Si fuera fácil

IGNACIO CAMACHO – ABC – 10/09/16

Ignacio Camacho
Ignacio Camacho

· Esta crisis no depende de cenáculos de poder, sino de las cerradas oligarquías de partido. De sus camarillas y aparatos.

Ese Madrid de la pomada de los enterados, que con tanta razón desdeña David Gistau, lleva semanas, por no decir meses, fabricando soluciones de salón a una crisis que no entiende. Nada raro en la atmósfera de una capital aficionada, como todas, a los conciliábulos, si no fuese porque esa clase de arbitrismos acaban tomando cuerpo en intoxicadas teorías de opinión pública que a su vez se transforman en estrategias de poder. No se ha cumplido ninguna en ocho meses, pero la máquina de conjeturas no se detiene con la pequeña evidencia de que jamás da en el clavo.

Y el periodismo tampoco se resigna a aceptar que ha llegado un momento en que sólo caben el análisis y la especulación porque saber, lo que se dice saber lo que va a pasar, no lo sabe nadie. Ni siquiera los actores de la función, que es lo grave.

Hay que acostumbrarse a este desconcierto. Esperar y ver. Todas las fórmulas proclamadas como inmediatas con solemnidad efímera han fracasado, una tras otra. Las de los 170 diputados, la del PNV salvador, la del borboneo real con un candidato de diseño, la del Comité Federal socialista entregado a la conjura revocatoria.

Es harto probable que se evapore también la del paso atrás de Rajoy, ya intentada y fallida en la pasada legislatura. Y a finales de mes se disipará, seguramente, la última cábala referida a la resaca de las elecciones gallegas y vascas. El sueño de Sánchez del pacto multipartito resistirá vivo mientras pueda prolongarlo con tanteos y prospecciones, y acaso sea por desgracia la hipótesis más verosímil tras la de la repetición electoral. Pero si al final también descarrila surgirán de inmediato otras presunciones y cabildeos. Si fuese por la industria del rumor no habría paro en España.

La terca realidad es que nuestra política está en manos de los partidos, o más bien de sus camarillas y aparatos, impermeables no ya a los casi inexistentes grupos de presión, sino a cualquier soplo de razón objetiva o de interés público. Y esos apretados círculos de poder funcionan con su propia lógica, que esencialmente es la de la cerrada supervivencia. Esa es la auténtica explicación del bloqueo, más precisa aún si se ciñe a la dimensión interna de un PSOE que tras el desplome zapaterista ha pasado de ser el gran estabilizador del sistema a convertirse en el tapón que obtura la evolución hacia el multipartidismo.

Todo lo que está pasando en estos meses tiene que ver con el agarrotamiento orgánico socialista, a su crisis de liderazgo y de modelo. Y eso no lo va a arreglar nadie desde fuera; incluso a corto plazo quizá tampoco desde dentro. Porque no es tan fácil como creen los brillantes componedores de la Corte. Todos esos chamanes de vocación, que suspiran con cierta melancolía oligárquica, aún no han comprendido cuáles son y cómo funcionan hoy las verdaderas oligarquías que dominan y estrangulan la estructura política del Estado.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 10/09/16