Pedro Sánchez pidió ayuda a Telefónica antes de lanzar su órdago al Comité Federal para seguir al frente del PSOE. Antes de las elecciones vascas y gallegas, el entonces secretario general socialista solicitó ver al presidente de Telefónica, José Mª Álvarez-Pallete, y le expresó su preocupación por la, en su opinión, hostilidad contra él especialmente desde el grupo Prisa, según confirmaron a EL MUNDO fuentes conocedoras del encuentro, que tuvo lugar en la sede de la operadora en Madrid a solas, sin testigos.
Telefónica es un socio muy relevante de Prisa –un 13% del capital–, el grupo editor de El País y propietario de la Cadena Ser.
El entonces dirigente socialista quería pulsar a Álvarez-Pallete para conseguir un papel al menos neutral de Telefónica, ya que consideraba que el anterior presidente, César Alierta, era uno de sus principales enemigos. Álvarez-Pallete aceptó recibir a Sánchez en un momento delicado. El que es desde abril presidente de Telefónica no se ha mostrado hasta ahora proclive a mantener contactos políticos, a diferencia de su antecesor Alierta, que continúa siendo un influyente consejero.
Pallete le transmitió que Telefónica no tenía nada contra él. El presidente de la operadora aseguró que él no se entromete en los medios de comunicación ni a favor ni en contra de ningún candidato político y que el objetivo de la multinacional que dirige es estrictamente empresarial.
El presidente de Telefónica se tomó la reunión como un encuentro de cortesía con el entonces jefe de la oposición en España. Sánchez se marchó, al menos, con la tranquilidad de que el nuevo jefe de la operadora no le iba a ser hostil como ve a Alierta. A su regreso a Ferraz transmitió que el encuentro había ido bien. Pallete, por su parte, mantiene una firme y estrecha relación con César Alierta.
En el entorno de Sánchez incluyen a Alierta entre los responsables de lo que consideran una actitud hostil de los medios del grupo Prisa contra su liderazgo. Y critican que el aragonés mantuviera un diálogo más fluido con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que con él. Un reciente encuentro de la socialista andaluza, cabeza visible de los críticos a Sánchez, con Alierta en la sede de Telefónica irritó al núcleo duro del secretario general, puesto que atribuyen a la operadora gran influencia en la vida mediática y política española. También conocen la estrecha relación de Alierta con Felipe González. Empresarios consultados aseguran que Alierta es, en efecto, despectivo en privado con Sánchez desde hace tiempo, mientras que suele asegurar que «Susana Díaz es una política de primera». El ejecutivo aragonés es además presidente del llamado Consejo Empresarial para la Competitividad, que agrupa a las principales empresas y bancos de España y que nunca ha querido mantener un encuentro con Sánchez, pese al deseo de éste de asistir a este foro.
Un portavoz de Telefónica declinó hacer comentarios sobre la reunión de Álvarez–Pallete y Sánchez y tampoco quiso comentar las graves declaraciones del ex líder del PSOE en el programa Salvados de La Sexta el pasado domingo. Durante la entrevista televisiva, el ex secretario general acusó a Alierta de «trabajar para que hubiera un gobierno conservador» en España y «para que no se entendiera la izquierda».
Sánchez exculpó sin embargo a Álvarez–Pallete: «El nuevo presidente de Telefónica es una persona con la que he tenido reuniones y que quiere que Telefónica se dedique a eso a vender móviles y ADSL». En realidad, sólo ha tenido un encuentro, el ya citado en la sede de la operadora. Según las fuentes consultadas, el primer ejecutivo de la compañía describió a Sánchez el desarrollo tecnológico de Telefónica y ambos compartieron su interés por la economía en un encuentro que las dos partes consideraron cordial.
En contraste, el líder socialista declaró en La Sexta que «ha habido otros responsables empresariales que han intentando influir a través de los medios de comunicación en las decisiones de distintas organizaciones políticas». Y puntualizó que se refería concretamente a César Alierta y a «dos» de los tres grandes bancos del país: Santander, BBVA y CaixaBank. Ninguna entidad financiera quiso realizar ayer comentarios.
La declaración de Pedro Sánchez contrasta con la que hizo a este diario el pasado 31 de mayo en el Foro organizado por EL MUNDO antes de las elecciones generales de junio. En esta cita negó que existieran presiones de los poderes económicos a diferencia de lo que él mismo había afirmado meses antes en el Comité Federal del PSOE del pasado 28 de diciembre. Aquel día, el entonces secretario general lanzó esta grave acusación: «Los poderes económicos intentaron condicionar y hasta someter al PSOE, y no lo lograron. Yo, personalmente, pasé el Rubicón frente a sus pretensiones cuando declaré la incompatibilidad del PSOE con el PP y su máximo dirigente, Mariano Rajoy. De ahí los duros ataques de la derecha».
En cambio, el 31 de mayo, declaró a EL MUNDO: «No me consta que haya habido presión de los poderes económicos. Si alguna vez se ha trasladado, quiero decir que no es cierto, lamento el equívoco».