- Acogotado por los escándalos, cercados esposa y hermano por los tribunales, tocado su Gobierno, asfixiado por sus socios catalanes, Sánchez anuncia su plan para meter en cintura a jueces y medios
Poco se habló de Begoña y del hermano. En la primera sesión de control after amnistía, la corrupción en las entrañas de la extraña famiglia del presidente apenas arañó unos minutos en el guion. Estaban a otras cosas. Feijóo, empeñado en que Sánchez desaloje y convoque elecciones. Abascal, más incisivo de lo habitual, sí mencionó a la dona y a su cuñado, y luego se perdió por Palestina y la Patagonia. Rufián, de resaca electoral, se afanaba en armar acuerdos imaginarios entre Puigdemont y el PP y en azuzar la arremetida contra los medios desobedientes. En la Cataluña del estanque dorado, de esos no hay. El incisivo Tellado, portavoz del grupo PP, a veces se atropella. Aún se ignora a qué vicepresidenta le atribuyó lo de «Begoña no existe, nunca ha existido, ¿de qué Begoña me habla?» ¿Cosa de Eme Jota Montero o de Yolanda Díaz?» A saber.
Sánchez tenía prisa. Cuando se sienta en su escaño siempre la tiene. Es un territorio inhóspito en el que ni la descontrolada gestualidad de su vice-uno, encendida de aspavientos, ni el adverso temario, ni su escasa habilidad dialéctica le ofrecen ese escenario confortable que tanto le agrada. Lo tienen por luchador pero prefiere mandar a sus tropas por delante y quedarse él en casita con las pantuflas. Ni una sola vez de cuantas se trató la amnistía en el Parlamento tuvo a bien ocupar su asiento. Tampoco este domingo salió a dar la cara en Ferraz.
La cabeza de esa hidra ultraderechista -es que mueven a la risa-, está en Madrid, como ya tiene detectado el astuto presidente, que es la comunidad donde sonó más fuerte la bofetada a los zurdos.
Resulta hiriente que el presidente de la cuarta economía europea no sea capaz de de desarrollar un argumentario más adecuado que el del ‘fango’ y la ‘ultraderecha’. De ahí no sale. Se ha convertido en un papagayo monocorde que repite esos raquíticos eslóganes en la seguridad de que le funcionan. Las urnas le demuestran hace ya tiempo lo contrario. La única novedad en su letanía es que ahora mete al PP en la macedonia de la ultraderecha, que adoba con buenas dosis de Alvise -recién llegado al mejunje- cuya carrera política tanto se promueve desde el PSOE. «Dentro de tres años, se van a presentar tres ultraderechas, la de Feijóo, la de Abascal y la de Alvise y le ganaremos a las tres», aventuró Sánchez, iracundo y ojeroso, entre los chillidos histriónicos de la vice-dos, devenida ya en caricatura de sí misma. Es la teoría de la hidra de las tres cabezas, que aventó Pilar Alegría este martes en la rueda de prensa del Consejo de ministros y que ahora se convierte en el eslogan favorito de este sanchismo desmadejado. La cabeza de esa hidra está en Madrid, como ya tiene detectado el astuto presidente, que es la comunidad donde sonó más fuerte la bofetada a los zurdos. Loor y gloria a Ayuso.
Feijóo exhibió la templanza del razonable vencedor. Hay que sabe ganar. Animó a Sánchez a hacer un Macron, a disolver y convocar, «no eternice lo inviable, esto ya no da más de sí». Y mencionó algunos reveses recientes del Gobierno, al margen de su patinazo electoral europeo. El batacazo del CIS, la respuesta judicial a la amnistía, la estafa catalana en la Mesa del Parlament, una vicepresidenta que dimite pero poquito y otra persona de su ‘círculo íntimo’ investigada por los jueces. «Y aún es miércoles», apostilló. A lo que respondió Sánchez, ya a la fuga: «Les queda al menos hasta el 27».
Poco se habló de Begoña y su cuñado, los únicos asuntos que disturban al gran narciso. Ni una palabra sobre el escándalo en el Congreso, salvo cuando el protagonista apuntó su deseo de poner en marcha el ‘plan de regeneración democrática’, que ahora se llama ‘de calidad’, para acabar de una vez por todas con los brotes de firmeza que todavía afloran en algunos medios y ciertos togados. Luego de sobetear a Alvise, que lo va a desgastar antes de que cuaje, se trasladó a RTVE y se sumergió en los mimos de Intxaurrondo, un caso quizás irrepetible de sectarismo ideológico sufragado por el erario. Empeñada en arremeter contra el poder judicial, incluso el entrevistado tuvo que señalar que él no se siente objeto de persecución por lawfare, en contra de lo que denunciara tiempo atrás. Alguien le ha hecho escuchar el final de la cinta de del excomisario Villrejo.
¿Qué es esto de que la derecha, once millones de votos, tenga voz y voto en este asunto? Madurismo acelerado, paroxismo peronista
Tras el mutismo en el Hemiciclo, fue el plató de TVE el escenario untuoso, adulador y complaciente en el que desgranó ese tenebroso calendario de la puesta en marcha de su motosierra cercenadora de libertades. Ya hay fechas. En quince días, a freir espárragos el actual CGPJ. Se acabó con la pesadez de que la oposición tenga voz en el nombramiento de los miembros del Gobierno de los jueces. Será su dedo primigenio quien decida la alineación de tan selecto club. ¿Qué es eso de que la derecha, once millones de votos, tenga voz y voto en este asunto? Madurismo acelerado, paroxismo peronista. Segundo paso, antes de final de julio se habrá aprobado la ley antibulos, consistente en amordazar a los medios independientes, silenciar a los comunicadores disidentes y convertir el panorama informativo en un páramo baboso en el que sólo existirán los medios del movimiento, los tertulianos cacatúas y un coro de obsequiosos intxaurrondos arrodillado permanentemente ante los dictados del poder.
Sánchez perdió dos millones de votos en las europeas. Ni se le ocurre llamar a las urnas. Sabe que el tortazo sería brutal. Ahora se dispone a atajar los penúltimos signos de vida democrática que sobreviven en un país en creciente estado de saturación y hartura. A tenor de su mirada febril, ante el avance del cerco judicial sobre Begoña y Azagra (mihemmano), ante la evidencia de que los socios catalanes amenazan tormenta, ante la constatación de que las urnas son reacias, la respuesta se prevé entre descoyuntada y feroz. Manotazos de un insomne enloquecido que se siente amenazado. Vienen tiempos fieros. Quizás para imaginar héroes.