- Ha dado la sensación de que toda la programación televisiva en estos diez días no difería sustancialmente de los programas frívolos que hablan de cotilleos
Desde su fallecimiento en ese castillo hasta el entierro final no hubo un solo fallo en el protocolo seguido para la ocasión. Los medios de comunicación españoles también han tenido esos diez días para poder ilustrarse sobre todo lo que se iba a ver, oír y leer por los ciudadanos que hubieran tenido interés en seguir el llamado acontecimiento del siglo.
Por algunos comentarios recibidos, ha dado la sensación de que toda la programación televisiva en estos diez días no difería sustancialmente de los programas frívolos que hablan de cotilleos, de famoseo y del corazón. Hemos escuchado hasta la saciedad la pregunta sobre si en el funeral de Estado en Londres se encontrarían el actual Rey, Felipe VI, con su padre, el anterior Rey, Juan Carlos I. ¿Los veremos juntos? ¿Se sentarán en sitios separados? Eran las preguntas que machaconamente repetían hasta la saciedad algunos reporteros y buena parte de los habituales tertulianos de radio y televisión.
Seguro que a la mayoría de los españoles nos importaba un rábano si iban juntos o separados padre e hijo. La realidad en la que vivimos es tan incierta en cuanto al futuro que da la sensación de que el mañana no existe. Esa impaciencia de algunos por despejar la duda del encuentro o desencuentro me recuerda a lo que afirmó recientemente la ministra de Justicia de nuestro Gobierno que, al parecer, en sus desplazamientos en el metro de Madrid, los viajeros cuando la veían le preguntaban por el Consejo General del Poder Judicial. Pero, ¿quién se monta en el metro pensando en la renovación o no de esa Institución?
- Las imágenes servidas por la BBC se encargaron de enseñarnos lo lógico: Rey Felipe VI, Reina Letizia, Rey Juan Carlos I y Reina Sofía, juntos y no sé si revueltos
La televisión sacó de dudas y se ocupó de desmentir a tanto experto en protocolo que decían que en la Abadía de Westminster ambos Reyes se sentarían en espacios diferentes. Las imágenes servidas por la BBC se encargaron de enseñarnos lo lógico: Rey Felipe VI, Reina Letizia, Rey Juan Carlos I y Reina Sofía, juntos -y no sé si revueltos-.
Ya se sabe. ¡Por fin salimos de dudas! La pregunta ahora es: ¿Y para qué querían saberlo? Se supone que el interés por despejar la incógnita sería para sacar conclusiones. Algunos pueden pensar que esas conclusiones ya estaban escritas. Si aparecían juntos, siempre se podría criticar a Felipe VI por blanquear al padre. Si hubieran aparecido separados, también se podría criticar a Felipe VI por sacrificar a su padre para no perjudicarse como Rey. Si no fuera para sacar conclusiones que perjudiquen el prestigio de la Monarquía parlamentaria, no se entiende el excesivo interés por la foto de padre e hijo, juntos o separados.
A ese interés, responde también el cotilleo sobre los nietos, Guillermo y Enrique, de la difunta Reina Isabel II. ¿Aparecerán juntos? ¿Hablarán entre ellos? ¿Se pueden ver sus respectivas esposas? Puro cotilleo para programas al estilo de Salsa Rosa, pero impropio de programas supuestamente serios.
Resulta imposible la existencia de 500 Jefes de Estado por la sencilla razón de que en el mundo solo cuenta con 194 o 195 Estados, según se reconozca a no a la República Árabe Saharahui Democrática
Los diez días de luto podían haber sido utilizados por algunos periodistas que, por televisión, nos informaban de la presencia en los funerales de Isabel II de 500 Jefes de Estado, junto a líderes mundiales de los cuatro continentes. Una breve ojeada a Wikipedia les hubiera evitado el bochorno de inventarse la existencia de algo más de 300 Estados imaginados solo en la ignorancia de quienes hablaban de esa desproporcionada cifra. Resulta imposible la existencia de 500 Jefes de Estado por la sencilla razón de que en el mundo solo cuenta con 194 o 195 Estados, según se reconozca a no a la República Árabe Saharahui Democrática.
Si en lugar de haber estado tan preocupados por la foto real, se hubieran dedicado a informarse sobre algo que tenían que comentar, los alumnos de ESO no hubieran tenido que sentirse avergonzados por la incultura de sus mayores.