ABC 22/11/16
· La vicepresidenta tendrá un despacho en la Delegación del Gobierno en Cataluña
Enric Millo, Soraya Sáenz de Santamaría, Llanos de Luna, Dolors Montserrat y Ada Colau, en el acto de ayer La vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia y para las Administraciones Públicas, Soraya Sáenz de Santamaría, quiso acudir ayer al mediodía a Barcelona a la toma de posesión de Enric Millo como nuevo delegado del Gobierno en Cataluña para demostrar, con palabras que anuncian gestos, una nueva etapa de «diálogo» entre Gobierno y Generalitat.
· Junqueras invita a Santamaría a un diálogo que «trascienda» el referéndum
El ejecutivo de Rajoy –impelido al diálogo a nivel nacional porque ya no gobierna con mayoría– quiere aplicar la misma receta para intentar buscar una salida al conflicto catalán, atascado en un proceso independentista con visos de viaje a ninguna parte. Diálogo… pero «con lealtad institucional», y en el marco de la Constitución, recalcó la vicepresidenta.
«El futuro se afronta no buscando en los demás el origen de los problemas sino tratando de hacerles partícipes de las soluciones», afirmó Sáenz Santamaría durante la toma de posesión de Millo, celebrada con lleno de autoridades en la sede de la Delegación del Gobierno. Entre el respetable, autoridades judiciales, militares, policiales, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, diputados de todos los partidos –excepto la CUP–, de la Mesa del Parlament –aunque no su presidenta– y, por parte del Gobierno de Puigdemont, su consejero Raül Romeva. Lo es de Relaciones Institucionales, pero también de Asuntos Exteriores. ¿Mensaje subliminal? Romeva no aplaudió los discursos de Santamaria y Millo.
La vicepresidenta del Gobierno se dirigió a Enric Millo, de quien dijo que será «pieza clave y crucial en el tiempo que se abre», para practicar el «diálogo» y la «lealtad institucional». «Tiene que ser los ojos, los oídos, la mano derecha y la mano izquierda del Gobierno del Estado en Cataluña para construir diálogo y entendimiento».
Reunión Rajoy-Puigdemont
Sáenz de Santamaría, que tuvo elogios para la antecesora de Millo, Llanos de Luna, señaló que la Delegación del Gobierno en Cataluña debe ser una «casa abierta a todos». Por parte del Gobierno anunció que «vendremos mucho» a Cataluña y «por temas fructíferos». De hecho, ayer mismo pidió que le habiliten un despacho para ella en la sede de la Delegación.
De entrada, está pendiente un nuevo encuentro entre Rajoy y Puigdemont y la propia vicepresidenta dijo la semana pasada que aceptaría «encantada» la invitación del vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, de mantener una reunión en Barcelona. Ayer mismo se supo que el republicano ha mandado ya una carta formal de invitación en la que le pide «mantener un diálogo fluido» que «trascienda» las conocidas discrepancias sobre el referéndum, básicamente sobre asuntos de contenido económico, competencial y de infraestructuras.
Ayer, sin embargo, no hubo apenas tiempo de nada. A primera hora de la tarde Santamaría estaba en Palma de Mallorca en la toma de posesión de Maria Salom como delegada del Gobierno allí. Millo también apeló al «diálogo» dentro de la legalidad en su discurso. Ofreció «mano tendida» a todos, a la Generalitat y a los ayuntamientos, en un momento en que la Delegación suma centenares de contenciosos con consistorios por asuntos como colgar esteladas.