Luis del Val-ABC

  • Y en cuanto se curen del pronto, y vuelvan a ser progresistas del PSOE, que los jueces llamen a declarar a Núñez Feijóo

Aúltimos de enero de 2016, el actual presidente del Gobierno dijo: «El hedor de la corrupción del PP empieza a ser insoportable». Tres años más tarde, no había cambiado de opinión –un hombre que, desde que llegó a La Moncloa, cambia de opinión de manera constante– y declaró: «La sede del PP en la calle Génova, era el gran bazar de la corrupción. Primera planta, financiación irregular; segunda planta, enriquecimiento ilícito; tercera planta, reparto de sobres con dinero en B o sobresueldos…». En mayo de 2022, en sede parlamentaria, además de reafirmarse en que el Partido Popular era un nido de corrupción, descubrió que el PP era «la corrupción democrática, porque no aceptan los resultados, y creen que sólo pueden gobernar ellos».

Estas afirmaciones se han venido repitiendo durante el año 2023 y 2024, con una variación que produce un efecto multiplicador, al convertir el Consejo de Ministros en ‘Los niños del coro’, o ‘Los niños del loro’, ya que repiten como loros el mismo texto, repitiendo las palabras de Pedro I, El Mentiroso, sean niños, niñas o niñes, según deseos de las tontas contemporáneas, en lucha contra el idioma que hablamos más de 600 millones de personas, en todo el mundo.

Las corrupción en Génova y Moncloa nos ha sido administrada en dosis homeopáticas: hoy, una catedrática que no es catedrática; mañana, una esposa que usa la sede del Gobierno para recibir empresarios; a la semana siguiente, la apropiación de software digital; a primeros del mes siguiente, unas líneas aéreas agraciadas con el gordo de las subvenciones, y así, día a día, mes a mes. Pero, claro, esta última semana, se les ha ido la mano en la dosis, y llevamos un colocón que estamos aturdidos. Y, de repente, hay un flash back, y aparecen lingotes de oro por los aeropuertos, peticiones de dinero a la mano derecha del tirano de Venezuela, el empresario preferido de la esposa del presidente en la cárcel, y, naturalmente, la ciudadanía está confundida, aturullada, y con un empacho peligroso.

Las dosis para vacunarnos de las mentiras fueron muy adecuadas, y ya, como Pedro, I, el Mentiroso, haciendo honor a su título mentía y miente casi todos los días, no nos hacían ningún efecto. Pero, claro, esta sobredosis de corrupción nos ha llegado, cuando todavía no habíamos asimilado la vacuna, y estamos en esa situación de aceptación de la mentira, pero es que, si además de mentirnos, nos roban, el organismo se rebela, y no sé cómo vamos a poder salir de esto.

Creo que lo mejor sería decir que Sánchez, Ábalos y compañía, sufrieron un ataque de locura y se hicieron del PP. Y en cuanto se curen del pronto, y vuelvan a ser progresistas del PSOE, que los jueces llamen a declarar a Núñez Feijóo. Solucionado.