TONIA ETXARRI-EL CORREO

La oferta de Casado para desbloquear el Poder Judicial no está siendo acogida con el interés que merece

En menos de dos semanas Sánchez ha avanzado a ritmo vertiginoso, pisando los cristales más frágiles y sin freno en su fijación por controlar todos los resortes institucionales. Se trata de que los nuevos cargos no vayan a obstaculizar el equilibrio inestable con ERC cuyo máximo dirigente, Oriol Junqueras, exige sin disimulo un escenario proclive a la independencia de Cataluña. ¿Será cuestión de tiempo? ¿ De cambiar de nombre a las cosas? ¿ O de quitar importancia a la quiebra de la legalidad? Del primer Gobierno de coalición («con varias voces pero con una misma palabra») ya hemos oído declaraciones provocadoras del vicepresidente Iglesias contra la Justicia española justificadas por los socialistas; un plantón de la ministra de Igualdad, Irene Montero, a doña Letizia en unas jornadas sobre violencia de género; y la designación de la exministra Lola Delgado como fiscal general del Estado que ha provocado un choque de trenes entre el Ejecutivo y el Poder Judicial.

Las aguas bajan lo suficientemente revueltas como para que el ‘jefe’ de los próximos Presupuestos del nuevo Gobierno, que no es otro que Oriol Junqueras, se esté viniendo arriba. A medida que olfatea la fragilidad de Sánchez en su búsqueda del poder absoluto, se crece en escenificar sus exigencias. En sus últimas declaraciones ha alardeado de su hazaña golpista y ha endurecido las condiciones de la futura negociación con el Gobierno. Situándose por encima del Estado y dejando un recado para los entendedores menos frívolos: el tajo a la legalidad persistirá.

Por eso Sánchez quiere que la exministra Delgado controle la Fiscalía General del Estado. Para politizar la justicia. Que eso es lo que significa «despolitizar el ‘procés’». La nueva fiscal general, tres veces reprobada por el Congreso, ya manejó a su antojo la Abogacía General del Estado destituyendo a Edmundo Bal cuando éste no quiso someterse a la rebaja de la tipificación del delito de rebelión por el de sedición.

No es su ideología lo que se cuestiona. Sencillamente no da la imagen de independencia que necesita el Ministerio Público. Si al abogado de Puigdemont le ha gustado esta elección, mayor motivo de preocupación para quienes defienden el respeto a la ley por encima de los intereses políticos.

Vamos a estar entretenidos con el Gobierno de Pedro y Pablo. El ‘Adán’ de La Moncloa, acomodado en las divisiones que van provocando sus decisiones. Muy por detrás le sigue un vicepresidente disimulando su resuello cada vez que tiene que decir lo contrario de lo que dijo hace tan solo unos meses (con Tezanos y el CIS, con la amiga de las «cloacas del Estado»). Sabiendo que si quiere ir por libre tiene que ser para darle la razón a Sánchez. Esto es lo que queda, hoy por hoy, del asaltante de los cielos.

La oposición tiene más votos que los gobernantes pero dos escaños menos en el Congreso. Tan fragmentada por su propia torpeza que la oferta del PP de Pablo Casado para desbloquear el Poder Judicial no está siendo acogida con la atención que merece.

En Euskadi la burbuja ideal explota en vigilia electoral. Como este año iremos a las urnas para elegir el próximo Parlamento vasco, empiezan los movimientos. A Alfonso Alonso se le ha ido Borja Sémper pero, a pesar de esta notable baja, el dirigente del PP vasco exhibe optimismo para plantar batalla al PNV. Como un primer paso para «desalojar a Sánchez», dice. Soñar es gratis. En tiempos electorales se marca terreno propio. Eso es lo que está haciendo estos días el PSE con el plan del Gobierno vasco para acercar a los 210 presos de ETA. Y el PNV, haciendo de embajador de los presos a los que no les exige ni que renieguen de su abominable historia ni que colaboren con la Justicia. En principio las pegas de los socialistas de Idoia Mendia son de forma. No han sido consultados en el Consejo de Gobierno. Veremos, más adelante, si hay disenso de fondo. Si esta causa la presenta el Gobierno sin que uno de los dos partidos haya estado informado habrá que concluir que son maniobras del PNV. Movimientos electorales. Siente el aliento y la ‘competencia abertzale’ de EH Bildu. Con sus lecciones sobre democracia, su negativa a condenar a ETA y el blanqueamiento de tanta injusticia en los años de terrorismo. Segunda fuerza. Desde hace años. A todo se le llama burbuja.