Pedro Sánchez dio ayer un golpe en la mesa y activó su arma más potente para desactivar a Susana Díaz y a los barones y dirigentes críticos. El secretario general del PSOE llevó a la Comisión Permanente de la Ejecutiva proponer al Comité Federal del sábado que apruebe la celebración ya del 39º Congreso Federal. El nuevo secretario general sería elegido por todos los militantes mediante voto directo y secreto el 23 de octubre. El cónclave se celebraría el primer fin de semana de diciembre.
Sánchez está harto de convulsiones internas, de guerras a través de los medios de comunicación y de un «cuestionamiento continuo» de su legitimidad como líder, según asegura él mismo a sus más próximos. Por eso, ayer retó a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, o al barón o dirigente que tenga un programa distinto al suyo a que lo defienda y se presente en primarias contra él.
«Quienes consideren que tienen un proyecto mejor que el mío que den un paso al frente y lo argumenten. Si ganan el congreso, seré el primero en felicitarles, en ayudarles y en garantizar la unidad del partido», aseguró Sánchez tanto dentro de la Ejecutiva, a puerta cerrada, como después en rueda de prensa.
El anuncio de Sánchez pareció coger por sorpresa a los críticos, a pesar de que era conocido que barajaba esa posibilidad. Antes de su intervención, varios dirigentes opuestos a él exigieron «una reflexión» y «un cambio de rumbo» tras el desastre electoral del 25 de septiembre en Galicia y el País Vasco. Pero moderaron sus discursos y sus declaraciones.
En cuanto Sánchez anunció el adelanto del congreso, los mensajes se endurecieron. El diputado Eduardo Madina exigió que la dirección asuma su «responsabilidad» por el «hundimiento electoral inmenso» del 25 de septiembre. El número dos de Susana Díaz, Juan Cornejo, también exigió que Sánchez asuma «responsabilidades» por los resultados.
El torpedo estaba lanzado y todos los críticos de la Ejecutiva se echaron encima de Sánchez en la reunión de ayer, que duró casi cinco horas. Con especial virulencia lo hizo la ex ministra Carme Chacón, según varias fuentes del órgano socialista. También casi todos los andaluces –encabezados por Antonio Pradas– menos María Luisa Faneca. Según su argumentación, en primer lugar la propuesta es «ilegal» porque parte de la Comisión Permanente de la Ejecutiva. Además, dijeron, supone «una huida hacia adelante para esconder el fracaso electoral».
A este coro se unieron Nino Olmeda, secretario general de Juventudes Socialistas, Eva Matarín (próxima a Tomás Gómez) o la secretaria de Empleo, Luz Rodríguez. La presidenta del PSOE, la andaluza Micaela Navarro, que hasta ahora se había mantenido neutral, se manifestó a favor de las tesis del PSOE-A. La única que no se pronunció fue la consejera valenciana Carmen Montón.
Sánchez les expuso que quiere acabar con la actual división interna del PSOE dando la voz a la militancia. Por eso, instó a todos a que se postulen si tienen un proyecto diferente al suyo. «Ha llegado el momento. Es hora de hablar claro; de que hagamos un debate de verdad. De que digamos la verdad», advirtió. Tras esta contienda interna, Sánchez pretende que el partido pase a contar con «una única voz». A partir de ese momento, todos deberán estar «a piñón con la dirección», dijo.
El Comité Federal, el máximo órgano del partido que agrupa a cerca de 300 delegados, será el que ratifique o no la propuesta el sábado. Los críticos empezaron de inmediato a hacer cuentas para tratar de tumbar el adelanto del congreso, ya sea en la Ejecutiva, con la dimisión de la mitad de este órgano, o en una votación en el Comité Federal del sábado.
«Si lo tumbamos, espero que Sánchez tenga la decencia de dimitir», dijo a este diario un miembro de la dirección de una federación crítica. Las direcciones del PSOE andaluz, Castilla-La Mancha, Extremadura, Comunidad Valenciana, Aragón o Asturias se oponen frontalmente a este calendario congresual. «Es una iniciativa demencial que rompe el partido antes de que se resuelva la gobernabilidad de España», aseguró un mandatario del PSOE-A, que se mostró seguro de que la mayoría parará esta maniobra.
Nadie apuesta en público por ello, pero el PSOE-A no descarta una dimisión en bloque de hasta 18 miembros de la Ejecutiva que forzaría la salida de Sánchez y la sustitución de la dirección por una gestora. Fuentes del partido en Andalucía admiten que puede que no tengan una mayoría clara para conseguir la dimisión de la mitad más uno de la dirección, pero tampoco saben si conseguirán que la mayoría del Comité Federal rechace el congreso. La presidenta de la Junta convocó para el jueves el Comité Director del PSOE-A para adoptar una posición unánime ante el cónclave del sábado en Ferraz.
A favor de la propuesta de Sánchez se mostraron los máximos dirigentes del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), el PSOE madrileño, el PSOE balear, el partido en Castilla y León, el PSE-EE o el PSdeG. Estas dos últimas federaciones se sienten dolidas con los barones, ya que creen que la guerra interna que desataron les ha hecho perder votos.
En la rueda de prensa celebrada tras la Ejecutiva, Pedro Sánchez esquivó varias veces la pregunta de qué hará si el Comité Federal rechaza su propuesta. Al contrario, se mostró convencido de que «la votación saldrá adelante».
El secretario general argumentó que su partido vive desde hace casi un año «un debate político de fondo» para resolver la gobernabilidad de España y aseveró que muchos dirigentes «de forma cada vez más clara» defienden que el PSOE debe abstenerse para hacer presidente a Mariano Rajoy, lo que él no comparte.
Sánchez se presentará al congreso como defensor de «un PSOE claramente de izquierdas, diferenciado del PP, con capacidad de diálogo y con un proyecto fuerte, unido y autónomo de la derecha política y económica». «El mejor cauce» para resolver y cerrar este debate es llevarlo a un congreso y a una consulta a la militancia en la que los afiliados digan si están o no a favor de la abstención para que gobierne el PP», concluyó. «Necesitamos debatir, votar y, una vez debatido y votado, es importante que el PSOE tenga una sola voz, no como ha ocurrido hasta ahora», remarcó. El secretario general volvió a defender el no definitivo a Rajoy y al PP porque lo contrario sería adoptar «una posición subalterna con el PP».
Sánchez mantiene su intención de liderar un Gobierno del cambio si recibe el aval mayoritario de la militancia. Hasta ese momento, mantendrá conversaciones con el resto de líderes políticos, pero no cerrará acuerdos hasta no contar con el apoyo de los afiliados. A partir de esa fecha, aseguró, habrá tiempo para cerrar un acuerdo con Podemos y C’s.
Preguntado reiteradamente por los periodistas, no descartó que vaya a hablar también con los partidos independentistas. En su entorno apuntaron que desde el momento en el que gane el congreso, se sentirá «con las manos libres» para negociar un Gobierno alternativo al del PP.
La mayoría de los miembros de la dirección están convencidos de que Susana Díaz no se presentará a la votación del 23 de octubre, de que dejará pasar de nuevo ese tren porque «tiene mucho que perder», apuntan. Fuentes de Ferraz añaden que Díaz debería después dejar la Junta de Andalucía, ya que eso es incompatible con ser candidata en las probables elecciones generales del 18 de diciembre.
EL CALENDARIO QUE PROPONE FERRAZ
1 de octubre. Acuerdo en el Comité Federal para celebrar el congreso. Apertura del plazo para presentar precandidaturas.
Del 2 al 11 de octubre. Recogida de avales .
23 de octubre. Jornada de votación para elegir al secretario general.
Del 2 al 5 de noviembre. Congresos provinciales del PSOE, elección de delegados y debate de enmiendas.
2, 3 y 4 de diciembre. Congreso Federal, en el que se ratificará al candidato más votado.