El flamante secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, comenzó a mover ficha ayer en el complicado tablero interno en busca de la unidad y de un Congreso Federal tranquilo.
Sus hombres en toda España lanzaron a los barones susanistas y a los secretarios provinciales afines a la presidenta andaluza ofertas de unidad y de listas conjuntas de cara a los congresillos provinciales del fin de semana. La oferta está consistiendo en respetar la proporción de votos en el número de delegados, lo que daría a Sánchez el 50% del cónclave, según fuentes socialistas.
Los congresillos elegirán a los más de 1.000 delegados de la cita de junio que votarán la Ejecutiva Federal. La oferta no explícita de Sánchez es paz en los congresos regionales –en los que los militantes elegirán a nuevos barones o los ratificarán– a cambio de unidad en el 39º Congreso Federal.
Pedro Sánchez quiere listas de consenso para los minicongresos provinciales del próximo fin de semana de los que saldrán los nombres de los delegados del 39º Congreso Federal. A nivel autonómico en algunos casos y provincial en otros, las personas de la máxima confianza del secretario general en cada territorio ofrecieron ayer candidaturas de unidad que sigan la correlación de fuerzas de los resultados de las primarias.
En Andalucía, por ejemplo, el equipo del líder socialista propone que el 65% de los delegados sean de Díaz, el 30% de Sánchez y el 5% de Patxi López. Y así se le trasladó al secretario de Organización del PSOE de Andalucía (PSOE-A), Juan Cornejo. En otras comunidades se hizo lo mismo. De momento, los susanistas no han respondido a esta oferta de integración.
Fuentes de la dirección del PSOE andaluz aseguraron a este diario es que «lo normal es que haya dos listas», con lo que es probable que Díaz quiera ir a una votación para conseguir más del 50% de los delegados del cónclave que se celebrará en Madrid los días 16, 17 y 18 de junio.
Los mensajes que Sánchez está enviando a los barones es que si hay paz interna en el Congreso Federal, ellos también tendrán unos cónclaves regionales tranquilos. Todos ellos –menos el del PSC, que es un partido autónomo– se celebrarán entre junio y septiembre.
Si los barones se enfrentaran al líder y quisieran dinamitarle el cónclave, su propio puesto podría después peligrar porque todos ellos deberán luego ser elegidos en primarias con el voto de todos sus militantes. Y el domingo, sólo Susana Díaz ganó en su federación. Todos los barones que la apoyaban perdieron, algunos de forma estrepitosa, como Ximo Puig en la Comunidad Valenciana.
El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, aseguró ayer que «los líderes [regionales] son gente inteligente que sabrán adaptarse y leer el resultado». Es decir, que espera que no planteen batalla. «No va a haber guerra en los congresos regionales», concluyó.
A su juicio, con Sánchez se cometió «una injusticia histórica» y, gracias a las primarias, «los militantes han tenido la oportunidad de resarcirse de esta injusticia». Con todo, Puente añadió que el país tiene «problemas muy importantes y que Sánchez no está entre ellos».
Menos conciliadora se mostró la diputada asturiana Adriana Lastra, que consideró que hay barones territoriales del partido que deberían «pedir disculpas» a la militancia por dejar de representarla en los últimos meses.
En una entrevista en Onda Cero, Lastra dijo que en las primarias celebradas ayer, que devolvieron el liderazgo del partido a Pedro Sánchez, ganó la «ortodoxia» y «el sentir unánime de la negativa a un Gobierno del PP».
Lastra consideró que líderes históricos del partido como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero «se equivocaron», al igual que los barones territoriales de Asturias (Javier Fernández), Extremadura (Guillermo Fernández Vara), Castilla-La Mancha (Emiliano García-Page), Aragón (Javier Lambán) o Valencia (Ximo Puig), que a su juicio deberían «pedir disculpas» a los militantes por dejar de representarles. «Lo que ayer dijo el partido en su conjunto es que o volvéis a representarnos o vais a dejar de hacerlo», advirtió.
Esta última advertencia sonó muy mal a los barones regionales, que prefirieron, sin embargo, restarle importancia. Fuentes del PSOE andaluz o del de Castilla-La Mancha coincidieron en no dar trascedencia a estas palabras, pero resaltaron que la responsabilidad principal de Pedro Sánchez ahora es «trabajar por la unidad» tras un proceso muy traumático. Y estas palabras «no ayudan nada a ello», aseguraron desde Sevilla
Los barones dedicaron ayer el día a digerir unos resultados nefastos para ellos. Todos perdieron con diferencia entre sus afiliados, sobre todo Puig y el presidente de Asturias y de la Gestora, Javier Fernández, que el domingo ni siquiera dio la cara como máximo responsable del PSOE en el día de las primarias.
La consigna de todos fue «arrimar el hombro» y apoyar a Pedro Sánchez como secretario general legítimo tras una victoria clara y contundente.
Muy claro fue el ex ministro de Defensa José Bono, que fue uno de los más firmes apoyos de Díaz. Por la mañana, sorprendió a casi todos deseando a Sánchez que «le vayan bien las cosas». Y recordó al partido que ahora debe «cerrar filas».
En una entrevista en Onda Cero, recogida por Europa Press, Bono reconoció que le hubiera «agradado» que la ganadora hubiese sido la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, pero que acepta el resultado.
El dirigente socialista aseguró que defendió «con pasión aquello en lo que creía», pero que ahora tiene que llevar a cabo «una mutación». «Mis compañeros han elegido de una manera contundente que sea Pedro quien gane. Yo me debo a lo que es mi familia política e intentare cambiar», dijo.
Bono, que es un referente del PSOE especialmente en Castilla-La Mancha y que hace pocos días aseguró en El Español que Sánchez «es un bluf», aseguró ayer que él es «humano» y que tardará «un tiempo» en asumir la victoria del ex diputado madrileño.
Fuentes de los territorios que apoyan a Díaz reconocieron ayer que en estas primarias no han sabido ver cómo a la militancia del PSOE le estaba pasando lo mismo que ha ocurrido a los afiliados del Partido Laborista británico o del Partido Socialista francés. «El PSOE tiene ahora una militancia muy escorada a la izquierda», lamentaron. Lo que puede alejar a este partido de sus votantes.
Aún así, fuentes de varias federaciones críticas aseguraron ayer que descartan plantar cara al secretario general. Eso sí, resaltaron que la responsabilidad en la búsqueda y en la consecución de la necesaria unidad interna es, en primer lugar, del líder que ha vuelto a ser elegido como líder del PSOE.