Irene González-Vozpópuli

  • Revestir de legalidad internacional con acuerdos bilaterales la ofensiva expansionista con pretensiones de expolio sobre España, objetivo de Rabat

Mientras el mundo político mediático se entretiene con la corrupción en este circo de obscenidades del Gobierno, las cosas realmente graves para España de hondo calado y largo alcance quedan ocultas en algún rincón digital sin que salgan en ninguna portada de televisión, incapaces de traspasar la nota de prensa superficial. Este jueves se celebra en Madrid, con toda la opacidad que caracteriza a los intervinientes y sin prensa, una Cumbre con Marruecos donde asistirá el presidente del Gobierno y los ministros socialistas donde ya todo está acordado, o mejor dicho impuesto. A esta Reunión de Alto Nivel (RAN), Marruecos llega con un único propósito, revestir de legalidad internacional con acuerdos bilaterales la ofensiva expansionista con pretensiones de expolio sobre España, todo con la rúbrica del PSOE, quien tiene un papel más espurio y de mayor alcance que el que tuvo Godoy en la invasión napoleónica.

No me cansaré de repetir que Marruecos es la cuestión fundamental para España en los próximos años junto a la inmigración. Es un vecino incansablemente hostil que nos amenaza de forma pública y notoria. La última vez ha sido con la advertencia a Feijóo que en caso de que gane las elecciones y no mantenga la misma política servil a los intereses de Marruecos, es decir, que el presidente del Gobierno de España se atreva a defender los intereses de España por encima de los intereses de un país extranjero, volverá a enviar a miles de inmigrantes. Pero aquí la caterva mediática política sigue llamando racistas a quienes denunciamos que las oleadas de inmigración son un arma política de nuestros enemigos contra la nación que pagamos el pueblo.

Diplomacia a pleno pulmón

El listado de exigencias de Marruecos en esta Cumbre tiene como principales pilares hacerse con el control aéreo total del Sáhara Occidental y avanzar en la concesión de la delimitación marítima de las aguas en el sur de Canarias. Marruecos tiene una diplomacia funcionando a pleno pulmón durante las últimas décadas y los hechos consumados son su gran apuesta. Primero coordina junto a España el control aéreo del Sáhara Occidental, que se efectúa desde Canarias, y ahora pretende que en un mero traspaso técnico en una “voluntad de cumplir protocolos internacionales aéreos” sean ellos los que lo hagan en solitario quedándose por tanto con el dominio del aire, lo que lleva necesariamente a exigir la consumación de un dominio terrestre y marítimo del Sáhara, la puerta para arrebatar a España toda pretensión sobre los volcanes del tesoro. El monte Tropic se calcula que tiene el 5% de las reservas mundiales de telurio junto a otras tierras raras y cobalto. Materiales clave en el desarrollo tecnológico del siglo XXI. Esa zona submarina forma parte de la misma placa geológica de las Islas Canarias. Unos montes formados por la erupción volcánica que formó “las afortunadas” y que dejaron una parte bajo el agua. Ésta es la base de la legítima pretensión española basada en cercanía y continuidad geológica. La pretensión de Marruecos sin el Sáhara Occidental carece de fundamento.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que actúa en cada cumbre y crisis como el mayordomo fiel de nuestros enemigos con ese talante afrancesado, ha declarado que esta cumbre es una gran oportunidad de profundizar en la agenda bilateral. Habrá que preguntarse cuál es la otra parte de ese supuesto bilateralismo, ya que carecemos de una agenda política internacional en beneficio de España desde 1973. Los políticos que se acercan al poder no buscan más que lucrarse personalmente y por el camino repartir al partido para mantenerse acosta de crear un plan de futuro sólido para España.

Marruecos, en su generosidad bilateral como buen aliado, nos ofrece a cambio de quedarse definitivamente con el Sáhara y el tesoro marítimo canario, una “seguridad jurídica para Canarias”. Es decir, que dejará que las Islas Canarias sigan siendo de España en la superficie, especialmente ahora que son la plataforma de llegada de centenares de miles de africanos a los que tenemos que mantener y son una bomba de relojería que debilita y destruye países. Mientras los marroquíes “se conforman” con quedarse sólo con el tesoro submarino sin necesidad de ocuparse de los problemas terrenales de las Islas Canarias y su población africana.

Sin que nadie hable de ello

Marruecos no necesita enviar barcos ni tanques contra España. La inmigración, el narcotráfico y el incentivo a periodistas y políticos en el poder a través de su poderoso lobby es suficiente para ejercer control absoluto sobre el destino de España sin que nadie hable de ello y sin que haya una resistencia. La ventaja de la democracia para Marruecos con políticos que desprecian el patriotismo es que sólo tiene que incentivar a alguno para que le entregue todo lo que quiera. La población no se levantará en armas en un dos de mayo porque todo será respaldado con acuerdos internacionales. Los liberales más preocupados del Estado de derecho que de la nación los acatarán serviles porque será “cumplimiento de legalidad internacional”. Es como si Godoy hubiese firmado un acuerdo y Daoiz y Velarde, en vez de sublevarse contra el francés,, le hubiesen puesto mantel y cama mientras detenían a Manuela Malasaña por no cumplir la legalidad de las instituciones.

Lo peor es que esto no es una política de Pedro Sánchez que acabará con su salida. Él es la marioneta que sigue de Presidente porque beneficia a los enemigos de España, la perfecta marioneta del globalismo es el perfecto siervo de Marruecos. Para Estados Unidos su aliado clave en el Atlántico es Marruecos y si para eso se condena a España no importa. No parece importar a uno solo de los gobernantes españoles, cómo le va a importar a Donald Trump, que también quiere algo del Monte Tropic.

La cuestión existencial ante esta disyuntiva es conseguir que España tenga una agenda internacional patriótica. Nos han invadido en varias ocasiones, nos atacado en otras muchas y a todos los ataques nuestros antepasados protestaron, se rebelaron y ganaron. Que en esta ocasión no actuamos como los siervos complacientes de nuestros enemigos.