- Miércoles, 5 mayo 2021
Se veía venir desde lejos. Los modernos arúspices habían acertado a leer correctamente las entrañas de las ocas, cuestión verdaderamente notable en un país y un tiempo en el que ni siquiera se aciertan a leer adecuadamente los periódicos. Los resultados han sido los que predecían las encuestas y también los que auguraban los sondeos a pie de urna. ¿Todas las encuestas? No, el CIS que guarrea José Félix Tezanos preveía 11 puntos de ventaja del PSOE frente al PP, cuando los populares sacaron al PSOE una ventaja de 25,5 puntos. Parece que era Tezanos quien hacía sus encuestas recluido en la taberna. ¡Qué memo y qué falta de respeto a la tradición! Fue en una taberna, Casa Labra, donde el tipógrafo Iglesias fundó el PSOE el 2 de mayo de 1879.
El recuento de los votos señaló una indiscutible ganadora: Isabel Díaz Ayuso. El gran perdedor no fue tanto el pobre Gabilondo, un hombre de paja obligado a llevar una campaña errática, como su mentor en Moncloa. Pedro Sánchez y su improbable gurú, Iván Redondo, que ya estaba muy sobrevalorado cuando asesoraba al PP en Euskadi, Extremadura y Cataluña. La decisión de hacer bajar a la arena a Sánchez para batirse el cobre con una dirigente regional como Ayuso fue un error mayúsculo, una estupidez. A pesar de la rectificación a media campaña, el Gobierno de España fue derrotado ayer por el de la Comunidad de Madrid. Hubo otro perdedor, claro: Pablo Manuel Iglesias Turrión, que se remangó para dar la batalla de Madrid y conseguir tan magro resultado. ¿Eso era todo?¿Bajar a la pelea para sacar tres escaños más que la delincuente Isa Serra? Hay otro ajuste de cuentas, el que se produce en el seno de la izquierda. Iglesias tiene que sentirse deprimido cuando piense que la mamá médico le ha sacado 14 escaños de ventaja. Esto también se lo tiene que pensar la cúpula del PSOE, a quien le pisa los talones Más Madrid. Los dos partidos que resultaron de la escisión de Podemos superan en nueve escaños la representación del sanchismo en la Asamblea de Vallecas. Esto se lo había augurado hace años Nicolás Redondo Terreros, cuando empezaron a detectarse las querencias populistas de Pedro Sánchez, ese monumental falsario: “Si jugamos a Podemos, gana Podemos”. Exacto el resultado.
Pedro Sánchez ha iniciado su declive que amenaza el Gobierno de España. Pagará en el viaje todas sus trapacerías y sus mentiras. En los meses próximos va a haber socialistas que se sientan emplazados a replantear ante Sánchez la misma batalla que ya plantearon y ganaron en 2016, cuando el Comité Federal del partido le obligó a dimitir. Aquel Comité ya no es el mismo. Tampoco el Partido Socialista es lo que era sin que diera motivos para el entusiasmo desde hace bastantes años.