KEPA AULESTIA, EL CORREO 11/01/14
· El PNV ha abrazado la tesis de que su compañía es imprescindible para que la izquierda abertzale no experimente una involución.
La suspensión judicial de la movilización prevista para hoy por ‘Tantaz tanta’ y la convocatoria alternativa de una marcha silenciosa a la que se suma el PNV como «respuesta excepcional ante una situación excepcional» ha culminado una semana de despropósitos sin que tengamos garantía alguna de que la cosa no vaya a más en los próximos días. La foto de Durango, la subsiguiente diatriba sobre si aquello era tolerable, la accidentada detención de quienes al parecer se encargaban de ‘empaquetar’ la voluntad de los presos de ETA, y todo para acabar en un desenlace imprevisto: una manifestación sin precedentes en muchos años. A la espera de que el próximo lunes pasen a disposición judicial los detenidos en la ‘operación Jaque’ el momento obliga a plantearse si nos encontramos ante una cadena de reacciones compulsivas o ante el riesgo de que coincidan dos estrategias involutivas, la de los más irredentos de ETA y la de los más dolidos del PP.
Primera hipótesis. La anulación de la doctrina Parot y la consiguiente excarcelación de los presos que permanecían en prisión en virtud de la misma, seguida de su comparecencia en Durango el pasado sábado, generaron una contestación interna entre los ‘populares’ y un reproche de las víctimas del terrorismo que ha acabado obligando al Gobierno a mostrarse aun más inflexible que antes respecto a las demandas y a la actividad relacionada con los etarras reclusos.
Segunda hipótesis. Tal movimiento respondería además al deseo de frenar el llamado ‘proceso de paz’, defraudando de manera premeditada la ‘unilateralidad’ en la que se ha basado la toma de decisiones en ETA y en la izquierda abertzale para así lograr que la primera postergue su desarme y que la segunda no consiga liberarse del lastre que para sus intereses más terrenales representa la persistencia etarra.
Tercera hipótesis. Ello habría conformado una corriente o posición coincidente que integraría al ministerio del Interior y al Gobierno como tal, a las fuerzas de seguridad del Estado, a la Fiscalía y a algunos jueces de la Audiencia Nacional discrepantes respecto a otros de la misma instancia jurisdiccional. Hasta el punto de que el juez Ruz habría optado ayer por lavarse las manos remitiendo la convocatoria de ‘Tantaz tanta’ a un Velasco más resuelto.
Cuarta hipótesis. Las dos anteriores se basarían en la existencia en el seno del MLNV de un equilibrio todavía inestable, en la que los integrantes del ‘aparato de makos’, la comisión organizadora del acto de Durango y algunos exreclusos y presos representarían la postura más renuente a mantener la ‘unilateralidad’ y la calma frente al «inmovilismo y a las provocaciones» del Estado. Cobrando importancia incluso la conjetura de que la dirección de ETA no se encuentra ya en Francia sino en algunos despachos de Bilbao. Bastaría con abonar las razones de los más resistentes al desistimiento para lograr la parálisis del ‘proceso’.
Quinta hipótesis. La cosa resultaría tan preocupante que cuestionaría la irreversibilidad del «cese definitivo de actividades armadas» por parte de ETA o la reacción de alguna de sus facciones. Esta eventualidad comenzaría a asomar como argumento de conmiseración hacia una izquierda abertzale que ha venido justificando la lentitud del ‘proceso’ por la necesidad de que los pasos adelante se dieran por unanimidad para así conjurar cualquier ruptura en ETA.
No habría razones para alarmarse tanto, pero la presencia de Andoni Ortuzar en la rueda de prensa que ayer convocó a la manifestación del «elocuente silencio» de hoy demuestra que se ha abierto paso una sexta hipótesis. La hipótesis según la cual el PNV ve necesaria su presencia al lado de quienes hoy hubiesen secundado a ‘Tantaz tanta’ para impedir que se produzca la mencionada involución y, sobre todo, evitar el encastillamiento de la izquierda abertzale emplazando a los jeltzales a que se definan.
Hasta la foto del Carlton nos encontrábamos ante una sucesión concurrente de torpezas y resistencias, excesos y elusiones, criterios legales y de oportunidad, más que ante la presencia de una estrategia involucionista. Claro que se podría establecer el relato de una trama que vinculase el auto del juez Eloy Velasco con el rostro sonriente de la letrada Arantza Zulueta en el momento de su detención, y la ausencia de ‘Txikierdi’ en Durango con la impetuosidad con la que el ministerio de Interior tenía planeado dar cuenta de la ‘operación Jaque’.
Pero es necesario distinguir el desatino más obsesivo de la obstinación apologista, y las inercias de la mala fe. Los desdichados tropiezos de Fernández Díaz le han restado al Gobierno de Rajoy la solvencia que requeriría para establecer «una nueva política de Estado para la paz», aunque ésta no fuese exactamente la que ayer reclamaba Josu Erkoreka.
Por otra parte, a pesar de que la sociedad entera confía en que el final de ETA no tiene vuelta atrás, las apariciones de condenados por actos terroristas o su glorificación en nombre de los derechos de este pueblo continúan resultando hirientes para muchísimos ciudadanos, no necesariamente víctimas. El silencio de la manifestación de hoy puede resultar en ese sentido más confuso que elocuente.
KEPA AULESTIA, EL CORREO 11/01/14