Del Blog de Santiago González
Pues señor, viene a resultar que la Mesa del Turismo, que agrupa a los principales representantes del sector, ha pedido la dimisión del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, “el doctor Simón” como dice cada vez que se le presenta la ocasión, el doctor Sánchez, probablemente el español que mejor sabe valorar el título, porque conoce como muy poquita gente el esfuerzo que supone plagiar una tesis.
El doctor Simón ha dado su opinión sobre un asunto que tiene en un ay a todos los profesionales del turismo español y, por extensión, a todos los nacionales. Es ya de común conocimiento que varios países de la Unión han recomendado a sus ciudadanos no viajar a España o a algunas de sus regiones por los rebrotes, muy principalmente Aragón y Cataluña. Dichos países son: el Reino Unido, Francia, Bélgica, Noruega, Finlandia, Polonia y Alemania.
A don Simón le parece bien. El hombre ha manifestado que “Agradezco que los belgas decidan no recomendar venir a España. Es un problema que nos quitan, menos riesgo de importación de casos”. De manera análoga, la exigencia del Reino Unido a sus ciudadanos de someterse a una cuarentena después de sus viajes a España también le parece bien por la aminoración del riesgo. Él ya sabe que no es una buena noticia para el sector turístico que disminuyan los turistas. Quiero pensar que al chico de la moto no se le escapa que siendo el sector turístico el 13% del PIB español, unas pérdidas que los interesados estiman en 120.000 millones de euros hasta final de año, es una mala noticia no solo para el turismo sino para la economía española en su conjunto y para la economía de cada español en particular. El millón y medio de parados no van a ser solo camareros.
Pero lo primero es lo primero y lo importante es la salud. Si nos dieran a elegir la forma del óbito entre el coronavirus y la inanición, supongo que todos preferiríamos la que fuese más rápida y menos indolora. La Mesa del Turismo ha pedido la dimisión del doctor Simón Soria “por celebrar la ruina del sector”. Una vez salvada nuestra salud gracias a la gestión más admirable de la pandemia que imaginarse pueda, los problemas del turismo se diluirán en la cantidad de millones que la escucha activa del doctor Sánchez consiguió arrancar del corazón maternal de Angela Merkel.
No se fían de nosotros, quizá porque no hemos sabido organizar la propaganda. Sánchez se ha rodeado de gente de su nivel, empiecen a repasar la lista de los aplaudidores a ver cuántos encuentran que sean capaces de sacramentos. Algunos hay, pero imagino que lo disimulan todo lo que pueden. De rebajar a los votantes ya se encarga Tezanos. Hasta Rutte se conmovería y concluiría que la tropa de Sánchez no da mucho de sí cualitativamente hablando, pero que cuantitativamente no hay en toda Europa un Gobierno comparable.
No es la primera vez que la Mesa del Turismo pide la cabeza de un responsable público por estupidez manifiesta contra su sector. A mediados de mayo pidieron la dimisión del ministro de Consumo, Alberto Garzón por haber dicho que “el turismo es un sector de bajo valor añadido, estacional y precario”, con el nulo resultado que hemos podido percibir. Cuatro meses antes había dicho que “Cuba es el único país que tiene un modelo de consumo sostenible”. No hay quien dé más, salvo quizá la extraordinaria Irene Ceaucescu.
La ministra de Exteriores, Virgen Santa, ¿quién la viste? Y lo que es peor, ¿quién le amuebla la cabeza? debería llevar a sus homólogos de la UE las tontas coreografías de Redondo con los majaderos aplausos de los ministros al completo hacia la sabiduría del jefe, y la ovación cerrada de los diputados al presidente en el Congreso, aunque debo confesar que a mí me pareció extemporáneo y algo escaso. Allí faltaba recado, se echó de menos a algún cualificado portavoz (o portavoza) de la coalición de Gobierno, tipo Echenique o Adriana Lastra, parafraseando el grito de guerra con el que el delantero camerunés del Barça, Samuel Eto’o, saludó el triunfo de su equipo en la liga 2004-2005, con el partido de la oposición en el papel vocativo del Madrid: “Pp, cabrón, saluda al campeón”.