Pedro Sánchez reapareció ayer en el pleno de investidura tras permanecer 25 días alejado de la vida pública. El ex secretario general del PSOE llegó al Congreso de los Diputados y resaltó que hoy votará no a Rajoy con el resto de los diputados socialistas, pero no aclaró qué hará el sábado en la segunda votación, la importante. «El sábado será otro día», se limitó a decir.
Pedro Sánchez acudió por primera vez al Congreso después del Comité Federal del 1 de octubre que le forzó a dimitir. Sin corbata, sonriente y con buena cara, el diputado madrileño saludó a los suyos y al resto de los diputados con los que se cruzó, incluido un gélido saludo con Antonio Hernando, su fiel aliado hasta su marcha, hoy portavoz del nuevo PSOE en el Congreso.
A su llegada, Sánchez no quiso despejar dudas y sólo confirmó que hoy asistirá a la sesión de investidura de Rajoy y que votará no. La incógnita que no despejó es qué hará el sábado. Sus más próximos sólo coinciden en que no se abstendrá, contra lo que acordó el Comité Federal del partido.
El ex líder del PSOE podría votar no, rompiendo la disciplina de voto, o podría dejar su acta de diputado antes de esa segunda votación para no romper ni su compromiso electoral ni el mandato del máximo órgano del PSOE. Esta segunda opción es la que le han recomendado varios dirigentes socialistas con los que mantiene una buena interlocución.
La mayor parte del Grupo Socialista, incluidos muchos diputados próximos a él, cree que un ex secretario general no puede votar en contra de un acuerdo del Comité Federal. Hacerlo, recuerdan algunos, le inhabilitaría para volver a ocupar un cargo en el partido y daría motivos a la dirección para actuar contra él. El PSOE de Andalucía y otras federaciones son partidarias de aplicar la máxima dureza para atajar la indisciplina, sobre todo si él la encabeza.
Sánchez no acudió a la reunión del Grupo Socialista convocada a las 16.00 horas, pero su presencia posterior avivó la resistencia de los críticos. El encuentro lo presidió el portavoz de la Comisión Gestora, Mario Jiménez, que recordó que el mandato del Comité Federal es «imperativo». Antes de este encuentro, el propio Jiménez llamó a algunos de los diputados que han dicho que votarán no para tratar de convencerles de que acaten la decisión del partido.
Horas antes de la reunión, Antonio Hernando escribió a todos los diputados socialistas recordándoles que el Comité Federal aprobó «un mandato expreso al Grupo Parlamentario», la abstención en bloque.
En el encuentro, seis diputados de 16 que intervinieron reclamaron la abstención mínima de 11 parlamentarios para «no ahondar más en la división». «Para coser, para unir, es necesario dar una solución política a esta situación» aseguró el ex secretario de Organización César Luena.
Patxi López añadió que ésta sería «la fórmula que haría menos daño» al partido. Además, alegó, «evidenciaría el mínimo apoyo posible a un Gobierno de la derecha».
Mario Jiménez zanjó la reunión asegurando que «el debate está cerrado», explicaron fuentes socialistas. Otros diputados dieron también por sentado que la decisión está tomada y que no hay más que hablar.
Una de las intervenciones más rotundas fue la del vasco Eduardo Madina, según varios de los presentes. El parlamentario aseguró que es obligación de todos los diputados acatar lo que decide el Comité Federal. Y que no es «vergonzante» evitar que haya unas terceras elecciones.
La dirección del PSOE y gran parte del Grupo Socialista dan por hecho que el conato de rebelión quedará reducido a los siete diputados catalanes, las dos independientes –Margarita Robles y Zaida Cantera– y algún diputado aislado más.
Enfrascados en su propia división interna, los diputados del PSOE siguieron la intervención de Mariano Rajoy con escepticismo y resignación. Algunos ni siquiera quisieron valorarla. Según dirigentes próximos a la dirección, Rajoy se mostró ayer «consciente de que puede pasarlo muy mal en el Congreso».
Lo peor valorado fue la ausencia de autocrítica o de ánimo de rectificación. Como aseguró la portavoz adjunta del PSOE en el Congreso, Isabel Rodríguez, Rajoy llega «cinco años tarde al pacto y al diálogo».
Hoy, Antonio Hernando hará un discurso duro contra el candidato del PP, según fuentes del Grupo, dejando claro que el PSOE hará una oposición firme desde el primer día. Lo difícil para Hernando será defender la abstención, después de haber defendido durante meses el no hasta el final. E incluso de decir que cambiar de opinión provocaría que «perdieran toda la credibilidad».