Editorial-El Correo

  • La candidata demócrata a la Casa Blanca se impone con claridad a Trump en un debate que refuerza sus aspiraciones electorales

El cara a cara televisado entre Donald Trump y Kamala Harris se inclinó en la madrugada de ayer a favor de la segunda. Así lo destacan los sondeos de opinión en Estados Unidos y el parecer de analistas de todo el mundo. La candidata demócrata a la presidencia dio su segunda sorpresa desde que Joe Biden decidiera retirarse de la carrera electoral precisamente tras mostrarse incapaz de debatir en público con la solvencia requerida con su antecesor en la Casa Blanca. El Partido Demócrata, incluidos los posibles aspirantes a los comicios del 5 de noviembre, optó por evitar unas primarias que pudieran debilitarlo aún más fiándolo todo, con indisimulado escepticismo, a Harris. Pero en pocos días esta dio la sorpresa de ganar enteros en las encuestas antes y después de que en la convención de agosto en Chicago compartiera escenario con los principales referentes de su formación en las tres últimas décadas. La sorpresa del martes fue aún mayor cuando su figura entró en millones de hogares como la de una mujer capaz de poner en su sitio nada menos que a Trump.

Las dudas sobre la aptitud de Harris para liderar la todavía primera potencia global persistirán en algunos sectores por su inane actuación como vicepresidenta de Biden. Pero se impuso en todos los sentidos a su rival para las presidenciales hasta dar casi la vuelta a la imagen televisada de un Trump arrollador frente a un Biden balbuceante hace tan solo dos meses y medio. Por eso mismo ha de tenerse en cuenta que los dos meses que faltan para las elecciones son mucho tiempo. La mayor virtud que mostró el martes fue no cometer errores, mientras su contrincante incurrió en faltas inducidas por ella y otras debidas a la realidad paralela en la que se mueve.

Un único debate no marca tendencia, aunque tampoco resulte fácil imaginar acontecimientos y escenarios que permitan al expresidente remontar posiciones tras haber sido víctima en plena campaña de un intento de asesinato. Solo cabría pensar en acontecimientos y escenarios que reactivasen la polarización extrema que Kamala Harris trató de desactivar. Aunque las fracturas que, especialmente gracias al trumpismo, han cuarteado la convivencia en Estados Unidos son un terreno abonado para la insensatez. La moderación en el primer país del mundo, en su más importante democracia, es el verdadero resultado que espera también la inmensa mayoría de los españoles.