Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Una de las pocas cosas que dejó mal solucionada la Constitución es la organización territorial y competencial del Estado, la configuración de la España de las autonomías. Antes de que mejoren mi localidad dentro del espacio de la ‘fachosfera’, le diré que no propongo acabar con ellas. Solo acabar con el lío que se ha creado alrededor de ellas. Y no crea que me refiero a la proliferación de autoridades, a la multiplicación de ‘competentes’, al lío de las competencias y al despilfarro de las duplicidades. Eso es caro e ineficaz, es molesto y distorsionador, pero si queremos darnos el capricho, ¿qué hay de malo en ello?, que diría quien lo dijo.
El mapa de los competentes que sobrevuelan nuestras pobres y poco ilustradas cabezas de ciudadanos es tupido. Muy tupido. Por ejemplo, si usted vive en Bilbao tendrá que sostener a un alcalde y a 27 concejales en el Ayuntamiento; a una diputada general y 9 diputados forales en la Diputación; a 51 junteros en la Juntas Generales de Bizkaia; a un lehendakari y 11 consejeros en el Gobierno vasco; a un presidente del Gobierno central y 22 ministros; a 350 diputados en el Congreso; a 266 senadores en el Senado; a 27 comisarios europeos y a 705 europarlamentarios. Y si vive en cualquier otro municipio no se alegre, porque la cosa será parecida o peor en el suyo.
Eso es caro, pero fomenta mucho el empleo. ¿Es capaz de imaginar la pléyade de chóferes, secretario/as, adjunto/as, asesore/as que implica el reparto? Es caro, pero no es lo peor. Lo peor es que cada esfera administrativa crea a su alrededor su propio espacio de poder y el espíritu de supervivencia administrativa, que es una de las principales leyes de la naturaleza, comienza su incansable trabajo. Un trabajo que, como definió Groucho Marx, consiste básicamente en inmiscuirse en nuestras vidas, identificar problemas inexistentes, crear comisiones de trabajo para hacer diagnósticos falsos, buscar soluciones incorrectas y poner en marcha gabinetes de prensa tan plagados como inútiles, para convencernos de que ellos no tienen la culpa de que las cosas vayan realmente mal.
La patronal CEOE cuenta el número de páginas de los distintos boletines oficiales que nos abruman cada año y entre todos la cifra es muy bonita: en 2022 fueron 1.329.865 páginas. Puestas una encima de otra alcanzan los 135 metros de altura y una al lado de otra cubrirían el trayecto Bilbao-Madrid.
¿Le extraña que la seguridad jurídica sea en España uno de los grandes obstáculos para la inversión, cuyo bajo nivel perjudica a la productividad? La sentencia del Constitucional 104/2000 define la seguridad jurídica como «la suma de Certeza y Legalidad, Jerarquía y publicidad e interdicción de la arbitrariedad». ¿Conoce a alguien que sea capaz de leer, analizar, comprender y, sobre todo, cumplir 1.329.865 páginas al año de las cuestiones más diversas? No conoce, no. No lo hay.