Tonia Etxarri-EL Correo

  • Nadie, ni los más afines, le daban al PSOE tantos escaños como 122

Las urnas han contradicho a los sondeos electorales de forma considerable. Nadie, ni los más afines, le daban al PSOE tantos escaños como 122. Y nadie, ni los más contrarios, habían previsto que entre Feijóo y Abascal no iban a lograr la representación necesaria para gobernar. Es cierto que la lista más votada ha sido la de Feijó, pero con una mayoría insuficiente. Tanto que tendrá muchas dificultades para poder gobernar. Puede pedirle a Pedro Sánchez que facilite su investidura, como le propuso ante las cámaras de televisión, pero el ganador ya sabe la respuesta de antemano de su opositor. Se la avanzó Sánchez en aquel duelo televisivo.

No iba a facilitar la gobernabilidad al partido más votado porque, sencillamente, iba a ganar él. Ahí Sánchez se equivocó. Porque no ha ganado las elecciones. Pero, sin haber logrado ser el más votado, podrá ir rascando escaños entre la cuarta fuerza (que ha sido Sumar) y algunos de los socios de estos cinco años. Con una ERC muy debilitada, un PNV sobrepasado por Bildu BNG, entre otros. Por ejemplo, Junts, el partido de Puigdemont. Y todos empezarán a ponerle el precio de los referéndums independentistas que reivindican.

La clave está de nuevo en la actitud de esos aliados. El apoyo a Sánchez no le ha ido bien a ERC. Al PNV tampoco pero a Bildu, sí, hasta el punto de que le ha hecho el ‘sorpasso’ arrebatándole un escaño.

Feijóo había fijado sus expectativas en los 150 escaños y no lo ha logrado. Tendrá tiempo para analizar las causas de su amarga victoria pero, indudablemente, el millón y medio de votantes de Ciudadanos no ha ido en aluvión a votar al PP. Seguramente retraídos por los pactos del PP con el partido de Abascal.

La pérdida de escaños de Vox ha sido considerable, pero esa bolsa tampoco la ha recogido el PP. Se ha producido una movilización en la izquierda, con un voto oculto sin precedentes, impulsados por el miedo a Vox que esta vez sí ha funcionado.

Pedro Sánchez puede volver a ganar el Gobierno con la ayuda de populistas, comunistas y nacionalistas. Se puede colgar la medalla de haberse precipitado convocando elecciones en la fecha más desmovilizadora. Le ha salido bien. En Cataluña, el castigo al independentismo ha sido notable porque el Partido Socialista de Illa ha sido el preferido. Un trasvase de voto nacionalista hacia el PSC para mantener a Sánchez en la Moncloa y asegurarse que se podrán celebrar referéndums independentistas. Se daba por descontado que ERC iba a perder mucha fuerza pero, contra todo pronóstico también, los comunes de Ada Colau se han consolidado como la segunda fuerza.

En el País Vasco, el PNV no ha podido mantener sus seis escaños. Bildu le ha hecho el ‘sorpasso’ arrebatándole un diputado. Y los socialistas vascos, los más votados.

Feijóo se presentará como candidato a presidir el Gobierno. Pero sabe que fracasará en el Congreso. Que pase el siguiente: Pedro Sánchez.