Tras el posicionamiento de la líder de los socialistas andaluces, Susana Díaz, que le mostró todo su apoyo, y de numerosos dirigentes críticos, ayer salieron en defensa de Vara los tres presidentes díscolos que aún no se habían manifestado: Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón) y Ximo Puig (Comunidad Valenciana). Todos han defendido su derecho a la libertad de expresión, aunque ninguno ha apoyado abiertamente su propuesta de permitir que gobierne el PP con la abstención del PSOE.
García-Page llegó a sugerir ayer que Ferraz podría estar organizando «campañas de descrédito en las redes sociales» contra los barones, aunque puntualizó que no puede acusar a nadie. «¿Hay alguien que está utilizando las redes sociales de manera organizada para insultar o malmeter contra dirigentes políticos?», se preguntó.
El presidente castellano-manchego, además, advirtió a Sánchez que espera que «nadie esté intentando llegar a un acuerdo ni en A ni en B con los que quieren romper el país». De hacerlo, dijo, «estaría traicionando los valores del PSOE» y sus «principales señas de identidad».
Puig y Lambán respaldaron también a Susana Díaz en su postura de que el PSOE debe pasar a la oposición, en contra de la tesis defendida por Pedro Sánchez, que ha hecho llamamientos a Podemos y a Ciudadanos para que se levanten los vetos mutuos y se unan al PSOE en favor de «un Gobierno del cambio». Ximo Puig aseguró que el partido debe estar en la oposición no porque él lo quiera, sino porque es donde lo «han situado los ciudadanos».
Lambán, además, aseguró que coincide con Rubalcaba en que hoy hay un «clima asfixiante» en el PSOE: al debate «se está contraponiendo el insulto», denunció.
Los dos mandatarios críticos reclamaron asimismo al PP «un movimiento de verdad» para desbloquear la situación. El más claro fue Javier Lambán, que exigió a Rajoy que dé un paso atrás y renuncie a ser candidato, como ya hizo Susana Díaz.
En ese caso, según fuentes socialistas, el PSOE podría abstenerse para permitir que el PP siga en La Moncloa. Esa es la tesis que cada día con más fuerza defiende la secretaria general de los socialistas andaluces. Pero no sólo es bien vista por los críticos, también por personas próximas al secretario general del PSOE. Ayer, varios de ellos no descartaron en conversación con este diario que Pedro Sánchez podría defender esta alternativa en el Comité Federal que se celebrará tras las elecciones gallegas y vascas, probablemente el 1 de octubre. En el entorno inmediato del líder socialista, sin embargo, niegan que él lo baraje.
La dirección del PSOE está profundamente disgustada con los críticos por tratar de provocar «una tormenta interna» en plena campaña electoral en Galicia y el País Vasco. Y, además, el mismo día que se conoció la investigación a Rita Barberá. El secretario de Acción Política y ex lehendakari Patxi López pidió ayer un partido «fuerte, unido y sin fisuras»: «Con debate, sí; pero con unidad».