ABC 03/02/16
EDITORIAL
· El entreguismo del líder del PSOE a Podemos es una irresponsabilidad con España, porque representaría un proyecto político y económico inviable en Europa
EL presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se descartó ayer otra vez ante Su Majestad el Rey como candidato para comparecer ante el Congreso de los Diputados y someterse al debate y posterior votación de investidura. Los argumentos de Rajoy son los mismos que hace diez días, cuando declinó la propuesta del Rey Felipe VI de aceptar la responsabilidad de formar gobierno. Rajoy no cuenta con mayoría para ser investido y sigue pensando que quien dice tenerla, Pedro Sánchez, es el que ha de asumir la responsabilidad de demostrarlo. No solo eso, Sánchez tiene que justificar cómo y con quiénes va a impedir que el partido que ha ganado las elecciones sea el que forme, solo o con otros, el Ejecutivo de la nación. Rajoy opta por esperar acontecimientos, que no serán otros que aquellos a los que se enfrente Sánchez para cuajar acuerdos con opciones contradictorias, alguna de las cuales, como el pacto con Ciudadanos, es tan inviable aritméticamente como la del PP en solitario; o tan inconveniente para España como el acuerdo con Podemos, Izquierda Unida y aquellos partidos nacionalistas que se presten con su voto o con su abstención a investir al secretario general del PSOE.
Pedro Sánchez aceptó ayer el encargo del Rey, tal y como había anunciado. Su comparecencia posterior ante los medios fue un ejercicio de voluntarismo político en cuanto a la consecución de pactos estables con Podemos o con Ciudadanos. Por ahora, Sánchez se conforma con el protagonismo que ha asumido ante la decisión de Rajoy, al margen de cuál sea el resultado de sus negociaciones. Pero ese protagonismo va a acentuar aún más las carencias del líder socialista, a quien le faltan tanto votos para liderar un pacto sin condiciones leoninas con la extrema izquierda como confianza de sus compañeros de partido para lanzarse a la aventura de unas negociaciones que en este momento son castillos en el aire. El entreguismo de Sánchez a Podemos es una irresponsabilidad con España, porque representaría un proyecto político y económico inviable en el contexto europeo e incompatible con una democracia liberal avanzada como la española. El pacto con Ciudadanos sin contar con el PP sería una simple trampa para forzar a los populares a votar en contra y presentarlos como responsables de unas nuevas elecciones. La falta de altura no se compensa poniéndose de puntillas. Sánchez pretende comportarse en esta encrucijada ignorando sus limitaciones, que no se reducen a las aritméticas, sino que son principalmente políticas, las más difíciles de subsanar de todas.