Juan Carlos Colmenarejo-Vozpópuli

El presidente, en tan sólo dos años, ha conseguido trasladar la idea de que sólo él está capacitado para estar al frente del Gobierno de España

Rivera acierta cuando afirma vehemente que hay un plan Sánchez. Pero no es el que airea el líder de Ciudadanos contra la Constitución, sino el que la noche del 28 de abril se empezó a trazar para destruir a Podemos, y si se dan las circunstancias, a Ciudadanos. En las elecciones de 2016, el PSOE corrió el peligro de ser superado por Podemos. No ocurrió y nunca volverá a repetirse semejante escenario sea o no Sánchez el secretario general del PSOE.

Lo mismo ha sucedido con el PP y Ciudadanos. Las últimas elecciones generales eran la oportunidad de Rivera aprovechando que Casado estaba más preocupado por la nueva fuga de votos camino de Vox. Sea como fuere, desde 2015, el bipartidismo se ha tambaleado de las dos patas pero ninguno de los tres emergentes ha conseguido eliminarle del tablero.

Sánchez utilizó el comodín de Vox para ganar las elecciones mejorando los dos peores resultados de la historia del PSOE -figuran ya en su biografía- desde 1977. Se reinventó demostrando una capacidad de resistencia que incluso le ha permitido deleitar al público con su manual de grandes éxitos. Durante el pleno de este miércoles en el Congreso, el tono en el que Sánchez se dirigió a Casado fue como si el presidente en funciones fuera ya Rajoy, un veterano curtido en mil despachos, y el líder del PP, aquel bisoño Sánchez, recién llegado al puesto de mando socialista. Ahora con los papeles de entonces cambiados, ve a Casado como un joven aspirante sin experiencia. Rajoy nunca pensó en que Sánchez llegaría y mucho menos de aquella manera. El expresidente solía decir que “es muy difícil echar a un presidente del Gobierno”. Siempre hay que esperar lo inesperado.

Sánchez ha conseguido en estos últimos dos años que parezca que solo él está capacitado para gobernar España. El CIS de Tezanos ha contribuido a crear ese marco mental en el que solo el PSOE puede formar un Gobierno estable. Su plan lo bendice Tezanos y sabe perfectamente que con el independentismo se abrasa y que con Podemos tiene cuentas pendientes después de ver cómo, por dos veces, Iglesias no ha facilitado su investidura como presidente del Gobierno.

Las deudas del PP

Salvo acuerdo de última hora, que supondría la renuncia de Iglesias a algo más que su coherencia al pedir un Gobierno de coalición, las nuevas elecciones suponen otro hito en el camino del plan de Sánchez para estar en LaMoncloa ocho años más. Se va a presentar como el único garante de la estabilidad política en España. En noviembre juega al desgaste y a la eliminación de casi todos los demás salvo el PP.

El plan de Sánchez tiene varias opciones y entre ellas hay un plan con C de Casado. En el PSOE dicen que el PP se la debe. Y en el PP responden que no están en deuda con quien se apoya en Bildu para desalojarles de la Moncloa o evitar un gobierno constitucionalista en Navarra. Salvo que el desencanto de la izquierda eche en demasía la culpa a Sánchez por no haber llegado a un acuerdo con Iglesias y le salga peor la jugada de lo que dice el plan, el PSOE será el más votado y tendrá que sumar. Rivera dirá que no, y más después del hostigamiento al que Sánchez le somete. Iglesias pedirá entrar en el Gobierno por coherencia y los socialistas no querrán otra vez ir de la mano de quienes les han sacado de la carretera en dos ocasiones y menos a las puertas de una crisis económica.

El PSOE sabe lo que se viene encima con el ‘brexit’, la crisis económica en 2020 y el separatismo catalán amenazando con otro golpe

Si ninguno de los dos partidos, Podemos y Ciudadanos, tuerce la posición de su líder o prescinde de él, estaremos como hoy mismo pero ya con toda la presión para el PP. El PSOE sabe lo que se viene encima con el brexit, la crisis económica en 2020 y el separatismo catalán amenazando con otro golpe. No es necesario un Gobierno de coalición pero sí un respaldo estable que incluya que se aprueben unos presupuestos con el visto bueno de Bruselas donde socialistas y populares comparten el gobierno de la Comisión Europea. El plan Sánchez es ser presidente del Gobierno sin independentistas ni Podemos, con los votos que pueda quitarle en las urnas a Rivera por el centro y con el auxilio final del PP que deberá negociar como salvador del colapso definitivo. El plan Sánchez es el de Tezanos.