LIBERTAD DIGITAL 12/01/17
PABLO PLANAS
· La inmersión lingüística o las campañas para boicotear a los comercios que atienden en español, ¿también son «tópicos malignos»?
Hay individuos dotados de un particular sentido de la observación, gente que las caza al vuelo, tipos vivos, rápidos, de visión angular, auténticas esponjas. Toni Martín Iglesias debe de ser uno de ellos, porque después de una investigación multidisciplinar (gastronomía, paisajes y atención al cliente), sesudos análisis e intensas cogitaciones ha llegado a la conclusión de que se siente «gilipollas» tras haber pasado seis días en la provincia de Gerona. El estupefaciente resultado de la estancia en Cataluña del señor Martín Iglesias no tendría mayor importancia si no fuera porque es un alto cargo del PP de Andalucía, y que un político admita que se siente gilipollas no pasa todos los días. La causa de tal conmoción es que se pensaba el buen hombre que en Gerona todo el mundo le hablaría en catalán y le tratarían a patadas por ser andaluz, pero sus temores han resultado infundados.
La gente es «muy amable» y «muy simpática», ha escrito Martín Iglesias en su Facebook; «desde el tío de la gasolinera, hasta la señora de la panadería, pasando por los vecinos de aquí al lado, o la de la tienda». Irrebatible pronunciamiento. En Cataluña, amigo Martín Iglesias, hay gente pa to, que dijo Rafael el Gallo al enterarse de que Ortega y Gasset era filósofo. Por otra parte, Gerona y sus alrededores no son Kabul ni Mosul ni un destino tan exótico que requiera de un carnet de vacunas. El paisanaje es, como en el resto de España, de su padre y de su madre, pero es difícil en seis días sacar conclusiones tan contundentes como las de Martín Iglesias, que aduce para solaz del separatismo haber sido víctima de «esos estereotipos, esos clichés que tan poco me han gustado siempre cuando los aludidos somos nosotros, los andaluces». Y remacha:
· Con esos tópicos malignos de unos y otros, y con la que está cayendo políticamente por aquí, tan sólo contribuimos a extender el odio y el rechazo. Y como yo, estando aquí, pienso que estoy en mi casa, debería haberme negado a prejuzgar a nadie porque sí.
Ni que decir tiene que Martín Iglesias se ha convertido en trending topic de los independentistas, que exhiben al político andaluz como al nuevo San Pablo sin que el aspirante a gerundense adoptivo se sienta «gilipollas» por servir de coartada a la inmersión lingüística, el adoctrinamiento infantil, la manipulación mediática, los ataques a las sedes de Ciudadanos, el PP y el PSC, las agresiones a los jóvenes de Sociedad Civil Catalana, a los partidarios de la selección, al presidente de Ciudadanos en Hospitalet, los pronunciamientos golpistas en el Parlamento, las multas a las tiendas por no rotular en catalán o las campañas para boicotear a los comercios que atienden en español. ¿O es que todo esto también son «tópicos malignos»?
En cuanto a los catalanes, debería considerar el intrépido turista la frase de Churchill cuando al ser preguntado por los franceses, así en general, lamentó decir que no podía contestar porque no los conocía a todos.