ARCADI ESPADA-El Mundo
EL VALIDO ha escrito en El Periódico un artículo que debe leerse. No comparto el interés que despertó la exhumación de sus antiguos comentarios sobre los españoles y otras bestezuelas. El Valido era entonces un agente de seguros que se daba al porno nacionalista los domingos por la tarde. Es humanísimo. Pero este artículo, escrito en el pleno uso de sus facultades institucionales, debe subrayarse, fijarse y no olvidarse. La razón principal es que es el artículo de un nazi. Yo soy refractario a la célebre ley de Godwin, que indica la caducidad de la razón cuando usa analogías con el nazismo. A mí la del nazismo me parece regida por las mismas exigencias de cualquier otra analogía. Entre otras razones porque la inmensa mayoría de analogías con el nazismo no incluyen a Auschwitz. Si uno dice que la política lingüística de los nacionalistas catalanes es la de los nazis no está diciendo que los nacionalistas catalanes estén preparando los hornos crematorios. Esta misma evidencia le permite al Valido hablar de fascistas refiriéndose al antinacionalismo catalán. Yo, por ejemplo a mano, soy uno de esos fascistas: un partidario de la unidad de España que no obligará al Valido a hablar en cristiano amenazándole con un chute de aceite de ricino.
El artículo citado no es episódicamente ni marginalmente nazi. Lo es estructuralmente. Como recordarán mis lectores, el Mein Kampf parte de la acusación falsa de que los judíos habían traicionado a la nación alemana en la Primera Guerra. Hitler creía que todos los crímenes judíos eran ciertos y que no se denunciaban lo suficiente. Por su parte el Valido describe una Cataluña amenazada por el fascismo. El grado de vileza se advierte a simple vista: la inmensa mayoría de ataques e intimidaciones los protagonizan desde hace años los compañeros políticos del Valido. E incluso sus propios hijos. Si las reacciones de nosotros, los fascistas, han aumentado, ha sido a consecuencia de la intolerable colonización previa del espacio público. Esas ridículas y ofensivas cruces amarillas, por ejemplo, que cualquier demócrata tiene el deber, también estético, de quitar de su camino. Pero lo sustancial del artículo no es la descripción, sino la llamada. La descripción es falsa, pero la llamada es real: el Valido llama a la acción y exige a su policía acciones preventivas, precoces, contra el fascismo; y a su pueblo, denuncias.
El momento en que coinciden en un mismo afán pasional policía y escuadrones es un grave momento civil. Este es, exactamente, el momento de Cataluña. De ahí que esta columna, dedicada a glosar la indigencia fáctica, moral y política del artículo del Valido, concluya también con una llamada. Aunque yo no me dirijo a los nazis, sino a los demócratas. En especial, a los idiotas.