En ese cónclave, Sánchez volverá a defender el no a Rajoy. Y sopesa convocar una consulta a la militancia del PSOE para que las bases refrenden la negociación para conseguir lo que él llama un «Gobierno del cambio» tras el fracaso de Mariano Rajoy en su investidura.
El PSOE preguntaría a sus bases si Pedro Sánchez debe negociar una mayoría alternativa a la del PP con Podemos, Ciudadanos y otras fuerzas políticas. La intención del secretario general es no cerrar la puerta a nadie. Sin embargo, los presidentes críticos intentarán, en último caso, que se excluya de esa negociación a las formaciones que defienden la independencia o las consultas de autodeterminación como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) o el ahora llamado Partit Demòcrata Català (PDC).
Pedro Sánchez tiene perfectamente planificado lo que propondrá al Comité Federal del 1 de octubre, aunque no se lo ha transmitido más que a su círculo más íntimo. Sin embargo, personas muy próximas a él, distintos sectores del partido e incluso dirigentes críticos están convencidos de que Sánchez volverá a recurrir a la consulta a la militancia para negociar con las manos libres y reforzarse ante los que defienden que no debe liderar una alternativa al PP.
La mayoría de los siete presidentes autonómicos socialistas, dirigentes históricos, como Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba o José Bono, e incluso personas próximas a Sánchez creen que el PSOE debería dejar gobernar al PP, aunque sea pidiendo la cabeza de Rajoy. Argumentan que los ciudadanos otorgaron 137 escaños a los populares y 85 al PSOE y, claramente, manifestaron que el PP debe gobernar y el PSOE ha de liderar la oposición.
Sin embargo, Pedro Sánchez y la otra mitad del poder orgánico consideran que Rajoy ya ha demostrado que es incapaz de articular una mayoría para gobernar. Y que ahora le corresponde intentarlo al PSOE para evitar las terceras elecciones y porque el 65% de los ciudadanos votaron cambio.
La consulta a la militancia, según quienes la defienden, liberará al secretario general de muchas presiones, internas y externas, y despejará el camino para que intente liderar un Ejecutivo alternativo al del PP con el máximo respaldo interno. Si ese Ejecutivo finalmente no es posible por el veto de Podemos o de C’s, la responsabilidad de las terceras elecciones ya no recaerá sobre el PSOE, que habrá intentado conformar una mayoría distinta para que los españoles no vuelvan a votar.
El PSOE de Andalucía (PSOE-A) y las direcciones del partido en Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón y Asturias, sin embargo, creen que la consulta sería una nueva «huida hacia adelante» de Sánchez para eludir su responsabilidad y quitarse de encima a los críticos. Eso sí, admiten que no se podrán oponer a ella. Como reconocen en el PSOE-A, Susana Díaz no puede rechazar una consulta a las bases, aunque no la quiera, igual que no pudo hacerlo cuando el PSOE firmó el acuerdo con Ciudadanos. La mayoría de la militancia, además, acudió a votar contra los que pronosticaban una participación muy baja.
Los resultados del domingo en Galicia y País Vasco reforzarán o debilitarán al secretario general frente a Susana Díaz y los barones. Si se confirma la debacle, habrá duras críticas a la dirección y los barones endurecerán su postura. Pero fuentes de los críticos descartan un golpe de mano para apartar a Sánchez, como una dimisión en bloque de parte de la Ejecutiva. El secretario general, por su parte, desvincula totalmente los resultados de la situación del partido y de la investidura.
Los críticos de Sánchez quieren que el Comité Federal vuelva a aprobar las líneas rojas que el secretario general no podrá traspasar en sus futuras negociaciones. Sin embargo, aún no hay una posición definitiva. Los secretarios generales siguen hablando a la espera del 25-S, como confirmaron varios de ellos.
Los barones no quieren que Sánchez negocie nada con los partidos que defienden la independencia y las consultas de autodeterminación, especialmente el PDC y ERC. La Ejecutiva del PSOE de Castilla-La Mancha, que dirige Emiliano García-Page, aprobó el lunes que «la renuncia definitiva» a los planteamientos independentistas debería ser «condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones».