Santiago González, EL MUNDO, 17/9/11
Arnaldo Otegi explicaba a Julio Medem en La pelota vasca su visión pesimista del futuro de su pueblo: «Cuando (los jóvenes) en Lekeitio dejen de hablar su lengua para hablar inglés, (…) y todo el mundo esté, en vez de contemplando los montes, funcionando por Internet, este será un mundo tan aburrido, tan aburrido, que no valdrá la pena vivir en él».
Han pasado ocho años y varios procesos por la vida de Arnaldo Otegi Mondragón. El jueves, tras la filtración de la condena de diez años dictada contra él y Rafa Díez Usabiaga por la Audiencia Nacional en el caso Bateragune, Twitter recogió este gorgeo: «ArnaldoOtegi@ basqueprocess: Nobody leaves this way because we will win #bateragune».
En inglés y por Internet. La condena de Otegi y Usabiaga no parece una decisión jurídica adaptada a los tiempos que corren. Es obvio que Bateragune trataba de reconstruir la ilegalizada Batasuna y que los dos citados dirigentes pusieron un cierto empeño en ello. Pero es también bastante evidente, por ejemplo, que la severidad con que el tribunal presidido por Ángela Murillo ha juzgado los hechos tiene bien poco que ver con la tolerancia con que la propia justicia ayudó a Usabiaga a ganar tiempo libre para sus actividades políticas. Baste recordar el disparatado auto de Baltasar Garzón en que se excarcelaba al antiguo dirigente de LAB para que cuidase de su anciana madre. Los informes policiales son un acta de sus incumplimientos.
La cuestión no es si se dedicaron a actividades tipificadas en el Código Penal, sino el extraordinario relativismo que separa en ocasiones la Justicia de la realidad. Traten de leer las acusaciones contra este dúo de milicia mientras piensan que aquello de lo que se les acusa es hoy una deslumbrante realidad. La nueva organización que sustituye a la organización que iba a sustituir a Batasuna (Sortu) se llama Bildu y es hoy la fuerza que gobierna el territorio histórico de Gipuzkoa, la ciudad de San Sebastián y otros 122 municipios vascos y navarros. No parece muy lógico que se condene a los artífices de una estrategia bendecida por el Tribunal Constitucional y cuyos resultados electorales son para la propia justicia, irreprochablemente legales. No va desencaminado el tweet del bucólico Otegi al pedir «que nadie abandone este camino porque vamos a ganar». No creo que esta sentencia, tan a contrapelo, sea ratificada por el Tribunal Supremo.
Otegi ha modulado en estos años su discurso sobre la violencia, como ha hecho con Internet y el vicio de los jóvenes vascos por el inglés. Nada que se aparte de meras consideraciones tácticas, sobre lo mal que les vendría la vuelta de ETA a las andadas. Ninguna crítica a la carrera criminal de ETA, ningún pesar por el daño causado, ninguna exigencia a la banda de que se disuelva. ETA no ha anunciado su decisión de abandonar el terrorismo, pero casi todo el mundo se empeña en leer abandono de las armas donde dice tregua temporal y toma por trabajadores de la paz a quienes, no sólo no se han distanciado de esta historia de crímenes, sino que aspiran a cobrar un precio por considerarla definitivamente terminada.
Santiago González, EL MUNDO, 17/9/11