- Santi para todos tenía tiempo y a todos atendía en sus cuitas. Tal era su valentía, popularidad y eficacia que los amigos de ETA no pudieron soportarlo, atacaron con fuego varias veces su comercio y seguro que algunos recordarán el «Gora ETA» pintado sobre el lomo de sus dos caballos en el verano del 2000
Hace unas semanas iba con tiempo camino de Llodio, dejando a un lado la autopista conduje lentamente por el puerto de Altube. Viendo alguno de los caseríos que hay cerca de la carretera, me vino a la cabeza Santi Abascal. Santi fue presidente del PP del Valle de Ayala hasta que dejó el partido poco tiempo después de aparecer Vox. Durante años –me había afiliado a Alianza Popular en 1983– aprendí de él lo mejor de la política. Visitaba sin prisa a los simpatizantes y afiliados, se interesaba por sus problemas y procuraba resolverlos, todo esto pensaba al pasar junto al caserío del puerto de Altube que habíamos visitado en varias ocasiones.
Mientras repasaba mentalmente aquellos ya lejanos años de incómodo compromiso político –el Valle de Ayala fue y es un feudo nacionalista y batasuno– los iba comparando con el modo de hacer política en la actualidad. Santi tenía un comercio de ropa en Amurrio a escasos treinta metros de la sede de AP, pese a ello, la tienda era una prolongación de la misma. Era un buen negocio, aunque muchos pasaban por allí no para comprar nada, sino para pedirle alguna gestión en la Diputación –Santi era procurador en las Juntas Generales de Álava–, otros para consultarle cualquier asunto y muchos más solo para pegar la hebra sobre el momento político. Santi para todos tenía tiempo y a todos atendía en sus cuitas. Tal era su valentía, popularidad y eficacia que los amigos de ETA no pudieron soportarlo, atacaron con fuego varias veces su comercio y seguro que algunos recordarán el «Gora ETA» pintado sobre el lomo de sus dos caballos en el verano del 2000, pero jamás se rindió.
Recordé también las reuniones casi clandestinas con afiliados en el restaurante ‘El Toboso’ de Respaldiza, o los encuentros en casa de Estanis en Los Olmos, de Fermín en Retes, con Felipe en Ayala, con Berna en Arceniega o con Jesús en Oquendo. Hice memoria de aquellos repartos de propaganda en los mercados de Llodio y Amurrio, la pegada nocturna de carteles –arrancados por los de siempre a las pocas horas–, las entrevistas en Radio LLodio o la gran celebración del día del Pilar en la sede de Amurrio, con partido de futbito, mitin en la sede y para terminar comida en el ‘Ruperto’.
Hoy todo esto será probablemente desechado por considerarse política viejuna, entrañable quizá, pero inútil. Hoy manda la política exprés, el argumentario obedientemente repetido como un mantra, la impostura de las redes sociales y la ocurrencia de treinta segundos para Instagram o TikTok. Hoy simpatizantes o afiliados apenas cuentan para los partidos. Quizá esta política falsaria y hueca de hoy resulte más efectiva electoralmente, pero, aunque resulte trasnochado, reivindico aquel modo de hacer política de Santi en la que jamás hubo sitio para la falsedad, la mentira o el insulto.
Para terminar, dejo un dato alejado de la nostalgia que trasluce el artículo de hoy. El Valle de Ayala está compuesto por cinco municipios, los he citado anteriormente: Llodio, Amurrio, Ayala, Arceniega y Oquendo. En los complicados años noventa llegamos a contar con once concejales, hoy sin ETA y sin Santi, el PP no tiene representación alguna en estos cinco ayuntamientos. Ahora que tanto se exaltan las virtudes –al menos para la cocina– de la proximidad y el kilómetro cero, quizá sea buen momento para reflexionar sobre si aquella vieja manera de hacer política, pegada al terreno, no debiera recuperarse. El hijo de Santi es hoy un político de primera, pero estoy seguro de que coincidirá conmigo si digo que su padre lo fue todavía mejor. Aunque ya no esté entre nosotros le dedico estas líneas y le doy las gracias por su ejemplo y, sobre todo, por su trabajo sostenido y valiente en defensa de España y la libertad.
- Carlos de Urquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco