Teodoro León Gross-ABC
- En este escenario decadente en el PSOE asumen como tarea primordial atacar a la oposición
En cualquier otro país, en cualquier otra presidencia, el escenario político tumbaría al Gobierno hoy mismo. Es difícil un cuadro clínico más agónico. En el Legislativo, que de hecho aspiran a anular al verse en minoría, pierden votación tras votación y acaban de suspender un trámite presupuestario clave por no sufrir otra somanta. En el Judicial, que tratan de controlar con la instancia falsa del Tribunal Constitucional, usan con descaro la Fiscalía, cuyo titular está al borde de acabar él mismo en el banquillo, como tentáculo del gabinete. En su agenda como Ejecutivo tantean cómo intimidar al periodismo. En el partido aceleran su congreso por vía de urgencia para imponer una férrea disciplina interna, hacia un sanchismo de estabilidad búlgara. En el interior, tensando las costuras del Estado de las Autonomías con la ruptura del régimen común garante de la igualdad y la solidaridad territorial, siguen negociando cesiones a los nacionalistas más hostiles al Estado para aferrarse al poder. En el exterior bajo sospecha –como recogía Financial Times en una crónica demoledora– después de lo sucedido en Venezuela. Y suma y sigue…
Ya es significativo que Sánchez y todo el sanchismo estén volcados no en defender la inocencia de Begoña Gómez, sino en construir la culpabilidad del juez Peinado. Encaja, eso sí, en el ‘vademécum’ trumpista al que se acogen cada vez más. Es toda una obsesión desacreditar al magistrado. Blanco y en botella, que dicen Bolaños o Puente al alimón. Y en eso han empeñado toda la maquinaria del Estado: Fiscalía, Abogacía del Estado, Moncloa, RTVE… Todo al servicio de la causa. En su aparato mediático circula cotidianamente el argumentario elaborado en Moncloa, desde donde centran cada mañana las consignas con rosca, como Michel en sus días de gloria con La Quinta del Buitre. Entretanto, día a día, la Santa Compaña del sanchismo recorre portadas informativas: Lady Sánchez, el hermano de Sánchez, Koldo, el hermano de Koldo, Ábalos, la novia de Ábalos…
En este escenario decadente que aún se puede prolongar muchos meses, en el PSOE asumen como tarea primordial atacar a la oposición por tierra, mar y aire. O más bien al PP, mientras dan relevancia a Vox o a Alvise para fragmentar el voto y minar las expectativas del cambio. La portavoz del Gobierno sigue usando el Consejo de Ministros para un mitin impúdico cada martes, esta vez contra Génova por no plegarse a sus presupuestos, y la portavoz del partido, a quien le falta talento para ‘portacoz’, lee malamente papeles de literatura salvaje: en treinta segundos llamó a Feijoo esta semana cuñado triste y avinagrado, cenizo y amargón, líder menguante sin discurso, etcétera, y sólo le faltó añadir que le huele el aliento, broma muy de la casa.
Así está la cosa. Pero el sanchismo aún confía en que su inversión en el sectarismo de la ciudadanía les rente en las urnas con su clientela todavía dispuesta a tragar con todo esto…