- Ya nos equivocamos en 1977 cuando la ley de amnistía sacó de la cárcel a todos los etarras y miembros del Grapo que creímos antifranquistas
Oigo en algunas ocasiones –la última al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,- hablar de una izquierda no socialista. Ser no socialista no es una definición. Yo no soy hombre porque no sea una mujer ni soy blanco porque no soy negro. Cuando en el debate político se niega la condición de socialista a algunas izquierdas cabe preguntarse: ¿Si la izquierda no es socialista, qué es? Ya no mola ser comunista, ni marxista, ni leninista, ni eurocomunista, ni maoísta, ni anarquista. Si no son socialistas y no son comunistas, marxistas, leninistas, eurocomunistas, maoístas, anarquistas, bolivarianos, castristas, chavistas, entonces, ¿qué son?
Visto lo visto y la dificultad que tienen en definirse han decidido que el franquismo puede acudir en su ayuda. Saben que por su cuenta y riesgo no van ni a la esquina cada vez que tienen que enfrentar un proceso electoral y, por eso, han decidido que todos ellos son antifranquistas. Ahí caben todos. Su identidad es el antifranquismo. Necesitan elementos que les permita ser reconocidos como los enemigos de la dictadura franquista. Y, entonces, sí pueden ser compañeros de viaje de los socialistas. Ahí caben todos: los independentistas, de los nacionalistas y todo bicho viviente que se manifieste enemigo del franquismo. ¿Quién va a rechazar formar un bloque con todos aquellos que rechazan la dictadura?
Qué pretende la ley de Memoria
Solo hacía falta algo que permitiera alinear en el bloque antifranquista a los herederos de los asesinos y a algunos asesinos que cumplieron condena por su militancia en ETA y por los asesinatos que cometieron.
Y es cuando entra en juego la Ley de Memoria Democrática: los herederos de los asesinos etarras introducen una enmienda, aceptada por el Grupo Parlamentario socialista, en la llamada Ley de Memoria Democrática que dice que “El gobierno, en el plazo de un año, designará una comisión técnica que elabore un estudio sobre los supuestos de vulneración de derechos humanos a personas por su lucha por la consolidación de la democracia, los derechos fundamentales y los valores democráticos, entre la entrada en vigor de la Constitución de 1978 y el 31 de diciembre de 1983, que señale posibles vías de reconocimiento y reparación a las mismas”.
Hay que leer varias veces esta enmienda -que busca blanquear a los etarras para que los integrantes de la banda autores entren en el club antifranquista- para saber qué pretende conseguir exactamente.