- O Sánchez cree que somos idiotas, que es lo más probable, y que nos tragamos esa visión marxista-leninista de la existencia, o piensa en España como dos sujetos colectivos en choque constante
En su campaña de blanqueo personal, el Presidente ha invitado a la Moncloa a un grupo de 50 simpatizantes. En la rave progresista eligieron a una chica de 20 años para mostrar la conexión entre la mujer joven, feminista y ecologista, y el proyecto sanchista. Hubo otros cuatro que hablaron para el consiguiente “agradezco la pregunta”.
Todo correcto. Tienen derecho. Son adultos y hacen una campaña de partido a final del verano. Sin embargo, los problemas son varios.
El primero es que no somos idiotas. El micrófono no está puesto en mitad de una calle cualquiera para que un espontáneo diga lo que le parezca sobre Sánchez y su Gobierno. En fin, que no se puede hacer pasar por una muestra de la supuesta conexión mágica entre el presidente y su pueblo con un remedo cutre de spot electoral.
El segundo es que resulta inmoral usar el dinero público y las instituciones presidenciales para hacer campaña de un partido político. Esta es una regla de conducta básica de las democracias que no se les mete en la cabeza a los sanchistas. La culpa también es nuestra. Estamos tan acostumbrados que pasamos por alto que la portavoz del Gobierno parezca una diputada contra el PP sin el freno del reglamento parlamentario.
El tercer problema son las respuestas del presidente descorbatado, que rezuman un populismo a lo Disney Plus. La escena es de siesta dominguera. Sinopsis: la peli es la historia de una mujer de Tomelloso que, tras una vida de Cenicienta, consigue acercarse al Presidente para solicitar el “derecho al paro” de las empleadas de hogar. Qué casualidad que Sánchez justo después anunciara que el Gobierno aprobará el seguro de desempleo para esas trabajadoras.
Dejando a un lado la parte cómica, Sánchez arremetió contra los “poderes económicos” como si fuera un presidente bolivariano. Soltar que el cansancio de la ciudadanía es porque se elige a quien gobierna, no a quien manda, no solo ya lo dijo Pablo Iglesias sino que está en el manual del buen populista latinoamericano. Quizá por eso lo dijo el ex mandarín de Podemos.
Sánchez arremetió contra los “poderes económicos” como si fuera un presidente bolivariano
No parece muy responsable ni patriótico atacar a los poderes económicos cuando para solventar la crisis se exige un esfuerzo colectivo, incluidos esos “malvados”. Claro que tampoco deberíamos esperar de Sánchez tal comportamiento cuando no tiene empacho alguno en preferir a Otegi, que mandaba a ETA, antes que a los jefes de los partidos de la oposición democrática y constitucional.
Ese ramalazo populista es siniestro. El intento de lanzar a los damnificados por la crisis contra los empleadores, como si hubiera una lucha de clases, es muy rancio, incluso casposo. ¿Qué concepción tiene el sanchismo de la sociedad española? ¿Tanto asesor en Moncloa para esta memez?
Solo hay dos posibilidades. O Sánchez cree que somos idiotas, que es lo más probable, y que nos tragamos esa visión marxista-leninista de la existencia, o piensa en España como dos sujetos colectivos en choque constante. Estaría hablando de un país de ricos contra pobres, de la casta contra el pueblo, de aristócratas del dinero frente a la “clase media trabajadora”. En cualquiera de los dos casos muestra un preocupante alejamiento de la España del siglo XXI.
O Sánchez cree que somos idiotas, que es lo más probable, y que nos tragamos esa visión marxista-leninista de la existencia, o piensa en España como dos sujetos colectivos en choque constante
Sánchez se nos está quedando para una película de los guionistas de Marvel. Un madurito alto y guapo que salva a la gente común de la explotación de los poderes económicos, a las mujeres de los malvados hombres, y al Planeta de nosotros mismos. Se está echando de menos un disfraz de colores, como el chándal multicolor de Maduro, con una “s” de Sánchez en el pecho, y una capa hasta los tobillos.
No falta ni el enemigo. El Doctor Octopus de Sánchez, su Thanos de los cinco anillos, es Feijóo, con quien se verá en el Senado. No hay duda de que, tras escuchar al presidente, parecerá que el líder de los populares habrá llegado a la Tierra para contaminarla, llenarla de machirulos, y aplastar al pueblo bajo la bota de los poderes económicos. Sin embargo, ciudadanos del universo progresista, no os preocupéis, tenéis a Sánchez para salvar el Planeta.