EL CONFIDENCIAL 21/09/16
· Ambos tenían previsto verse este miércoles en Madrid, justo una semana después de la polémica por los ‘ataques’ al presidente extremeño. La cita se anula por la imposibilidad de «cuadrar agendas»
No estaba programado ningún tipo de cobertura pública para la reunión ni se había anunciado previamente. Porque a ninguna de las partes le interesaba mentar la cuestión interna a escasos cinco días de unas elecciones en Galicia y Euskadi. Pero el gesto en sí ya dice mucho: Pedro Sánchez quería citarse este miércoles con Guillermo Fernández Vara en Madrid, justo una semana después del incendio provocado por el apoyo en cascada de los dirigentes críticos al presidente extremeño, para solidarizarse por los «ataques» vertidos en redes sociales. La entrevista, finalmente, no se producirá, argumentan, por la imposibilidad de ambos de «cuadrar» sus agendas.
El jefe de la Junta de Extremadura recibió «hace unos días» la petición del secretario general por el conducto habitual, a través de su jefe de Gabinete, Juanma Serrano. Y estaba «totalmente dispuesto» a verse con él, «como siempre», pese a sus enormes diferencias, según confirmaron a este periódico diversas fuentes socialistas. No obstante, la cita se cayó del calendario este mismo martes: el presidente extremeño, aunque tiene hoy agenda institucional en Madrid —se reúne a las 12 con su homólogo canario, Fernando Clavijo, y juntos darán a continuación una rueda de prensa—, vuela después hacia Turín, Italia, a la feria de Slow Food a la que ha sido invitado, y no regresará a España hasta el viernes. Sánchez, por su parte, tiene que estar a las 16.30 horas en Pontedeume, en el primero de los tres actos electorales programados entre A Coruña y Lugo, para la tarde. Hasta el viernes, seguirá de campaña en Euskadi y Galicia y el sábado se desplaza a la Fiesta de la Rosa del PSC. La idea inicial era que el encuentro entre los dos dirigentes fuera discreto y sin medios, porque de lo contrario habría contribuido a reavivar las brasas a muy pocos días de las autonómicas y gallegas del 25-S.
· Sánchez se desplaza a Galicia a hacer campaña, y Vara tiene agenda institucional en la capital y luego vuela a Turín. Los dos se verán «más adelante»
Vara y Sánchez, por tanto, se verán, como aseguran las fuentes consultadas, «más adelante». Puede que incluso la semana próxima si, como en otras ocasiones, el secretario general hace ronda con sus barones en Ferraz antes del comité federal, que podría celebrarse el 1 o el 8 de octubre. Pero el simple gesto de que Sánchez quisiera reunirse con el presidente extremeño este miércoles ya es significativo, puesto que sus relaciones políticas y personales pasan, tal vez, por uno de sus peores momentos.
Vara, el barón inclasificable del PSOE
Ninguno de los dos confía en el otro y ambos están encuadrados en bandos distintos, ya que el presidente extremeño comparte las preocupaciones e inquietudes de los críticos, y como ellos entiende que lo mejor es un relevo en la cúpula del PSOE, que no se puede gobernar con 85 escaños y menos que el Ejecutivo dependa del apoyo o abstención de las fuerzas soberanistas. Él fue el que defendió primero y públicamente la abstención al PP en caso de que este llegara a un acuerdo —como ocurrió— con Ciudadanos y Coalición Canaria que le acercara a la mayoría absoluta. Ninguno de los presidentes le secundó en esta tesis en declaraciones a los medios, conscientes del coste de esa posición entre la militancia, que a fin de cuentas es la que decide el liderazgo de los socialistas en el próximo congreso federal, aún sin fecha.
Catarata de apoyos
La pretendida cita entre Vara y Sánchez, finalmente abortada, habría llegado siete días después de que el PSOE sufriera su enésima convulsión interna. El miércoles pasado, Susana Díaz y Alfredo Pérez Rubalcaba dejaron en Twitter y Facebook mensajes de apoyo a la «libertad de expresión» del presidente extremeño. Este se había quejado del hostigamiento sufrido en las redes sociales por compañeros de partido, un hecho que para los críticos no era nada casual: su sospecha era que la campaña había sido «orquestada» por Ferraz, bajo la responsabilidad del secretario de Organización, César Luena. Tras Díaz, se apuntaron al carro de la solidaridad con Vara notables del partido como el presidente asturiano, Javier Fernández; la eurodiputada Elena Valenciano, el parlamentario (y rival de Sánchez en 2014) Eduardo Madina o la exministra Carme Chacón.
El líder extremeño no quiere alimentar la polémica: consideró «zanjado» el asunto de la incomunicación con Ferraz y ha optado por salir de los focos
Al día siguiente, los jefes de los Ejecutivos de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; Aragón, Javier Lambán, y Valencia, Ximo Puig, manifestaron, con mayor o menor grado de intensidad, su respaldo al líder extremeño. Vara, que dos días antes del estallido de los críticos había reconocido que no hablaba con el secretario general desde el comité federal de julio y advertido de que ser leal no es «tocar las palmas» al jefe, intentó reconducir la polémica. Consideró «zanjado» el asunto de la incomunicación con Sánchez y agradeció las muestras de cariño. Desde entonces, salió de escena. Pero su opinión sobre el secretario general y su estrategia, obviamente, no ha cambiado. Vara, que había actuado de sostén de Sánchez en los momentos más duros, con las primeras acometidas de Díaz o incluso en el tormentoso comité de diciembre, en el que los barones pretendían guillotinar al secretario general, ya había soltado amarras con Ferraz hacía tiempo. Los puentes estaban rotos. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo extremeño tiene un talante «componedor», como recordaban en los últimos días dirigentes que le son próximos.
Sánchez no se ha referido a la gresca interna en la última semana. Ha proseguido con su campaña en Euskadi y Galicia y ha optado por la prudencia, justo con el fin de atajar cuanto antes la polémica. No obstante, tanto la candidata del PSE, Idoia Mendia, como la presidenta de la gestora del PSdeG, Pilar Cancela, han dejado ver su resquemor por el «ruido» interno, por el efecto que pudiera tener en sus mermadas expectativas electorales. En Ferraz sí se notaba la irritación, y algunos dirigentes ajenos a la sede creen que el secretario general está «preocupado» por la dimensión que está tomando el enfrentamiento interno en el PSOE. En el equipo de Sánchez apuntaban este martes que era «normal» que los dos dirigentes se citaran, y también que tuvieran dificultades a la hora de casar sus agendas en campaña. «Es lógico que Pedro quiera atemperar, es su obligación», alegaba un mando de lealtad indiscutida al jefe de los socialistas.
En la retaguardia
Vara, como el resto de presidentes autonómicos lejanos a la órbita de la cúpula federal, prefiere mantenerse alejado de los focos hasta que pasen las vascas y gallegas del 25-S. Si se produjera el batacazo al que apuntan las encuestas —’sorpasso’ de En Marea en Galicia y caída en Euskadi a cuarta fuerza, con entre ocho y 10 diputados, frente a los 16 de 2012—, los críticos podrían sentirse con más razones para intentar dar un golpe sobre la mesa. Pero, a estas alturas de la película, con un PSOE profundamente dividido en dos bandos, resulta difícil pensar en soluciones expeditivas que no sean sangrientas y que no acaban de convencer a todos, caso de la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la ejecutiva para forzar la caída del secretario general. Entre los detractores de Sánchez, hay opiniones para todos los gustos y no parece claro un plan. Los pasos se irán dando a partir del 25-S, y también teniendo en cuenta la estrategia que vaya desplegando el líder para sobrevivir, que a día de hoy sigue siendo una incógnita.
En el equipo del secretario general encuentran «lógico» que quiera «atemperar» el clima en el PSOE, tenso y lleno de desconfianzas mutuas
Lo orgánico y lo institucional se cruzan en la vida del PSOE constantemente. Porque a la pelea por el poder en el partido se superpone la cuestión de la investidura, una ratonera de la que es complicado escapar. Sánchez pretende mantener el no al PP y a Rajoy hasta el final, pero los críticos quieren que se abra el debate en el comité federal y se sopese cuál es la mejor opción. Susana Díaz ha dejado entrever cuál es su camino: la cabeza de Mariano Rajoy como una condición necesaria para que el PSOE se replantee su posición. La sucesión de escándalos de corrupción —el último, el caso de Rita Barberá— hace más complicado si cabe un viraje del partido.
Sánchez quiere explorar las posibilidades de un Gobierno alternativo con Podemos y Ciudadanos, y a ambos les pide que levanten sus «vetos cruzados» y hagan posible un Ejecutivo que defienda tres causas fundamentales: luchar contra la desigualdad, acabar con la corrupción y crear empleo digno y estable. Esa opción, al menos hasta el momento, sigue yerma. Lo que suscita tensión entre los críticos es la sospecha de que el secretario general pueda hacer depender su investidura de las formaciones independentistas (ERC y el Partit Demòcrata Català, la antigua Convergència), porque quieren «romper el país«. Ferraz niega con vehemencia que Sánchez esté buscando una elección como presidente del Gobierno «a cualquier precio», como no lo hizo, recuerdan en su equipo, cuando tuvo la oportunidad, en la legislatura pasada.
· Sánchez se compromete a «mejorar el autogobierno» de Euskadi ante el árbol de Gernika
Pedro Sánchez retomó este martes su itinerario de campaña. Y fue a Euskadi. Más concretamente a Vizcaya, a un acto electoral mucho más solemne, desprovisto de tono mitinero. Lo daba el lugar: junto al Árbol de Gernika, símbolo del autogobierno vasco.
Allí, acompañado de la candidata del PSE, Idoia Mendia, del exlendakari Patxi López y de otros cuadros del partido, expresó su firme compromiso con el Estatuto de Gernika y con la «mejora» del autogobierno de Euskadi. Porque «no es concebible» un País Vasco sin un «autogobierno fuerte«, como el que propició el Estatuto de 1979, que encarna un triple pacto: entre los ciudadanos vascos, entre los tres territorios históricos y entre los vascos y el conjunto de los españoles.
Un pacto que está «vivo«, que tiene «presente y muchísimo futuro«, puesto que Euskadi cuenta con «recursos» y «competencias» suficientes, pero solo hace falta, precisó, dirigirlos hacia los ciudadanos. Es más, el Estatuto de Gernika, a su juicio, abrió la «oportunidad» para la comunidad, y ha permitido «el mayor autogobierno que se conoce en el conjunto de la Unión Europea».
El secretario general subrayó que tanto el PSOE como el PSE defienden lo mismo, que no se pierden en «ensoñaciones» de quienes «se empeñan en mantenerse a base de diferenciar a los ciudadanos por sus posiciones, por su ideología o por su sentimiento de identidad». «No apoyamos, por ello, proyectos que impulsan la división, la fractura, la ruptura y el enfrentamiento como defienden los soberanistas», agregó.
Sánchez aseguró que en Euskadi soplan «vientos de cambio«, y los socialistas participarán si es para la «modernización» de la comunidad y la defensa de los derechos sociales, pero no estarán si se reclaman «el derecho de autodeterminación, la consulta y romper España y volver a la división entre vascos». Por su parte, Idoia Mendia apuntó que es el momento de «renovar» el Estatuto de Gernika, pero siempre que se haga por los cauces legales y no suponga separar al País Vasco del resto de España. «Me comprometo a defender con uñas y dientes el autogobierno vasco, porque es lo único que nos permite seguir viviendo juntos sin renunciar a lo que somos cada uno», solemnizó.
El líder de los socialistas no hizo referencia alguna a la gobernabilidad de España, como sí ha hecho durante la campaña en actos más mitineros. Sí se permitió enhebrar unas cuantas frases en euskera. Hasta ahora, confesó, no lo había hecho. Otro gesto en un escenario icónico para Euskadi.