Ayer se celebró la Pascua Militar con la acogida que suele tener Pedro Sánchez cada vez que sale al exterior, con gritos de rechazo, fuera, fuera. En su mejor estilo y en contra del protocolo, el chulazo de Moncloa abandonó el brindis antes de acabar y más de media hora antes que los Reyes. Por otra parte, El Debate da cuenta de que Sánchez falseó los gastos públicos de Begoña Gómez para esconder que los financiaba La Moncloa. La asistente personal de la mujer de Sánchez, Cristina Álvarez, confirmó ante el juez Peinado que fue contratada para atenderla en todos los ámbitos, incluido la búsqueda de dinero para su «cátedra» universitaria o la creación de la misma, ambas ajenas a cualquier función institucional.
Estamos en puertas del primero de los más de cien actos que va a celebrar el psicópata para festejar el triunfo de la tromboflebitis sobre la dictadura franquista. Esta tarde se va a hacer público un comunicado en el que reivindicamos que la Constitución es la única celebración posible. Hace días que habíamos comentado aquí los hitos que merecen conmemoración en aquellos tres años comprendidos entre 1975 y 1978. No fue la muerte de Franco. Sí merece recordarse, por supuesto, la Constitución Española.
Y entre todos los tonnntos de elegía, la mano de mi llanto escoge uno, que diría Miguel Hernández. Antonio Papell se llamó y así lo escribe: “El Rey tiene la obligación de implicarse personalmente en la conmemoración de los 50 años sin Franco. No hace falta que vaya a todos los actos: bastará con que se implique en ellos, con que reconozca la ilegitimidad de la dictadura y con que acepte que su institución no posee otra legitimidad que la que le otorga la Constitución democrática”.
El mismo Papell insistía: “Se creen que somos tontos”, donde prueba de manera fehaciente que desconoce el significado de los verbos ‘creer’ y ‘saber’. Y se explaya: “Todo el ruido organizado en torno al fiscal general del estado, un funcionario cabal que tiene por objeto exclusivo intentar tapar la presunta defraudación fiscal del compañero de Isabel Ayuso y el hecho escandaloso del opulento nivel de vida de ambos”.
Y no hay dos sin tres, este pobre discapacitado dedica unas endechas a un periodista cuya estatura supera a la suya en medidas estratosféricas: “Para entender el odio a Sánchez que destila Antonio Caño en ‘The Objective’ hay que recordar que este sedicente periodista fue apartado de la dirección de El País, que había deshonrado con su deriva ultraconservadora, en junio de 2018, cuando la izquierda consideró intolerable que aquel medio, patrimonio del mundo progresista, siguiera degradándose”. Sedicente periodista escribe. Hace falta ser majadero.
Convivencia Cívica Catalana aporta una orla de los licenciados (y licneciadas, claro) en la Facultad de Ciencias de Maadrid en los años 60, durante el franquismo. Increíble que la mayoría fuesen mujeres si Irene Montero aún no había nacido.”
Fonsi Loaiza, que es uno de nuestros tontos que se estira para parecer más alto, celebraba a su estilo la cabalgata de Reyes , que sitúa en enero de 1793, con un dibujo que reproduce el cadalso con la guillotina en la plaza de la Concordia. Leopoldo Simó glosa adecuadamente la estupidez: guillotinaron al Rey para pocos años después nombrar a un emperador, porque lo de los jacobinos no dio buen resultado”.
Tengo a Ramón, dibujante de ABC por uno de los viñetistas de mi vida desde que en pleno franquismo hizo aquel extraordinario chiste en el que un preboste hablaba a las masas: “O nosotros, o el caos”. Y las masas como un solo hombre optaban: “El caos, el caos”, a lo que replicaba imperturbable el orador: “Es igual. También somos nosotros”.
Pues bien, ayer dibujaba a dos de sus personajes intercambiando pareceres: “Parece que García Ortiz cambió de móvil cuando se supo investigado”, al que replica el otro: “No, el móvil siempre ha sido el mismo: salvar a Sánchez y a toda su cuadrilla”.
Hay una tonnnta que hace méritos para ser la primera presidenta de nuestra República. Firma como Sagrario Fernández-Borel y no acabo de creer que se trate de un personaje real. Tanta estupidez junta sugiere algún grado de impostación. Pero he examinado a los largo de sus comentarios en X y todo ello parece un conjunto homogéneo. Mira lo que decía el domingo: “¿Vas a comer roscón el día 6? Averigua su historia: Franco y otros líderes fascistas popularizaron el roscón de Reyes cada 6 de enero en España. La corona de frutas representaba su ‘gloriosa’ victoria y el haba era el ‘castigo a los comunistas. No comas este dulce fascista”.