LUIS VENTOSO-EL DEBATE
  • Hay muchos cargos y diputados del PSOE a los que desagrada el despropósito de la amnistía, pero no han mostrado un ápice de valor, conciencia y patriotismo

Estimados –o no tanto– José Luis, Fernando, Margarita… qué gran decepción, aunque ciertamente esperada. A la hora de la verdad, llegado un instante crítico en el que tocaba retratarse, os han dado igual los intereses de vuestro país y las bases de su sistema de derechos y libertades. Habéis antepuesto vuestros carguitos ministeriales, los coches oficiales y el paseo por las pasarelas mediáticas a la más elemental lealtad con España y su Constitución, a las que en teoría servís desde el poder.

Como tantos diputados socialistas que callan, estáis hartos de saber que la ley de amnistía que se va a aprobar este martes es un despropósito. Sois plenamente conscientes de que amnistiar a un prófugo golpista que está fugado en el extranjero supone una arbitrariedad inaceptable; y más cuando la ley que lo perdona se ha escrito al dictado del propio delincuente, que ha humillado así al Gobierno de España y a los españoles.
Sabéis de sobra, porque sois gente formada e inteligente, que esta chapuza bananera liquida la igualdad entre españoles. Sabéis que el único móvil de esta amnistía es comprar unos escaños separatistas para atornillar en el poder a un aventurero que perdió las elecciones y con el que habéis decidido encamaros hasta el final. Sabéis que supone una chifladura jurídica inventarse el concepto de terrorismo bueno y terrorismo malo. Sabéis que se va a perdonar a un traidor de manual, Puigdemont, que llegó al extremo de andar en tratos con la Rusia de Putin para que le ayudase a romper y desestabilizar España.
Pero calláis. Lo dais todo por bueno con vuestro silencio y aquiescencia. Ni una crítica, ni siquiera un mínimo pellizquito a lo Page. Preferís seguir formando parte de la secta y disfrutar de sus dádivas antes que asumir la verdad. Y la verdad es que trabajáis para un partido que ha perdido el norte y está traicionando a su país y a su Constitución.
Margarita, tienes 67 años y la vida resuelta, eres una insigne jurista y ostentas el honor de dirigir nuestras Fuerzas Armadas. ¿Qué te habría costado mostrar un poco de dignidad y plantarte contra esta descabellada amnistía? Fernando, tienes 61 años, en su día firmaste como juez el ingreso de Otegui en prisión. Combatiste a ETA en primera línea, poniendo en riesgo tu vida durante largos y difíciles años. ¿Qué te habría costado mostrar un poco de dignidad y plantarte contra el blanqueamiento del partido de ETA y la salida en tropel de unos asesinos a los que tú mismo perseguías con tenacidad y valor? José Luis, ibas de gran técnico de la economía, premio extraordinario de licenciatura, jefe de estudios del BBVA. Te ponías quisquilloso con el Gobierno de Rajoy desde la presidencia de la Airef y le reprochabas que su ajuste resultaba insuficiente. A tus 63 años estás forrado, no tienes inquietud económica alguna. ¿Qué te habría costado mostrar un poco de dignidad y plantarte contra los estrafalarios obsequios contables a Cataluña, que amenazan con convertir las finanzas del Estado en un puzle imposible de cuadrar?
Ilustres carreras a vuestras espaldas. Biografías ya hechas. Tranquilidad económica. Pero no habéis sido capaces de mostrar un ápice de cordura, valor y patriotismo cuando un ególatra sin principios está descoyuntando las cuadernas de la Constitución –y de la propia democracia– para atornillarse al poder tras haber perdido las elecciones.
Siento mucho decirlo de unos españoles de relieve, pero a la hora de la verdad no servís para nada. Habéis aceptado que España baile al dictado de un fugitivo solo por vuestras carteritas de ministros del PSOE.
Días atrás, una vecina de Bolaños, profesora y votante socialista, se encaró con él en una tienda de su barrio y le reprochó la infamia de la amnistía. Un día tendréis que apearos del coche oficial que tanto os gusta, porque todo se acaba, y en la calle no os van recibir precisamente con aplausos. Os habéis vendido por un platito de prebendas. Lo que diga Sánchez. Ese es ya vuestro único «sentido de Estado».