El líder del PSOE, Pedro Sánchez, llamó ayer finalmente a Mariano Rajoy para retomar el diálogo con el Gobierno y abordar conjuntamente el desafío independentista puesto en marcha por el presidente de la Generalitat de Cataluña.
Ocho días después de ser reelegido secretario general, Rajoy aún no había llamado a Sánchez –ayer Moncloa aseguró que le envió un SMS el lunes 22 de mayo–. Con lo que éste cogió el teléfono y quiso trasladar al presidente que el PSOE «estará en la defensa de la legalidad y de la Constitución» y que apoya al Gobierno para frenar el referéndum secesionista.
Por si el Gobierno tenía alguna duda –como las expresadas por el portavoz del Ejecutivo el pasado viernes–, el nuevo líder del PSOE quiso ayer aclarar personalmente a Mariano Rajoy que el Partido Socialista estará «en la defensa de la legalidad y de la Constitución contra cualquier intento de romperla» y frente al desafío independentista de la Generalitat de Cataluña.
El mismo día que el Gobierno catalán había convocado a las formaciones políticas que apoyan el referéndum, Pedro Sánchez quiso reunirse con el primer secretario del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Miquel Iceta, en Ferraz y durante más de una hora.
Posteriormente, Sánchez llamó a Rajoy –que ocho días después de que fuera elegido en primarias aún no le había telefoneado– y le reiteró la oposición del PSOE «al referéndum ilegal» que pretende convocar el Ejecutivo catalán.
La conversación entre los dos fue «fluida y cordial», según fuentes socialistas. Ambos acordaron mantener una línea de diálogo abierta sobre un asunto capital para España, para el Gobierno y para el PSOE.
Sánchez no hizo otra cosa que reiterar al presidente del Gobierno que la postura del PSOE sigue siendo la misma que la que mantuvo desde que él se hizo con las riendas del partido en el verano de 2014.
Las enmiendas de Sánchez a la ponencia política del PSOE, que proponen que la Constitución reconozca «la realidad plurinacional del Estado», no implican «ningún cambio en el concepto de soberanía», añaden desde Ferraz, ya que los socialistas defienden que existe una única soberanía y que ésta reside en el pueblo español en su conjunto.
Fuentes cercanas a Sánchez destacan que la respuesta del Estado al desafío catalán debe contar con la unidad y la coordinación de las fuerzas constitucionalistas, aunque los planteamientos de los distintos partidos para abordar el problema catalán sean diferentes.
Antes de la llamada, Sánchez recibió a Iceta para hablar del conflicto territorial abierto con Cataluña. Ambos constataron la «absoluta unidad de acción y de criterio» del PSOE y del PSC para abordar el conflicto independentista, como ya ocurrió durante todo el mandato del secretario general entre 2014 y 2016.
Iceta y Sánchez abordaron todos los escenarios posibles en los próximo meses y lo que debería hacer el PSOE en cada uno de ellos.
Antes de la conversación de Sánchez y Rajoy, el nuevo portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, José Luis Ábalos, reclamó al presidente del Gobierno que reúna a los partidos constitucionalistas para que la respuesta del Estado a Carles Puigdemont no lo sea sólo del Gobierno de España, sino que cuente con «el mayor apoyo posible» de las fuerzas políticas.
En una entrevista en la cadena Cope, Ábalos aseguró que Rajoy tiene la obligación de «sentarse con los partidos constitucionalistas» que están «por la unidad de España sin ningún tipo de reserva», como es el caso de su partido, aseguró.
El PSOE considera que el principal responsable del conflicto catalán es el Gobierno independentista de Cataluña y los dos partidos que lo conforman, el PDeCAT y ERC. Sin embargo, apuntan, el PP también ha alimentado ese conflicto ya que parece «que entiende que políticamente le conviene mantener esa tensión» para desviar la atención de otros problemas que acucian a los populares, como la corrupción.
Ya en la pasada legislatura, Pedro Sánchez fue quien impulsó varias veces el diálogo entre los partidos constitucionalistas y se puso del lado del Gobierno para hacer frente al desafío con una posición de Estado, no sólo del Ejecutivo del PP.
El PSOE defiende que hay que desmontar el órdago secesionista desde el diálogo y llamando a los partidos independentistas a incorporarse a los trabajos de una reforma de la Constitución que entiende que se debe abrir esta misma legislatura en el Congreso.
Aún así y dado lo lejos que ha llegado Carles Puigdemont, fuentes socialistas apuntan que es muy probable que el Gobierno catalán ponga en marcha su referéndum cuanto antes, cegando el diálogo.
Desde la dirección del PSC añaden que si el Gobierno responde a la convocatoria con la firmeza mostrada hasta ahora –además, contará con el apoyo del PSOE mientras sea proporcional–, Puigdemont desconvocará la consulta ilegal y convocará otra vez elecciones autonómicas.
Después de esos comicios, el partido de Miquel Iceta considera que se constatará el fracaso del proyecto independentista, ya que podrían perder la exigua mayoría absoluta que ahora tienen. Será en ese momento cuando el PSOE en el Congreso y el PSC en el Parlament planteen el inicio de conversaciones a todas las bandas para intentar abordar una reforma federal de la Constitución.
Fuentes del PSOE y del PSC creen que los cambios que pretende introducir Sánchez en el modelo territorial que defienden los socialistas podrán ser aceptados por los barones más centralistas sin problema, ya que siempre garantizará, aseguran desde el PSC, que no se quebrará el principio de que hay una única soberanía nacional.