Arcadi Espada-El Mundo

Mi liberada:

Poco después de que Trump ganara las elecciones americanas el Times escribió en un editorial: «La islamofobia y la xenofobia son principios antiamericanos, pero ahora son la política americana». Hay personas de bien que piensan que esta frase podría traducirla así nuestra prensa. «La xenofobia es un principio anticatalanista, pero ahora es la política catalanista». La razón es que El Valido escribió unas letrillas xenófobas en algún inframundo digital. Destacó en 2008 este párrafo, basado en un librito muy mono de Folch i Torres que hacía hablar a los animales: «Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que salivan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su historia. Se pasean impermeables a cualquier cosa que represente el hecho catalán. Les da urticaria. Les rebota todo lo que no sea español y en castellano». Sobre la prístina fuente de este párrafo escribía con acierto Cristian Segura el otro día en El País: «De Salvador Sostres, Torra escribió en noviembre de 2009: ‘Coincido casi siempre con él. Diría más, pienso lo que pienso porque él ha escrito lo que ha escrito. Somos lo que hemos leído, escribió un día, y yo le leo’». En efecto. Sostres ha sido un hombre decisivo en el descaro formal xenófobo. Aunque sus imitadores casi nunca alcancen su talento, su gracia y su prudencia.

La hondura del párrafo me parece hilarante. Y también que el Valido vaya a ser investigado por la Fiscalía por un supuesto delito de odio. Pero, sobre todo, que la supuración suponga una novedad. ¡Un delito de odio y una novedad!, teniendo aquel artículo princeps de José Luis Carod-Rovira (escribo su nombre en castellano porque sé que le ofende y quiero ofenderle), escrito poco después del atentado de ETA en Vic, que se titulaba ¡ETA, fora de Catalunya! y que no se publicó en el inframundo sino en el diario Avui (31 de mayo 1991), con esta frase dirigida a los asesinos: «Ahora sólo me atrevo a pediros que, cuando queráis atentar contra España, os situéis, previamente, en el mapa». Donde lo más sucio y miserable es «me atrevo a pediros». Carod-Rovira llegó a ser consejero jefe en el gobierno que presidía Pasqual Maragall. A pesar de su artículo. La Fiscalía, que ahora estudia los palotes del Valido, no dijo nunca una palabra. Le faltaría el tipo.

O sea que el gran descubrimiento de la temporada es que sois xenófobos. Es impresionante. Como sabes, libe, llevo un diario diario y público desde hace 15 años. Sabes también que yo me tengo por mucho en general y por aún más en cosas concretas. La cosa concreta ahora es que fui el primero que os llamé xenófobos a la cara. Para escribirte con fundamento sobre la tradición de vuestra xenofobia no he querido irme ni al coronel Macià ni a los Badia de alcantarilla, ni siquiera al Pujol de los 60 o a su esposa de los 90. Basta con mi diario. La anotación del 10 de junio de 2005, por ejemplo. Hacía pocos días que habíamos dado a conocer el manifiesto fundacional de Ciudadanos. A Félix Ovejero y Ferran Toutain los entrevistaban en un programa de TV3. Mientras hablaban iban deslizándose por el zócalo los comentarios del pueblo soberano. Uno de ellos decía, con su grafía respetada: «Señor Ovejero, sólo le diré una cosa: NO SE PUEDE SER CATALÁN SIN HABLAR CATALÁN… y si hay sólo un 20% de catalanes que se consideran una nación es porque el resto son los castellanots que vinieron a Cataluña para españolizarla. Y usted los defiende. Para mí nunca serán catalanes ni usted tampoco». ¿Xenofòbia…?: Permetin! como habría dicho Eugeni Xammar, del que nuestro Valido publicó en su día una, digamos, biografía.

El 10 de junio de 2006 el diario Avui incluía una entrevista con Pasqual Maragall. El contexto era las posibilidades de que don José Montilla fuera el candidato socialista. O sea su sustituto. Y dijo entonces Maragall: «Para ser presidente de la Generalitat es importante donde has nacido». Pero todo lo que se haya dicho de Montilla, antes, durante y después lo tiene bien merecido. Aquí está mi anotación del 16 de septiembre de 2009, cuando ya era presidente y catalán de Iznájar: «Don José Montilla ha dicho que los inmigrantes tienen cabida, siempre que no saturen los servicios municipales y eso pueda comportar la pérdida de servicios para los ciudadanos de Cataluña. Desde luego es muy reveladora la distinción que hace don José Montilla entre inmigrantes y ciudadanos de Cataluña». En octubre de 2011 el que hablaba era el que fue considerado durante tantos años en Madrid emperador del seny: «[Lo que no puede ser] es que en otros lugares de España [Andalucía y Extremadura] con lo que damos de aportación conjunta del Estado reciban un PER para pasar la mañana o toda la jornada en el bar de su pueblo». Así hablaba el señor Duran Lleida. Y por eso hay que llamarlo Senyfobia.

Qué pena de cartas tan cortas y que hayamos de pasar con tanta rapidez por el último verano, el de 2017, cuando un Lupiáñez, socialista de Blanes, decía que la diferencia entre Cataluña y el resto de España era la misma que entre Dinamarca y el Magreb. Aquel verano de la xenofobia municipal, cuando la alcaldesa Colau coreaba Tourists go home. Aquel tórrido verano de muertos y coquetería cuando recogiendo los cadáveres de la Rambla, el consejero Joaquim Forn, por fin en la cárcel, «distinguió entre catalanes y españoles sin preguntarles a los muertos, apropiándoselos». La nota del 3 diciembre de 2017. La carta que te escribí sobre unas notas planianas, donde había alguna referencia a los charnegos, como en otras partes de sus obras. Y te decía: «La Gran [sic] Enciclopèdia Catalana da una definición de xarnego que debería llevarse a la ONU: ‘Persona de llengua castellana resident a Catalunya i no adaptada lingüísticament al seu nou país’, donde inadaptado y su nuevo país son joyitas engarzadas en mierda».

Qué iba a escribir el Valido con este diccionario general. Balidos. Mira, cuando escriba algo nuevo en la catalanesca senda, con algo nuevo le responderé. Mientras tanto ahí te va la última autocita, sin fecha de caducidad: «La fábula de un nacionalismo bueno y sano, en el que ellos creyeron. Nunca hubo ese nacionalismo. Desde el primer minuto fracturó la sociedad, sembró la división entre catalanes buenos y malos, instrumentalizó las instituciones, convirtió la lengua en lengua nacional, subvirtió la pluralidad y aceptó como natural un discurso supremacista, que yo prefiero llamar xenófobo, porque conozco su profundo y pútrido complejo de inferioridad».

Sigue ciega tu camino

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