repetición electoral, idea que tengo y sostengo desde la noche electoral, desearía abandonar por un momento lo opinativo para centrarme en lo fáctico. Y el hecho es que, a día de hoy, Junts no ha asegurado su voto afirmativo a la investidura de Sánchez y el PNV tampoco. Eso no es discutible. Por otra parte, las dos condiciones de Junts –imposibles de cumplir dentro de la ley, como ha defendido hasta antier la cúpula entera de la PSOE– comprometen también a ERC, cuya posición sería más pactista si no mantuviera una enconada querella existencial con el partido de Puigdemont. Es decir, si Junts le da un ‘no’ a Sánchez, ERC lo tiene crudo para darle un inútil ‘sí’ y, a continuación, ir a elecciones catalanas bajo la acusación puigdemoníaca de entreguismo, interés, renuncia y, en definitiva, traición. En cuanto al PNV, pone pegas crecientes y se remueve contra los que dan por hecho su respaldo a Sánchez. Está en la prensa: no otra cosa hacen, enfurruñados, estos días. Notarán, si no son tontos –y eso sí que no lo son–, que la PSOE apuesta por Bildu y por un tripartito vasco, más allá del alpiste que pueda estar arrojándoles el autócrata. Pero el PNV no es Teruel Alpiste, ojo.

Fa. Si las elecciones se repiten, bastará con que el gallego galleguista, catalanista y vasquista cumpla una condición para que la suma de escaños de PP y Vox pase de 175. Una: que siga refiriéndose a su socio ineludible con el mismo estilo que ha estrenado en sus últimas intervenciones parlamentarias. Que desista del ensueño de la desaparición de Vox, inducido por consejeros que siempre le dan la razón y que, por tanto, le sobran. El modelo es sencillo: haga lo mismo que la PSOE con Sumar.