ABC 28/04/13
La «comunión» entre los Eguiguren y Otegi indigna a la familia de Isaías Carrasco
Desde la página 1 Los Eguiguren Romero y los Carrasco Romero son dos familias socialistas guipuzcoanas que, además del segundo apellido, comparten profundas arrugas en el alma desgarrada por años de dolor. Dos siglas han determinado sus vidas. La del PSE, cantera de ciudadanos vascos resistentes contra la sinrazón terrorista, o sea, víctimas. Y ETA, que los acorraló y acabó por llevarse a un último militante, Isaías Carrasco, edil de Mondragón y amigo personal de Jesús Eguiguren y de su mujer, Rafaela Romero. Aquel 7 de marzo de 2008, «un frío y lluvioso viernes de campaña», «Rafi» comía muy cerca del portal de los Carrasco, donde el padre caía asesinado. Vio a su compañero «desangrarse y morir» rodeado de su hija mayor, Sandra, y su mujer, Marian. «Los gritos, la pena, el dolor, tanto dolor me nubla el recuerdo y me ensombrece el alma. No olvidaré en toda mi vida ese momento. Nunca. Jamás», relató aún dolorida en su blog la ahora portavoz del partido en Juntas de Guipúzcoa. Desde entonces, más que nunca, «Rafi y Jesús» han sido bastón y aliento, uña y carne, de la familia Carrasco, que hoy sin embargo, solo cinco años después, asiste con creciente desasosiego y perplejidad a la nueva «amistad» labrada entre los Eguiguren y Otegi.
«¡Qué vergüenza!»
La fotografía, el viernes, de las dos hijas menores de los líderes del PSE y de la antigua Batasuna recibiendo un premio conjunto por su contribución «a la Paz y la Reconciliación», fue como una punzada en el corazón socialista de Mondragón. En la intimidad abierta de Twitter, Sandra soltó un «¡qué vergüenza!» como primera reacción, escueta y contundente a la noticia. Con la herida aún doliente por el asesinato, no hace tanto, de su padre, la mayor de los tres hijos Carrasco respondía a un amigo: «Pues sí, ya sabemos que había algunos intocables (para ETA). Pero da igual, ya han pagado otros con su vida y no les dan premios».
ABC ha consultado al entorno más próximo de la familia, muy reservada siempre ante los micrófonos. Una voz más que autorizada, que pide ser anónima, relata la desazón que provoca en los Carrasco las muestras de cercanía que desde hace meses propagan los Eguiguren-Romero con Otegi, para quien hasta su hija de trece años defendió su excarcelación. Se refieren a las continuas visitas a la cárcel de Logroño, un documental sobre las conversaciones secretas entre los dos políticos durante la negociación bajo el Gobierno de Zapatero y, por último, la fotografía de las niñas y «Rafi y Jesús» con otros líderes de Batasuna, como Jone Goirizelaia. «¿Cómo crees que se sentiría Isaías al ver esta escena? Se volvería a morir. Si vas (a ver a Otegi a prisión), y cada uno es muy libre de hacer lo que crea conveniente, al menos no lo publicites», relataba el viernes la voz contactada.
«No pretendo el aplauso»
Los «tuits» de la hija de Isaías Carrasco no pasan inadvertidos por el matrimonio Eguiguren, que lamenta y asegura «entender perfectamente» la reacción de Sandra. «Me duele porque les quiero y ante lo que han pasado me cuadro, y punto. A Sandra no le voy a contestar nunca, aunque siga a quien insulta a Jesús», asegura Romero. El presidente del PSE, muy cercano al núcleo de Isaías, reconoce que «el que te maten a tu padre no lo va a arreglar nadie», aunque defiende su gesto próximo a Otegi, con el que «trabajó» para «traer la paz a Euskal Herria». «Si participas en algo así no puedes pretender que todos te aplaudan». Y añade: «Las víctimas han de pasar su duelo, y lleva tiempo. Pero es que hay quien les alienta y no les deja pasarlo».
Las dos familias han hablado varias veces de este asunto. El comentario sobre que Otegi no habría «aprobado» el asesinato de Isaías –por estar ya pergeñando su «apuesta por las vías exclusivas de la política»– sentó especialmente mal entre los Carrasco. Pero el cariño sigue siendo mutuo, a pesar de todo, reconocen ambas partes. Porque la herida terrorista une como nada.
«Jesús ha sufrido muchísimo, él y su familia», recuerdan desde el ámbito de los Carrasco, que no olvidan la condición de protagonista directo de Eguiguren en la reciente historia política vasca, marcada a fuego por el horror terrorista. A él le han defendido cuando creían injustificadas las críticas. «Él lo ha hecho todo por convicción, pero no se explica que ahora vaya con los que nos han estado dando caña. Si Otegi está en la cárcel es porque tiene que estar. Tienen que darse cuenta de que sus actos nos duelen», concluyen.