Ignacio Marco-Gardoqui-ABC
- Nadie puede exigir a un gobierno que nombre a enemigos para los cargos institucionales que es necesario proveer. Pero tampoco es necesario utilizar con constancia franciscana siempre a personas carentes de la mínima ‘apariencia’ de independencia
¿Por qué razón no se ha hecho público todavía el nombre de la persona que ocupará el cargo de gobernador del Banco de España? Ni idea. Son muchos los que creen que se ha tratado de agotar los plazos para ver si fructificaban las conversaciones con el PP para nombrar al dúo (gobernador y sub-gobernador) que mandará en el regulador. Puede ser, por más Sánchez ha dado sobradas pruebas de lo poco que le gustan los frutos de dichos acuerdos. La costumbre indica que al primero/a lo elige el gobierno en ejercicio y al segundo/a el principal partido de la oposición. Es bien sabido que el candidato socialista es el actual ministro de transformación digital José Luis Escrivá, que no es aceptado por el PP. ¿Por qué se opone éste a una persona que cuenta, en opinión general, con el bagaje profesional suficiente para el cargo. Pues porque en este caso no se trata de un problema de capacidad personal sino que la decisión supone un escalón más en la larguísima escalera de acopio de cargos que deberían ser independientes y que el gobierno de Sánchez ha convertido en un apeadero de próximos.
Nadie puede exigir a un gobierno en ejercicio que nombre a enemigos para los cargos institucionales que es necesario proveer. Pero tampoco es necesario utilizar con constancia franciscana siempre a personas carentes de la mínima ‘apariencia’ de independencia. La lista es ya interminable y va desde el Tribunal Constitucional a la Agencia EFE, pasando por el Fiscalía, RTVE, el CIS, el CNI…