LUIS VENTOSO, ABC – 20/11/14
· España, el único país donde la izquierda ha decidido no defender a su nación.
Hollande puede ser un chisgarabís en política económica, o un picarón, que se fugaba en Vespa del Elíseo a solazarse en catre paralelo. Un político frívolo, elástico. Pero cuando procede, que es a menudo, el presidente socialista de Francia se cuadra con orgullo ante la bandera tricolor, rodeado de militares uniformados. Tampoco se le pasa por la cabeza comprometer los principios sobre los que descansa la República, o jugar al póquer con la unidad nacional.
Obama luce la bandera de Estados Unidos en un pin perenne en su solapa. Allí el patriotismo es como respirar, va en el cargo, seas demócrata o republicano. Hace dos domingos, Ed Miliband, el líder laborista inglés, rindió homenaje a los británicos caídos en la Primera Guerra Mundial, codo a codo con su Reina y el primer ministro conservador, en una ceremonia en el centro de Londres de una solemnidad y un respeto sobrecogedores. A Matteo Renzi su ideario de izquierdas no le impidió cortar en seco un amago de consulta separatista en el Véneto. Aplicó la ley en defensa del principio elemental de la unidad y a otra cosa. No se perdió en enjuagues federales, encajes, regalías, divagaciones emocionales. Y eso que la unificación de Italia data de anteayer, del XIX.
Pues bien, todo lo anterior es imposible hoy en España. El Partido Socialista y los medios que comparten su ideario han decidido que entre defender sin ambages la unidad amenazada de la nación o hacer oposición al partido de centro-derecha gobernante, lo primordial es lo segundo. Han descartado cerrar filas con el Partido Popular frente al desafío sedicioso de Mas. Imposible incurrir en el desdoro de coincidir en algo con el PP. La pequeña mezquindad partidista ha pesado más que la defensa de un bien superior que debería ser común: la defensa de los principios constitucionales democráticos, de la soberanía nacional, de la igualdad de todos los españoles ante la ley. El resultado de esta tristísima deriva es que el PSOE y sus medios afines, cuya teórica divisa es la solidaridad socialdemócrata, se han erigido en paladines de que se premie a quienes se alzan contra nuestras leyes, de que se les otorguen prebendas que los eleven sobre el común de los españoles.
Esta felonía, extremadamente nociva para España en una hora difícil, se explica también por la pervivencia en el subconsciente del PSOE poszapaterista de un ridículo cliché: el patriotismo español es cosa de Franco. Una forma de pensar que llevó en su día a Zapatero a confesar, con esa sinceridad tan propia de algunas mentes sencillas, que «España es un concepto discutible y discutido». Ningún aserto ha retratado mejor nuestro hándicap: a España le falla la pierna izquierda. Y no la izquierda ciudadana, pues los simpatizantes del PSOE afirman un CIS tras otro que no quieren más autonomismo. Pero ese punto de vista es suplantado por quienes intentan hacernos creer que las calles claman exigiendo federalismo de humo y concesiones a Mas.
Diálogo con el que desafía a la ley, reformas a la carta para premiarlo, inhibición en Cataluña de la justicia y desguace del Estado. La fórmula para asegurar la existencia de España. Bienvenidos al agua sin nitrógeno ni oxígeno.
LUIS VENTOSO, ABC – 20/11/14