Gorka Maneiro-Vozpópuli
- No hay nada que más una a quienes carecen de principios que el interés mutuo
El actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, cuando todavía no lo era pero con el objetivo de serlo, y su ex mano derecha Santos Cerdán, que acaba de salir de la cárcel y espera juicio y condena por corrupción política, se reunieron en secreto con Arnaldo Otegi, condenado en su momento por actividades terroristas, líder de la mafia y el encargado durante décadas de justificar los asesinatos de ETA, de acuerdo con información confirmada tanto por Koldo, que iba al volante en la excursión, como por Ábalos.
El objetivo era, según se dice, negociar la moción de censura contra Mariano Rajoy que llevó a Sánchez a la Moncloa con el propósito, según dijo este, de luchar contra la corrupción y regenerar la vida política en España, lo que hoy, visto lo visto, sólo puede parecer una broma pesada. Según esta versión, el encuentro se celebró en 2018 en un caserío ubicado en el País Vasco adonde los llevó Koldo García, otro que espera condena para ingresar en el trullo más pronto que tarde, donde previsiblemente pasará unos cuantos años por las fechorías cometidas como militante del PSOE y mano derecha de Ábalos, otro presunto corrupto, exmilitante socialista, exministro y ex mano derecha de Sánchez.
La reunión habría sido mediada por el empresario y socio de Cerdán, Antxon Alonso, quien está siendo investigado por el Tribunal Supremo. Sánchez es un genio. Ni Al Capone logró rodearse de gente tan insigne.
Los votos y la corrupción
Yo no puedo certificar que dicha reunión se celebrara porque yo no estuve; al fin y al cabo, cuido mucho con quién me mezclo y rechazo las malas compañías y los propósitos infames, o sea, que no trato con mala gente ni participo de sus contubernios y sus malas ideas. Lo aplico tanto en la política como en el día a día. Lo que sí puede verificarse y es incuestionable es que la moción de censura finalmente se llevó a cabo y Pedro Sánchez se convirtió en presidente del Gobierno de España con los votos, entre otros, de los delegados de Arnaldo Otegi, es decir, los diputados de EH Bildu, socios prioritarios del PSOE desde que Sánchez ocupa la Moncloa.
De la gente de la que hablamos, tras los casos de corrupción económica y política que han protagonizado desde que gobiernan, puede esperarse casi cualquier cosa, por lo que yo me creo la información publicada y, desde luego, es perfectamente verosímil. Otegi lo niega, Koldo lo confirma y Sánchez calla, por lo que cada cual puede sacar sus propias conclusiones.
Hay cosas peores
Que Sánchez calle no es del todo malo, dado que así al menos no miente, acostumbrados como nos tiene a sus cambios de opinión por conveniencia que no son otra cosa que mentiras; y que Otegi lo niegue es casi una confirmación oficial de la noticia de parte de quien ha construido su carrera política al servicio de los objetivos compartidos con ETA.
Bien pensado, hay cosas incluso peores que reunirse en secreto con los beneficiarios de la actividad terrorista perpetrada por ETA: es entenderse políticamente con ellos, convertirlos en socios preferentes, preferirlos al resto de formaciones políticas democráticas sólo por ser de izquierdas y, en el culmen del despropósito, calificarlos como progresistas, como los definió algún ministro de Sánchez. Así que ha habido reuniones entre unos y otros sólo puede ser cierto. Al fin y al cabo, ¿cómo vas a mantener semejante pacto de hierro con EH Bildu sin reunirte con Otegi?
Por cierto, lo que no entiendo es la negativa de Sánchez a reunirse públicamente con Otegi y regalarnos esa foto infame para la historia de España, de modo que no olvidemos lo que nunca debería repetirse. Si tan demócrata, progresista y de izquierdas es Otegi, ¿qué problema tienes? Si compartes con él proyecto y legislatura, ¿por qué no un apretón de manos y un abrazo público y mediático con quien te sostiene políticamente como presidente aunque sea por pura conveniencia política?
No hay nada que más una a quienes carecen de principios que el interés mutuo, aunque no termine de verbalizarse por pura vergüenza y prefiera esconderse. Y el pacto les conviene a ambos, ciertamente, aunque nos repugne: a Sánchez, para ser investido en su momento presidente y ahora para permanecer en la Moncloa, aunque sea por poco tiempo; a Otegi, para obtener réditos políticos en su beneficio y porque le conviene todo lo que es perjudicial para España. Y ahora mismo no hay nada peor para España que Sánchez.